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Una sucesión
de paros, movilizaciones, quita de colaboración y asambleas fueron parte
de la metodología que aplicó la Unión de Trabajadores Municipales (UTM)
en los poco más de cuatro meses de gestión del intendente de la
capital, Gustavo Sáenz.
El jefe comunal puso de relieve esa situación, tras la audiencia de
conciliación simple que no llegó a buen puerto con el sindicato que
lidera Pedro Serrudo.
Nos dijo que para llegar a un acuerdo tenía que anular el decreto
de cese de servicios de un gremialista a quien claramente se lo observa,
en una grabación, agrediendo a un vocal del Tribunal de Cuentas.
Además, requirió que deje sin efecto los sumarios administrativos de
aquellos que ese día irrumpieron en el Centro Cívico Municipal y en el
Tribunal de Cuentas, de manera patotera y mafiosa. Esas fueron las
condiciones del titular de la UTM para que retomemos el diálogo,
explicó Sáenz.
Y agregó: Creo que, si uno busca poner autoridad hacia afuera,
primero tiene que empezar dentro de la casa. No puedo permitir que
entren al municipio, golpeen a un funcionario, peguen a sus compañeros,
los insulten, rompan autos, paredes, elementos de trabajo y pretender
que no pasó nada. Se terminaron las prácticas mafiosas, extorsivas y de
apriete, por lo menos en mi gestión.
El jefe comunal espera que Serrudo se disculpe con los trabajadores
municipales, así como también con los vecinos y lamentó que el Gobierno
provincial no haya repudiado lo ocurrido ni se haya solidarizado con la
comuna.
Respeto al Gobernador de la Provincia, quien siempre me dijo que la
política se mide por gestos, pero hasta ahora no he visto ninguno de su
parte para con este intendente. No puedo decir lo mismo del Gobierno
nacional, que el pasado 5 de abril me envió un aporte del Tesoro
Nacional para diferentes obras que benefician a todos los salteños, pero
los pude percibir después del 20 porque nadie me avisó que había
llegado, subrayó Sáenz.
