Furia en la UCR porque Macri no los consulta y prefiere hablar con Massa


29 enero, 2016


En
la UCR sobra furia por la nula participación en las decisiones del
Gobierno, los pocos espacios de poder y el protagonismo de Sergio Massa,
convertido en un garante de la gobernabilidad, el lugar que imaginaban
tener los radicales.

Pero Macri hizo otras cuentas. Entendió que el tigrense puede
ayudarlo a bloquear la Cámara de Diputados y permitirle gobernar por
decreto, porque sin en el Frente Renovador al peronismo le será difícil
conseguir quórum propio.

Además, Massa garantiza la mayoría parlamentaria en la Legislatura
bonaerense, donde María Eugenia Vidal lo premió con la presidencia de la
Cámara de Diputados y cargos en los organismos de control.

A los radicales no les quedó nada y ni siquiera fueron atendidos por
Vidal cuando propusieron hacerse cargo del Ministerio de Salud
bonaerense.

En el Congreso las cosas están peores. El despido de 2035 empleados
del Senado descolocó a los pocos radicales de esa casa que empezaron el
año cerca de Capital Federal y se encontraron con menos gente en sus
despachos.

El más furioso fue el vicepresidente de la Cámara Juan Carlos Marino,
desconcertado porque no sabía como cuidar el trabajo de los
correligionarios. Intentó llamar Ángel Rozas, jefe del bloque radical,
pero no atendió porque estaba de vacaciones.

Ernesto Sanz, sin cargo pero aún con acceso a la Casa Rosada, debió
viajar de urgencia desde Mendoza para calmar a sus ex pares y a Gabriela
Michetti, amiga de su esposa. Lo logró a medias.

En Diputados las cosas no están mejores. Mario Negri se enojó porque
no pudo poner a ninguna dirección de la Cámara de Diputados, donde sólo
le concedieron la secretaría parlamentaria a Eugenio Inchausti.

Menos aún está enterado de las medidas de Gobierno o los proyectos
que enviarán al Congreso, como el paquete de leyes para enfrentar la
corrupción, algunos de ellos tomados de propuestas del Frente Renovador.

La excursión al Foro de Davos confirmó que si hay un cogobierno es el
de Sergio Massa: Macri lo presentó como líder opositor y no llevó a
ningún representante radical. 

La UCR tiene 40 diputados, uno menos que el PRO, que lo necesitará
cada vez que busque llegar a una mayoría. Pero quizá no sean tantas
veces si se entusiasma en gobernador por decreto.

La bronca se completa con la falta de cargos nacionales que
tiene la UCR. Sólo computan como propios al ministro de Defensa Julio
Martínez; y a José Cano, director del plan Belgrano Norte.

Al ministro de Agricultura Ricardo Buryaile no lo toman como propio,
porque su historia en la militancia es mínima y llegó al Gabinete por
gestión de Alfonso Prat Gay y su pasado en Confederaciones Rurales
Argentinas (CRA).

Oscar Aguad arribó al Ministerio de Telecomunicaciones por su amistad
con Macri y ya alejado de la UCR, donde rompió hace años su relación
con Ernesto Sanz y Gerardo Morales. Por eso nadie lo llamó y armó su
Ministerio a gusto y nombró a su yerno Rodrigo de Loredo como presidente de Arsat.

El ministerio de Defensa quedó como el único refugio radical. Por
gestión de Federico Storani, asumió como secretario de logística y
planificación Walter Ceballos, el puntano encargado de contar los votos
en la Convención radical que avaló la alianza con PRO. 

Como opositor, Massa puede decir que aportó tanto o más con figuras
como el secretario de Asuntos Políticos, Adrián Pérez; o el e
subsecretario de Coordinación de la Obra Pública Federal, Ricardo
Delgado. 

Pragmático, Macri sí habla seguido con los gobernadores Gerardo Morales (Jujuy) y Alfredo Cornejo (Mendoza), a quienes ayudó personalmente. Al primero en su pelea con Milagro Sala y al cuyano con aportes a la producción vitivinícola. 

El problema para los que quieren negociar es la falta de interlocutor
desde la renuncia de Ernesto Sanz, al partido y al Gabinete. Puede
aparecer, como hizo en el Senado, pero ya nadie le puede exigir.

Y no parece pisar fuerte al santafesino José Del Corral, titular del
partido desde diciembre. En la UCR dicen que sólo está interesado en
ocupar los cientos de cargos nacionales vacantes en Santa Fe.

Mauricio Macri ni siquiera se tomó tiempo para revisar los lugares vacíos que dejó en Santa Fe y en el resto de las provincias. Cuando lo haga, quizá pueda darle trabajo a más radicales descontentos. Que son muchos. 

Fuente: La Política Online

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