El viernes el titular de la AFIP Leandro Cuccioli defendió la marcha de la recaudación y afirmó que no hay caída en los impuestos vinculados a la actividad. Definen encuentro con economistas.
Ricardo Caldarelli y Trevor Alleyne volverán a escuchar hoy la misma conclusión que vienen recogiendo en todas las reuniones con políticos y economistas opositores: el acuerdo firmado por la Argentina en septiembre del año pasado y que está vigente hasta diciembre de 2020 debe ser renegociado. La diferencia hoy será que el diagnóstico lo dará uno de los referentes económicos argentinos a los que desde el Fondo Monetario Internacional (FMI) más se respeta: Roberto Lavagna. El exministro de Economía, que mantiene directa e indirectamente contactos más que sólidos con la cúpula directiva del organismo financiero internacional, preparó durante toda la semana anterior el mensaje que hoy le dará a los responsables del caso argentino. Y el diagnóstico al que llegó es duro. Según su visión, este año ya habrá que utilizar parte del waiver acordado de hecho con el organismo de un 0,4% de déficit total, siempre que este coincida con los gastos sociales ya presupuestados por el Gobierno y por los planes de ayuda fiscal para inversiones en bienes de capital. Esto permitiría cerrar el 2019 electoral, y conseguir la firma de los técnicos del FMI para este ejercicio.
El problema será el 2020, cuando el acuerdo ya esté completo en los desembolsos de los u$s56.300 millones, pero Argentina tenga que volver a ejecutar un plan de ajuste que cumpla el déficit cero de manera puntillosa; pero que además obligue al Gobierno a avanzar en dos reformas estructurales como la laboral y la previsional y la reducción completa de las transferencias a las provincias. Esto dentro de un marco donde el próximo Gobierno no recibirá dinero desde el FMI, donde tendrá vencimientos de deuda similares a los de este año (algo más de u$s20.000 millones) y donde, según la visión de los técnicos que acompañan a Lavagna, la actividad económica no dará signos serios de recuperación y la situación social continuará en un nivel más que complicado. Esto derivaría, según la visión del exministro de Economía, en una necesidad de renegociación sin rompimiento, con el FMI.
Una novedad que aporta el círculo íntimo de Lavagna, es que el dato es compartido y hasta comprendido por los hombres del FMI. Insisten en una percepción que ya consignó Axel Kicillof cuando Cardarelli y Alleyne lo visitaron el jueves pasado en el Congreso: el FMI considera que el actual acuerdo se basa en la necesidad de una estabilización del tipo de cambio, y no en un proyecto de crecimiento y desarrollo de largo plazo.
El encuentro con Lavagna es además sólo uno de los que tendrán los enviados del FMI esta semana en Buenos Aires, antes de cerrar la misión y partir de regreso a Washington. Los visitantes se deben dos largas reuniones con el ministro de Hacienda Nicolás Dujovne y con el presidente del Banco Central Guido Sandleris; además de un encuentro con el ministro de Interior Rogelio Frigerio y una de cierre con el jefe de Gabinete Marcos Peña. También mantendrán entrevistas particulares (se supone que grupales) con varios economistas privados argentinos que están siendo reclutados desde el viernes de la semana pasada.
El viernes Cardarelli y Alleyne mantuvieron uno de los encuentros más importantes de esta misión: con el titular de la Administración Federal de Ingresos Públicos (AFIP) Leandro Cuccioli. Se sabe que la mayor preocupación desde Washington es conocer porqué la recaudación impositiva está creciendo entre 5 y 10 puntos (dependiendo del mes) por debajo de la inflación. Y, relacionado con este dato, cuánto de esta reducción es efecto de la caída de la actividad económica. Cuccioli tenía un dato tranquilizador para el dúo visitante: los impuestos relacionados al nivel de actividad no estarían atrasados. Sería el caso de IVA DGI y el tributo al cheque, que en los últimos meses se ubicarían en niveles similares a la inflación o incluso, en el caso del impuesto a los débitos y créditos bancarios, por encima del alza de precios. Cuccioli incluso desplegó ante los visitantes su plan de avance en la fiscalización electrónica del IVA, lo que reduciría aún más los niveles de evasión y sostendrían la recaudación del mayor tributo argentino.
Sí se reconoce cierta preocupación es en el caso de los aportes previsionales, donde hay una baja en relación a la inflación; efecto que se explicaría por la caída de la actividad. No lo mencionó Cuccioli, pero Cardarelli y Alleyne ya tienen el dato que el gobierno quiere avanzar en un blanqueo laboral y previsional que “salve” la recaudación en este rubro, al menos en el 2019.
Una vez terminada la misión, los visitantes volverán a Washington y, se descarta, avalarán los números que se revisaron en Buenos Aires. Luego, en marzo, el dinero por el primer desembolso del año por unos u$s10.700 millones, se liberaría sin problemas y el gobierno descansará hasta mayo, cuando el mismo dúo fiscalizador vuelva al país para el desembolso de junio. Será el último antes de las elecciones. Y la garantía que al menos hasta octubre no habrá alteraciones importantes en los mercados cambiario y monetario. Lo que suceda en el último trimestre del año y el próximo ejercicio será otra historia.
Fuente: Ámbito