El Gobierno nacional habría desplazado de sus cargos al embajador argentino en España, Roberto Bosch, y el cónsul en Nueva York, Pablo Piñero Aramburu, según indicaron fuentes de Casa Rosada a A24.com. Uno de los diplomáticos había sido designado durante la administración de Alberto Fernández y hasta el momento permanecía en el cargo por decisión de la ex canciller Diana Mondino.
El gobierno de Javier Milei continúa realizando cambios en el sector diplomático luego de la asunción del flamante canciller Gerardo Werthein
Bosch había asumido como número dos en la sede diplomática en España mientras Ricardo Alfonsín representaba al país en el gobierno anterior y, luego de años, logró el cargo de embajador con Diana Mondino. En tanto, Piñero Aramburu fue designado cónsul en febrero de este año.
Nuevo cónsul argentino en Nueva York
Según confirmaron luego fuentes oficiales, el nuevo cónsul en Nueva York será Gerardo Díaz Bartolomé, diplomático de carrera, traductor público de la Universidad de La Plata y licenciado en Relaciones Internacionales.
Díaz Bartomolé fue también miembro del Servicio Exterior de la Nación, Jefe de Cancillería en la Embajada de Argentina en los Estados Unidos de América, y antes se desempeñó como Jefe de Asuntos Políticos.
Fue responsable de cuestiones multilaterales en la Subsecretaría de Malvinas, Georgias del Sur y Sandwich del Sur y Espacios Marítimos Circundantes y Delegado argentino ante la Comisión Política Especial y de Descolonización (Cuarta Comisión) de la Asamblea General de las Naciones Unidas en la Misión Permanente Argentina ante las Naciones Unidas.
Cambios en Cancillería: desplazan al embajador de España
La decisión se da poco después de que asuma el nuevo canciller, Gerardo Werthein, quien reemplazó a Diana Mondino, luego de una votación en contra de bloqueo económico a Cuba en una Asamblea ONU.
Poco después de asumir a cargo del ministerio de Relaciones Exteriores, Werthein -quien era antes embajador en Estados Unidos- indicó que daría inicio a un plan para reducir los gastos diplomáticos que incluía el cierre de todas aquellas embajadas y consulados ubicados en los países con los que el Estado no tenga un fuerte vínculo comercial.
En su lugar, el Gobierno dejaría en esos sitios Agencias Nacionales, que servirán como organismo delegado de la Argentina, que continuarán con todas las tareas necesarias (trámites y asistencia a ciudadanos que se encuentren allí), pero con menos personal y financiamiento.