Inteligencia artificial: por qué no hay que temerle y puede ser clave para crear nuevos trabajos


13 mayo, 2023


Maia Martínez, especialista en nuevas tecnologías, asegura que estamos en la carta revolución industrial y que se debe buscar la forma de adaptarse. Además, dice no estar de acuerdo con la idea de frenar su desarrollo.

La Inteligencia Artificial se presenta como la gran herramienta para el hombre en el siglo XXI. Pero al mismo tiempo hay advertencias globales sobre su «desarrollo autónomo«, que llegará a prescindir de la especie humana. ¿Cómo decidir el rumbo de la historia? ¿Estamos a tiempo para hacerlo?

«No somos obsoletos ante la IA» sostiene Maia Martínez. Con más de 10 años de experiencia en el desarrollo de negocios y nuevas tecnologías, es directora de Co.Education. Su mirada sobre el poder y el desafió de la Inteligencia Artificial es optimista. Conoce los reparos y los miedos que ha despertado recientemente -incluso en sus creadores y desarrollistas- pero para ella hay un primer paso fundamental: «No hay que tenerle miedo ni achicarse. Hay que encontrar la manera de adaptarse y agregarle valor a esa herramienta fantástica», dice.

¿Podrá un día la Inteligencia Artificial prescindir de la presencia del ser humano? (Foto: gentileza Chitkara).

¿Podrá un día la Inteligencia Artificial prescindir de la presencia del ser humano? (Foto: gentileza Chitkara).

La cuarta revolución industrial con un recurso extraordinario

«Siempre va a haber lugar para la mente humana«, sostiene Maia. Es gracias a nuestra capacidad que llegamos a tener esta opción increíble de lo que puede desarrollar la Inteligencia Artificial. Las máquinas aprenden a una velocidad inigualable y su evolución es constante. Sin embargo, en su opinión, lejos de ver a un enemigo o una amenaza, hay que encarar de manera adecuada su aprovechamiento y potencialidad.

«Tenemos una empatía con las cosas y los problemas, que la máquina no tiene», asegura. Esto nos da el valor agregado, dice, a la hora de echar mano de este adelanto fantástico. Por eso, no tiene dudas sobre la preeminencia que conservará el ser humano. «La evolución es sabia«, apunta Martínez.

¿Puede llegar a sobrar el ser humano?

Ese es el temor que repiten desde hace días los expertos en informática que ayudaron a desarrollar las IA, como Geoffrey Hinton, quien a los 75 años se alejó de Google. Trabajaba en una máquina para competir con el ChatGPT, de Open AI. Pero se alejó del proyecto, temeroso de que un día sean más capaces que nosotros, tomen sus propias decisiones y ya no podamos manejarlas, como tantas predicciones en la ciencia ficción. En el mismo sentido se pronunciaron científicos e intelectuales como el israelí Yuval Noah Harari, el pensador que plantea ese posible desenlace en «Homo Deus».

«No creo que eso vaya a suceder», dice Maia y argumenta que el ser humano debe ser quien lidere los adelantos, por lo que no es bueno tener miedo a la tecnología. «Nos adaptaremos como lo hemos hecho siempre«, asegura.

El gran desafío para gobiernos y empresas será entonces acompañar a las personas desplazadas, ayudarlas a adquirir nuevas tecnologías y garantizar la adecuación que quienes más dificultades puedan tener.

Sostiene, como ya sucede, que muchos empleos se perderán, pero los más repetitivos. Al adaptarnos a otras formas de trabajar y, sobre todo, al tener un tiempo diferente para nosotros, seremos capaces de generar nuevas formas de trabajo, de relación y de crear mayores adelantos y más riqueza. Para eso, la Inteligencia Artificial será un instrumento calificado.

La Inteligencia Artificial, la cuarta revolución industrial (Foto: A24.com).

La Inteligencia Artificial, la cuarta revolución industrial (Foto: A24.com).

Adelantos magníficos, que ya nadie recuerda

«El ser humano se adapta y sigue avanzando; las cosas, no«, desafía Maia, y revisa casos que todos conocemos. Cuando la computación y la informática se instalaron en nuestros bolsillos, hubo varios equipos que eran «imprescindibles». Hoy, con el paso del tiempo y una evolución asombrosa, nadie se acuerda de Messenger o Blackberry. En su apogeo, no poseerlos o manejarlos equivalía a ser casi un paria informático.

«Los cambios de la tecnología se van acelerando, pero siempre nos adaptamos y dejamos atrás cosas que creíamos indispensables sin darnos cuenta», comenta Maia Martínez.

La mente humana siempre se ha adaptado a los cambios y con la Inteligencia Artificial pasará lo mismo, dice Maia Martínez (Foto: A24.com).

La mente humana siempre se ha adaptado a los cambios y con la Inteligencia Artificial pasará lo mismo, dice Maia Martínez (Foto: A24.com).

¿Se puede controlar o frenar a la Inteligencia Artificial?

Es otro punto central en el debate del momento. Elon Musk ayudó a desarrollar Open AI. Luego dejó a la empresa que lanzó el ChatGPT y ya va por la cuarta evolución. Junto a 1.000 personas (pensadores, hombres de negocios y expertos en informática), le pidió al mundo detener por seis meses la evolución de las máquinas. El objetivo es asegurarse de que siempre haya un límite, un punto que no puedan vulnerar y decidir, por ejemplo, que la especie humana es un estorbo.

Aunque eso se cumpla -parece muy difícil- es más complejo todavía detener un consenso global y lograr que se respete. ¿Un programador podrá resistir a ver cómo progresa su «invento» de manera indefinida? ¿Personas y gobiernos autoritarios se limitarán y renunciarán a tener una Inteligencia Artificial que los haga «amos del mundo»?.

Maia Martínez entiende que ese tipo de «control» o limitación puede realizarse. E incluso, aunque no sea respetado totalmente, siempre será positivo. «Tendremos en qué apoyarnos, y siempre un poco es mejor que nada«, enfatiza.

Con una mirada práctica, conjetura que tampoco tiene demasiado sentido aventurarse en la posibilidad de una supremacía de las máquinas sobre el ser humano. «Si llegamos a ese punto, entonces ya no tendrá sentido preocuparse», dice acertadamente.

Maia Martínez mantiene su optimismo. La mente humana desarrolló a la Inteligencia Artificial y se adaptará para utilizarla en cosas que ni imaginamos. «No tengamos miedo», pide y usa una figura para afincar su postura: «Las máquinas nunca podrán ‘leer el aire’ como el ser humano«.

«No hay que tener miedo, nos adaptaremos y tendremos más tiempo para hacer más cosas brillantes«, asegura./A24

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