El presidente del Gobierno español, Mariano Rajoy le exigió a Carles Puigdemont que aclare en un máximo de cinco días si declaró la independencia de Cataluña, antes de avanzar en la aplicación del artículo 155 de la Constitución, que llevaría a la intervención del autogobierno regional.
El presidente del gobierno español, Mariano Rajoy, le exigió hoy al líder catalán, Carles Puigdemont, que aclare oficialmente si declaró la independencia de Cataluña, lo que abre el camino a una eventual intervención de la autonomía de la región. En lo que podría considerarse un ultimátum, Rajoy le exigió a Puigdemont que aclare en cinco días como máximo si declaró la independencia, antes de avanzar en la aplicación de medidas extraordinarias contempladas en el artículo 155 de la Constitución.
En su requerimiento, el Gobierno español da hasta el 16 de octubre a las 10 de la mañana para que Puigdemont confirme si alguna autoridad o él mismo en el Parlamento regional declaró la independencia de forma unilateral, más allá de que la medida haya quedado suspendida, y fija un segundo plazo, hasta el jueves 19 de octubre, para que, en caso afirmativo, rectifique y evite la actuación del Estado.
De esta forma, se abre un paréntesis que contribuye a rebajar la tensión sin que ni el gobierno de Cataluña ni el gobierno de España hayan retrocedido en sus planteamientos de máxima.
Rajoy movió esta ficha ante el complejo e incierto escenario en el que quedó Cataluña tras la esperada comparecencia en el parlamento catalán de Puigdemont, quien ayer afirmó que tras el referéndum del 1 de octubre tenía mandato del pueblo para declarar la independencia, pero al mismo tiempo pidió una suspensión de la declaración para intentar abrir un cauce de diálogo y negociación para una «solución acordada».
El presidente regional, quien frenó una Declaración Unilateral de Independencia (DUI) pactada con sus socios anticapitalistas de la CUP, reclamó que los Ejecutivos de Barcelona y Madrid aborden «un diálogo sin condiciones», según subrayó en una entrevista que publicó hoy la cadena CNN, que fue realizada antes de conocerse la exigencia de Rajoy.
«Nosotros no hemos renunciado absolutamente a nada, hemos dado un tiempo muerto para explorar el diálogo; no es un paso atrás ni una renuncia», dijo por su parte el vocero del gobierno catalán, Jordi Turull.
«Si aplican el (artículo) 155 quiere decir que no quieren dialogar y quedará claro que hemos de ser consecuentes con nuestros compromisos», advirtió Turull refiriéndose a que avanzarán hacia la ruptura.
La mínima esperanza de que el mandatario accediera a la pretensión de los secesionistas de negociar sobre la autodeterminación no solo quedó sepultada con la activación del artículo 155 de la Carta Magna, sino con sus posteriores palabras en el Congreso de los Diputados, donde Rajoy afirmó que «no es posible aceptar, bajo la apariencia de diálogo, la imposición de puntos de vista que se hacen imposible aceptar».
«Tampoco puede negociarse sobre la soberanía del conjunto de España y la indivisibilidad de la nación española. Eso lo tiene que tener en cuanta los mediadores de buena voluntad que se han ofrecido», sostuvo Rajoy, rechazando dialogar sobre un referéndum de autodeterminación y en un marco de «desobediencia».
Horas antes el líder conservador compareció en el Palacio de La Moncloa, sede del Ejecutivo de Madrid, para anunciar la decisión que posiblemente marcará para siempre el futuro del país, que atraviesa su mayor crisis política e institucional desde la recuperación de la democracia.
«El Consejo de Ministros ha acordado requerir formalmente al Govern de la Generalitat (gobierno catalán) para que confirme si ha declarado la independencia de Cataluña al margen de la deliberada confusión creada sobre su entrada en vigor», explicó el presidente del gobierno.
Este requerimiento es «previo a cualquiera de las medidas que el gobierno puede adaptar al amparo del artículo 155 de nuestra Constitución», y que se hace de esta forma para «ofrecer a los ciudadanos la claridad y seguridad que requiere una cuestión de tanta importancia», precisó.
«En la respuesta que el presidente de la Generalitat dé a este requerimiento, ahí se marcará el futuro de los acontecimientos en los próximos días», advirtió Rajoy.
En ese sentido, volvió a situar la pelota del lado del líder secesionista, al que responsabiliza de la situación de gran incertidumbre en la que se encuentra sumida Cataluña, que está afrontando una fuga masiva de empresas y bancos, que pone en peligro su estabilidad económica.
«Si el señor Puigdemont manifiesta su voluntad de respetar la legalidad y restablecer la normalidad institucional, se pondrá fin a un periodo de inestabilidad, tensiones y quiebra de la convivencia», subrayó el Jefe del Ejecutivo.
«Es muy importante que el señor Puigdemont acierte en su respuesta», insistió después en el Parlamento.
Qué dice la Constitución
El artículo 155 de la Constitución dice que si una región no cumple con sus obligaciones o actúa gravemente contra el interés general de España, el Gobierno puede adoptar medidas «para su cumplimiento forzoso y para proteger el interés general».
La posibilidad de aplicar este mecanismo constitucional en el marco del conflicto catalán estuvo siempre rodeada de polémica, porque no se utilizó nunca en 40 años de democracia, y porque en el imaginario colectivo de los catalanes supondría un ataque a las instituciones de autogobierno «restituidas» tras la dictadura franquista.
El líder de Podemos, Pablo Iglesias, pidió a Rajoy que «por favor» no aplique el artículo 155 porque escalaría el conflicto, y que escuche al presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk, quien reclamó diálogo, mientras volvió a defender un referéndum pactado para Cataluña.
No obstante, el jefe del Ejecutivo español adoptó esta decisión ante la magnitud del desafío secesionista tras llegar a un consenso con el líder del opositor Partido Socialista (PSOE), Pedro Sánchez, y con el liberal Albert Rivera, del partido Ciudadanos.
Sánchez expresó su apoyo a Rajoy en la aplicación del 155, pero de forma «mesurada y proporcionada», a cambio del compromiso del líder del PP de abordar una reforma constitucional con el objetivo de modernizar el Estado autonómico, un paso que calificado de «histórico» por los socialistas.
Alineado con Rajoy, el líder del PSOE afirmó que «no se necesitan mediadores internacionales» y avisó a Puigdemont que sólo él «será el responsable de que España responda con los instrumentos que permite la Constitución española».
El otro aliado del presidente, el liberal Albert Rivera, de Ciudadanos, celebró que decidiera aplicar el artículo 155 para «frenar el golpe de los secesionistas» y reclamó, una vez más, que esas medidas se concreten en elecciones anticipadas en Cataluña.
El conflicto catalán entró en un callejón sin salida tras el referéndum del 1 de octubre, que se celebró bajo prohibición judicial y en medio de una violenta represión policial, que no impidió que 2,2 millones de catalanes, poco más del 40% del electorado, votaran de forma abrumadora a favor de independizarse de España.