Detectan micrófonos en dos despachos de funcionarios


6 marzo, 2016


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Vinieron cuatro (de la Metropolitana) con varios aparatos, revisaron muebles, cuadros y hasta las cortinas.
También trabajaron sobre los teléfonos y las computadoras. Encontraron
fallas en la seguridad y me recomendaron que lo haga cada tres meses”,
cuenta un funcionario con rango de secretario de Estado que se
acostumbró a escuchar música en su despacho para combatir a los espías. El temor no es nuevo. El espionaje político no reconoce banderas partidarias y trasciende a todos los gobiernos.
Pese a las reformas de la ex SIDE, y el fin de la “era Stiuso”, el
recambio de gobierno trajo una nueva “psicosis” por el espionaje. Algo
similar había ocurrido con la llegada del kirchnerismo. La
particularidad de esta nueva transición es la desconfianza en las
fuerzas de seguridad nacionales para la “limpieza” de los despachos
oficiales. La mayoría de los operativos quedaron a cargo de la Policía
Metropolitana.

La primera señal de alarma se registró los primeros días de
diciembre, en el despacho de la titular de Aerolíneas Argentinas, Isela
Costantini, donde un operativo dio positivo de una serie de
artefactos utilizados para escuchar. El hallazgo, confirmado por fuentes
oficiales, no se había informado hasta ahora. “Recalde también debe haber sido víctima de todo esto”, minimizaron en el Ministerio que conduce Guillermo Dietrich, que hasta ahora no mandó a registrar su propia oficina.

Hasta diciembre, la limpieza de los despachos estaba a cargo de la Policía Federal y de la Gendarmería.
Ambas fuerzas cuentan con la tecnología necesaria para detectar
micrófonos. “Hacían una búsqueda manual (con un aparato que suena si
detectan algo) y tenían una computadora y otras máquinas”, cuenta un ex
funcionario con funciones en el área de Seguridad. Ese lugar lo ocupó
ahora la Metropolitana. “Es lógico que hayan cambiado, porque confían
más en la Policía que ellos mismos crearon”, advierte un experto en el
área de comunicaciones.

La Policía porteña registró en estos tres meses al menos 30 despachos
de funcionarios nacionales, provinciales, de la Ciudad, y hasta de
legisladores oficialistas, pudo saber Clarín. En la Metropolitana se
negaron a dar detalles de los operativos, aunque trascendió que hubo
otro caso positivo en las oficinas del jefe de la Armada, donde se
encontraron seis micrófonos.

En la Casa Rosada los operativos son periódicos, pero están a cargo de la Casa Militar. Se registran los despachos del presidente Mauricio Macri,
del secretario general de la Presidencia Fernando De Andreis y del jefe
de Gabinete Marcos Peña. Hasta ahora nunca se encontró nada. El
ministro del Interior Rogelio Frigerio hasta el momento no registró el
despacho que heredó de Florencio Randazzo, pero lo hará en los próximos
días.

Otros funcionarios de menor rango apelan a empresas privadas que se dedican a contrarrestar el espionaje.
La “limpieza” de un solo despacho puede costar hasta 4000 mil dólares.
“En un país donde se gestionó la política con la Side durante diez años
no limpiar la oficina es de amateur”, advierte un funcionario que
recibió un área sensible.

Pese a los intentos por reformar el área de las escuchas oficiales
(pasó a la Procuración y ahora a la Cámara Federal), en la Justicia
todavía hay varias denuncias abiertas. Jaime Stiuso afronta un caso en
el juzgado de Luis Rodríguez conocido como “Dark Star” donde aparecen
afectados políticos, periodistas y varios famosos, aunque la “víctima”
final era Fernando Pocino, su rival en los últimos años. Y el juez
Sebastián Casanello, el mismo que sobreseyó a Macri por las escuchas
ilegales, tiene a su cargo una denuncia de Laura Alonso y Patricia
Bullrich. En ese expediente, ya declaró, como testigo, el operador
judicial Javier Fernández.

La batalla contra el espionaje es diaria. Muchos funcionarios se
volvieron adictos al Telegram, más seguro que WhatsApp, aunque no es
infalible. Los más sofisticados ya dieron un salto tecnológico. La
gobernadora Maria Eugenia Vidal están en ese lote.

Fuente: Clarín

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