Incierto retorno a clases presenciales en Chile


26 febrero, 2021


Al menos 21 municipios, entre ellos Santiago, decidieron no regresar a las aulas.

A pesar de las vacunaciones, el gobierno de Piñera enfrentar nueva subida en los contagios de covid-19. La mayoría de los chilenos está de acuerdo con que abran las escuelas pero solo el 8% cree que debe haber clases presenciales. Enfrentamientos entre el ministro y los maestros.

Suena paradojal, pero la única certeza del inicio del año escolar en Chile es la incertidumbre. Aunque el Ministerio de Educación fijó el regreso a clases para el 1 de marzo, al menos 21 municipios de Chile decidieron no regresar a las clases presenciales, incluyendo Santiago, medida que aplica a todos los colegios y liceos públicos.

Al mismo tiempo en la Región Metropolitana (que concentra más de 7 millones de habitantes), uno de cada siete establecimientos sigue siendo utilizados como centros de vacunación para adultos mayores y profesores, los grupos prioritarios de este momento.

Por otro lado, los establecimientos privados se debaten entre extensiones de jornadas (que permitan a un mismo curso asistir la mitad en la mañana y la otra en la tarde), fijación de protocolos o adquisición de software para clase a distancia, en el probable escenario de un nuevo confinamiento. Encuestas como la CADEM, señala que el 69 por ciento de los chilenos está de acuerdo con que los colegios estén “abiertos” desde el 1 de marzo, pero apenas un 8 cree que debería haber clases presenciales.

Aunque los vacunados ya suman más de tres millones —debiendo ser inyectados con la segunda dosis un mes después— el proceso ha tenido sus inconvenientes, sobre todo por ciertos problemas de información. En un principio, todos los canales de comunicación consideraban a profesores, pero sin considerar explícitamente a auxiliares o bibliotecarios. Luego, en los propios centros de vacunación no había información suficiente porque la prioridad, comunicada insistentemente por el gobierno, eran las personas de la tercera edad, aunque el mismo gobierno había anunciado que los profesores podían asistir cuando quisieran, sin más detalles. Así mientras en Santiago Centro nadie disponía de información clarificada, en comunas como La Reina, el proceso era completamente fluido.

El ministro que trató de “flojos” a los profesores

Todo este proceso se ha visto empañado por las palabras del ministro de Economía, Lucas Palacios quien en una entrevista radial la semana pasada quien señaló que los profesores «buscan la manera de no trabajar y eso yo creo que es un caso de estudio. Personas que tienen una vocación por enseñar y lo único que quieren es no ir a clases». Si bien, aclaró posteriormente que se refería a los integrantes del Colegio de Profesores —quienes siempre han tenido conflicto con el gobierno— la frase generó molestia y un chiste que se repitió en redes sociales: el gobierno tuvo un año entero para implementar el retorno a clases, pero los flojos según ellos son los profesores.

Esta crisis comunicacional ocurrió al mismo tiempo que el presidente Sebastián Piñera intentaba mostrar un liderazgo que contrastó con el caso del malabarista asesinado por carabineros en Panguipulli —a pocos kilómetros de donde estaba de vacaciones— y donde el apoyo fue para la policía. Fuentes al interior de La Moneda confirman como el presidente chileno se comunicó con la defensora de la niñez Patricia Muñoz y la presidenta del colegio médico Izkia Siches, quien apareció reseñada en la revista Times como líder para el 2021 por la misma Michele Bachelet.

La idea era, además de escuchar las críticas a su gestión, establecer protocolos ante brotes de covid-19 en un colegio, recomponer puentes con los profesores y determinar el retorno a las clases físicas en los colegios que decidieron el formato a distancia. Además se sumaron otros actores en una conversación civilizada y participativa que tiene a Piñera entusiasmado ya que puede convertirse en su “legado” en este año de elecciones presidenciales.

El “legado” de Piñera

Es que la prioridad de Piñera, prácticamente desde los inicios de la pandemia, ha sido la llegada de vacunas, incluyendo gran cobertura mediática con transmisión en directo del aterrizaje de los aviones con los medicamentos, el optimismo con respecto al fin de la pandemia no logra permear a la población.

Con 26.700 muertos hoy en día y la casi inevitable oleada de contagios de vuelta a vacaciones, tal como sucedió en Europa, el panorama es complejo. El Ministerio de Salud reportó este jueves 4.181 nuevos casos, la cifra más alta del mes. El último informe ICOVID Chile, liderado por las universidades de Chile, Católica y de Concepción, destaca la alta carga de infecciones nuevas diarias que en todas las regiones del país corresponde a 10 casos por cada 100 mil habitantes, esperando que en marzo habrá una alta ocupación de camas críticas y contagios.

A este complejo panorama se suman dos hitos que han hecho al gobierno de Sebastián Piñera implementar un plan de seguridad especial: el día de la mujer (8 de marzo) y el día del joven combatiente (29). Este último, en conmemoración a la ejecución por parte de carabineros de militantes y profesionales durante la Dictadura de Pinochet, destacando el caso de los profesores Manuel Guerrero y José Miguel Parada quienes aparecieron degollados en 1985. Una fecha de alta sensibilidad en las poblaciones y que siempre termina en disturbios, muchas veces alentados por la propia policía que se instala desde temprano con lanza aguas y personal armado que, evidentemente provoca la molestia en sectores aún asociados a las luchas sociales como Villa Francia.

Fuente Página12

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