Hablar en Público | la técnica de la regla de «tres»


9 mayo, 2023


En comunicación, tres es un número «mágico».

El arte de comunicar un mensaje es una virtud necesitada por oradores y cualquier persona que quiere transmitir ideas con eficacia y causando un impacto en el interlocutor.

Aunque su nombre evoque a la conocida fórmula matemática, en este caso se habla de una figura retórica o literaria que consiste en agrupar los elementos de tres en tres.

Existen muchas maneras de aplicarla y puede convertirse en la clave secreta para darle empaque a tu discurso, lograr una venta o contar los mejores chistes e historias entre tus amigos.

La regla de tres para hablar en público: ¿en qué consiste?

La regla de tres para hablar en público es explicada por Dave Linehan, autor del libro Bulletproof: The Official Guide to Public Speaking, como la presentación de ideas en tríos, debido a que resultan más interesantes, agradables y memorables para la audiencia.

Es difícil asignarle una autoría a esta técnica, ya que lleva empleándose desde la antigua Grecia; no por nada esta civilización se considera la cuna de la retórica. Implementar el método supone buenos resultados; prueba de ello es su aplicación en discursos políticos, tal como refiere una publicación de Atlantis Press.

Asimismo, tiene cabida en el relato de cuentos tradicionales, obras artísticas y todo tipo de creaciones humanas. Ya la Biblia habla de «Padre, hijo y Espíritu Santo», Rubens pintó a «las tres Gracias» y tres palabras definen el espíritu nacional de Francia: «libertad, igualdad, fraternidad».

En el día a día, es fácil encontrar muchos otros ejemplos relativos a la regla en cuestión: los tres colores del semáforo (rojo, amarillo y verde) y los tres tiempos verbales (pasado, presente y futuro); incluso, algunas de las películas y libros más conocidos vienen en formato de trilogía.

Es evidente que el tres posee alguna clase de magia que atrae y atrapa en cuanto al lenguaje escrito y hablado. Pero, ¿qué es lo que hace a este número tan especial? Existen varios motivos; a continuación, los detallamos.

El cerebro crea agrupaciones
El cerebro trabaja por jerarquía, lo que significa que agrupa elementos para manejar la información de una manera más eficiente. Así, no es lo mismo presentar una serie de datos desordenados que estructurar el discurso o la presentación con base en unas pocas ideas conectadas. Finalmente, el número mínimo de elementos para crear esa agrupación o patrón que tanto satisface al cerebro es tres.
Es un número cómodo para la memoria
A este respecto, no cualquier agrupación de elementos vale, ya que la memoria tiene una capacidad limitada. En específico, la memoria a corto plazo, esa que permite retener la información y mantenerla activa durante un corto periodo.

La misma es limitada tanto en tiempo como en la cantidad de información que sostiene. Y aunque se pensaba que dicho límite estaba aproximadamente en 7 elementos, estudios recientes como el divulgado por The Behavioral and brain sciences, sugieren que la cifra se acerca más a 4.
Pero, entonces, ¿por qué la regla de tres? Porque este es un número que resulta más cómodo al no acercarse tanto al límite.

Resulta más persuasivo
Cuando tratas de persuadir al interlocutor, de influir en su opinión o motivarle a tomar determinada acción, conviene ofrecerle varias razones. Y, en concreto, tres es el número clave para que el argumento suene convincente. Plantear menos motivos hace que el discurso quede pobre y escaso y pareciera que incentiva el escepticismo.
Da sensación de plenitud y rotundidad
En conclusión, las triadas generan la sensación de que el texto, la frase, la presentación o el argumento están completos. Usar tres elementos hace que la idea quede redonda, plena y resulte más satisfactoria. Puedes comprobarlo tú mismo en aquellos textos que leas o conferencias que escuches.

¿Cómo utilizar la regla de tres para hablar en público?
Esta sencilla técnica puede aplicarse en diferentes contextos: para lograr presentaciones más exitosas, generar ventas en un negocio o mejorar tu oratoria particular. La premisa es sencilla; al agrupar los elementos en triadas, incrementas el valor de tu comunicación. No obstante, para generar una mejor comprensión al respecto, toma nota de algunas ideas:
Si quieres promocionar un producto, resalta sus características con tres adjetivos. Por ejemplo: «bueno, bonito y barato».
Emplea tres frases al comunicar una idea completa. Por ejemplo: «Ayer fui a buscarle. Pensé que estaría en casa descansando. Me equivoqué».
¿Buscas informar de qué trata tu negocio, tu web o contenido en redes sociales? Comprime la información en tres frases concisas y ubícalas en un lugar visible.
Al crear un eslogan o lema, escoge tres palabras principales. Estas pueden ser sustantivos (como en el lema de la República Francesa) o verbos (come, bebe, disfruta).
Organiza tu discurso en tres etapas y haz lo mismo si estás redactando un texto. Esto se ve con claridad en las obras literarias que presentan introducción, nudo y desenlace.
Mantén como referencia las tres ideas centrales de tu argumento. Un ejemplo: si quieres convencer a tu pareja de por qué debéis ir de vacaciones a un lugar en específico, céntrate en tres razones principales.
Esta te ayudará a impactar en el público, contribuye a que recuerden tu mensaje, persuade y, en definitiva, logra una comunicación más efectiva.

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