Hoy retornan a la escuela de manera cuidada más de 400 mil alumnas y alumnos. Que haya un error en la planificación y la falta de recursos, algunas de las preocupaciones.
Después de casi un año de haber estado las escuelas cerradas, hoy los estudiantes salteños vuelven a la presencialidad de forma «cuidada», lo que tampoco quiere decir que esta sea como era «antes» de la pandemia de la COVID-19. Los modelos de organización son tantos como cantidad de establecimientos existen en la provincia. A partir de un protocolo sanitario base, cada escuela decidió de acuerdo a su realidad: burbujas por días o semanas intercaladas son las opciones más elegidas.
Lo cierto es que los chicos por ahora van a tener la mitad (o menos de la mitad en muchos casos) de las clases presenciales que tendrían en la «normalidad». La virtualidad como se la conoció el año pasado tampoco va ser la misma, ya no habrá Zoom, Meet ni videollamadas por Whatsapp, sino que se subirán materiales a una plataforma o los alumnos llevarán cartillas impresas para trabajar en sus casas cuando les toque quedarse.
Especialistas en educación compartieron su mirada sobre la vuelta a las aulas en un contexto de pandemia, coincidiendo en la importancia de las clases presenciales para la formación de las chicas y chicos.
En un plano ideal, Silvia Álvarez, licenciada en Economía y docente salteña, planteó que «la vuelta debe ser cuidando la salud, con todos los protocolos, pero que las clases se den, que haya presencialidad». Y como lo ideal siempre dista de lo real, a pesar de un año trabajando con plataformas, observó que «la mayoría de las escuelas no tienen dispositivos ni están conectadas a internet, ni siquiera las más grandes del centro».
Para Álvarez trabajar en la «bimodalidad» como dijo el ministro Nicolás Trotta le parece «un poco difícil». Citó su mismo ejemplo: tiene 3 horas, únicamente los lunes, y casi 100 alumnos ingresantes en un terciario estatal. Debe organizar 10 burbujas de 9 estudiantes cada una. «El chico que va un lunes lo voy a volver a ver dentro de 3 meses, cuando le vuelva a tocar. El año pasado, si ese chico se podía conectar, tenía todas las clases por Classroom, ahora no, en la mayoría de los establecimientos no se contempla el uso de plataforma», comentó.
Aquí se desprende otra situación. La única manera de no trabajar «doble» con los chicos que quedaron en sus casas y que estos al mismo tiempo no pierdan contenidos sería que la profesora pudiera transmitir la clase desde una computadora de la institución a todas las burbujas en simultáneo. Pero eso en Salta es mucho pedir.
«La realidad más real va a ser la que se le presente al docente en el aula el lunes (por hoy). Ahí recién va a caer la escuela», señaló la secretaria general de la Universidad Católica de Salta. Por esto mismo, entiende que se va a tener que recurrir a la bimodalidad, pero por necesidad.
Consultada sobre qué se debería cambiar en el aula para que el aprendizaje sea eficiente, Álvarez señaló: «Hay que pensar en otras herramientas, estamos en otra época, en el aula y con clases de una hora o 40 minutos no se aprende todo lo que se necesita para moverse en el mundo de hoy, hay que cambiar la metodología y tienen que ampliarse los recursos. Quizás la COVID nos hizo entrar de lleno a la cuarta revolución industrial».
Para David Gutiérrez, profesor de Política Educacional de la Facultad de Humanidades de la Universidad Nacional de Salta, si bien la vuelta a las aulas es un hecho, «la presencialidad no va a ser eso que los padres están esperando, va a ser bimodal, va haber una parte virtual y la otra presencial, pero no todos los días». Se refirió a una de las característica de la vuelta, que es que el Ministerio de Educación de la Provincia dejó muchas de las responsabilidades a las instituciones, que se encargan de los distintos ordenamientos que habrá a partir de hoy, e hizo una salvedad entre las públicas y privadas: «Mal que nos pese las privadas tienen un manejo de recursos, cuestiones edilicias, de contratación de personal que le permiten hacer frente a estas nuevas realidades de presencialidad. Las escuelas públicas son muy burocráticas y además son altamente masivas, por lo tanto, el tema de las burbujas de hasta 15 alumnos y el distanciamiento de 1,5 metros no se va a poder concretar. Habrá que ver qué pasa».
En lo particular, Gutiérrez prefiere la presencialidad, más allá de que en la virtualidad hay más acceso a los materiales de estudio. «En la virtualidad hay mucha gente que se quedó afuera y si el objetivo es evitar el desgranamiento y la deserción tiene que ser presencial. Si bien se dieron todas las posibilidades no te podés conectar una vez que te desconectaste, es difícil, por eso el estudiante que no se conectó perdió un año», manifestó.
El docente añadió que el uso obligatorio de las nuevas tecnologías va ser moneda corriente, no algo optativo, ya que lo virtual llegó para quedarse. Respecto al planteo del teletrabajo, de que no hay tiempo ni espacio, el profesor de la UNSa consideró que «la situación se va seguir dando y los sectores de los trabajadores tendrían que discutir cómo mantener ciertos límites».
Al educador salteño le preocupa la brecha digital, algo vital que indicó lo puede resolver el Estado con políticas educativas bien pensadas, como un segundo Plan Conectar Igualdad por ejemplo, claro, que incluya el piso tecnológico.
Por su parte, el exrector de la Universidad Católica de Salta, Patricio Colombo Murúa, remarcó el «error» del año pasado de cerrar las escuelas. «En todos los países del mundo no se ha hecho así, la escuela en general no se cierra, salvo por períodos muy cortos que tienen que ver con una cuarentena, pero no todo el año», dijo, haciendo referencia a la mínima posibilidad de contagio según las evidencias.
Consideró que mantener un receso escolar por la pandemia durante otro año es «inadmisible» debido a que el país tiene problemas graves previos a la pandemia: el 50% de los chicos que cursan el nivel medio no se recibe, abandonan la escuela, y el panorama se puede agravar.
¿Qué futuro nos espera si seguimos con esta poca preocupación por la educación?, se preguntó Colombo Murúa, anhelando que Salta esté lo suficientemente organizada para la vuelta «cuidada».
Fuente: EL TRIBUNO