Heridas emocionales de la infancia que perduran en la adultez


25 marzo, 2021


El trauma infantil nos persigue en la edad adulta porque la verdad es que es una carga que llevaremos toda la vida y la debemos resolver.

Si sufrimos heridas emocionales de pequeños podemos arrastrarlas en la adultez. Por eso debemos estar muy pendientes de estas emociones para así limpiar nuestra mente y sentirnos mejor.

Son conocidas como lesiones emocionales de la infancia y en definitiva son parte de nuestra médula en los sentimientos en la edad adulta. Un buen ejemplo es compararla con una planta que está siendo maltratada mientras acaba de brotar: los efectos posteriores de estos abusos permanecerán en la planta, sus hojas y sus raíces, toda su vida.

¿Cómo aprenden los niños?

Es importante ser conscientes de revisar constantemente nuestras acciones hacia los niños. Recordar que los niños aprenden más al vernos hacer que al escuchar lo que les decimos. Se aprende del ejemplo más que de la palabra.

Todos sabemos que los niños no vienen con un manual, es cada día que desarrollamos nuestro estilo de crianza, nuestra capacidad de superar todos los obstáculos que encontramos en nuestro camino.

Aunque no existe un padre o madre perfecto puede convertirse en el mejor practicando sus habilidades de observación, mejora y cambio. Es por eso que necesitamos conocer las principales lesiones emocionales y traumáticas que pueden aparecer en la vida emocional de los niños.

1 Miedo al abandono se convierte en una prisión en el corazón

Este dolor emocional del pasado se origina cuando la madre o el cuidador no pueden o no responderán como una figura protectora de los temores del niño.

A menudo son niños que se quedan solos por largos períodos de tiempo o criados por otros, o simplemente hijos de padres que, por razones personales, no quieren responder adecuadamente a las demandas de compañía y atención requeridas por sus hijos.

Las personas que han experimentado experiencias de abandono en la infancia tienden a estar inseguras de sí mismas y a desarrollar dependencia emocional, basadas en el miedo a ser abandonadas nuevamente.

2 Violencia intrafamiliar será igual a un caos interno

Culturalmente nos han enseñado que cierta violencia contra los niños es aceptable (cachetadas, nalgadas fuertes). Sin embargo, muchos estudios han demostrado lo contrario. La violencia enseña a los niños a resolver sus conflictos a través de la violencia, a no manejar adecuadamente sus arrebatos de ira. Básicamente a resolver sus conflictos familiares «bajo la ley del más fuertes».

Estas heridas emocionales de la infancia se llevan a la edad adulta y afectan a la persona y su entorno: generando esposos abusivos.

3 El rechazo se convierte a un espejo triste

Algunos padres rechazan a sus hijos por una variedad de razones: nacen en un momento inapropiado, son producto del abandono, son exactamente como uno de los padres.

El rechazo constante de un niño creará en él un proceso de autorrechazo. Este dolor emocional del pasado saldrá a relucir en la edad adulta con la sensación de que nunca podremos hacer lo suficiente en la vida, en el trabajo, en los estudios o en las relaciones románticas. Estas personas preferirán permanecer solas y aisladas.

4 La injusticia será un alma impotente

Desde una edad muy temprana los niños tienen la capacidad de evaluar si una situación en la que están involucrados es justa o injusta. Se dan cuenta si reciben un trato desigual. Especialmente para aquellos que tienen muchos hijos: es un tema de suma importancia.

Al vivir en un ambiente que ha sido muy injusto el «yo» se deteriora lentamente, transmitiendo a los niños la idea de que no merecen la atención de los demás. Un adulto que ha sufrido esta lesión emocional puede volverse muy inseguro de sí mismo con una visión pesimista de la vida. Estas personas tendrán problemas para confiar en los demás y construir relaciones, pensarán inconscientemente que todos los están tratando mal.

5 Traición y promesas incumplidas: un mundo aterrador

A veces, como padres, hacemos grandes promesas, pero olvidamos, voluntariamente o no, cumplirlas. «Mañana, te llevaré a bailar, y si eres bueno te daré un juguete». El problema es que no cumplir las promesas crea un trauma emocional para el niño, enseñándole que el mundo y las personas que lo rodean no son confiables. Se convertirá en un adulto con personalidad insegura, celos temerosos y compulsivos.

6 Humillación es igual a un espíritu herido

Hoy más que nunca, observamos este fenómeno. Todos los días vemos niños que crecen en ambientes humillantes (el acoso es uno de ellos). Estos son niños que están constantemente sujetos a situaciones humillantes, burlas y descalificación. Ya sea en la escuela o en el hogar.

Crecen con una fuerte tendencia a la depresión y baja autoestima. Ciertamente, todos recordamos situaciones humillantes en la infancia, y solo lo recordamos para comprender cuánto puede ser grave este trauma emocional de la infancia. Una carga que acompañará toda la vida adulta.

7 El miedo a lo desconocido será un barco sin puerto

Muchos padres alientan a sus hijos a perder el miedo a la oscuridad, el agua o lugares desconocidos. Incluso subestiman sus miedos diciéndoles que no se asusten.

Los niños necesitan paciencia y la inmersión violenta en entornos desconocidos solo genera individuos desprevenidos que tienen miedo al cambio y se resisten a la diferencia.

Por lo tanto, como padres, debemos estar muy atentos a nuestro comportamiento y nuestras observaciones. Comprender que algo que no tiene valor para nosotros tiene mucho que ver con nuestro hijo y puede marcarlo toda su vida. La paciencia, la comprensión y el diálogo son cualidades que necesitamos desarrollar para nuestros hijos para ofrecerles una infancia de bienestar llena de confianza y amor.

Fuente: PSICO.MX

Imagen: Psic.rebeccaurias

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