El artista mexicano dialogó con Teleshow en la víspera de lo que será su homenaje a Sandro. «Veo en él mis mismos dramas, acaso. Y con una herida mortal: la del cantante», dice
Romances vertiginosos, casamientos frustrados, escándalos mediáticos. Desde que se hiciera un nombre en el mundo de la música (su apellido ya era famoso) con el hit Azul, Cristian Castro siempre acaparó la atención de los medios. Sin embargo, logra que su talento se mantenga intacto cada vez que sube a un escenario para hacer delirar a sus fans.
Dueño de una voz única que hace pocas semanas hizo emocionar a Mirtha Legrand cuando en su programa interpretó Penumbras, de Sandro. Y a Cristian lo espera ahora un gran desafío que tendrá lugar durante tres noches (27, 28 y 29 de octubre, en el Hilton), donde rendirá su tributo a El Gitano. Para él, será una experiencia inolvidable. Y para el público que lo escuchará, una delicia.
—¿Cómo te encontrás a días de ese esperado homenaje a Sandro?
—Estoy con una emoción tan grande… porque son canciones emocionantes de verdad, y se parecen a las que canto yo: en muchos momentos siento que estoy cantando mis propias canciones. Veo una temática muy sexy, alegre, dramática. Ese gitano que hay ahí también muy gallardo, muy lindo. Me gusta todo el color que veo: la orquesta quedó muy bonita, los metales, las cuerdas.
—¿Qué creés que diría Sandro si viera este tributo?
—Creo que le gustaría mucho, muchísimo. Está hecho con un corazón tremendo: estoy entregando todo a cada palabra. Trato de que sea lo que Sandro hubiese querido, con alguien que se esforzara por sus canciones así como él se entregaba por ellas. Quiero hacer esa misma entrega, estoy tratando de lograrlo con mi voz, dándole muchos colores, decir cada palabra con buena dicción, que nada se escape, mucho aire pero también mucha fuerza y potencia y drama, también alegría y buena onda. Que todos los elementos estén ahí: el aire, el viento, el fuego y el agua.
—Ahora que, haciendo esta interpretación, conociste un poco más lo que fue Sandro, ¿qué te deja de él?
—Creo que es el artista más potente de Argentina, sinceramente. Está Gardel, y Sandro. Me da mucho gusto poder entregar canciones así, un repertorio así, que se me abran las puertas del Teatro Colón con la orquesta gracias a este gran artista. Ser mexicano, dar esto para México. Mostrarlo a Sandro con una pasión mexicana también es importante. Sandro deja la enseñanza más linda que es ese amor por la mujer, por la pareja, por la libertad. Un gran compositor, gran poeta, un clásico.
—¿Qué tenés de Sandro en tu personalidad?
—Veo a Sandro con los mismos dramas, acaso. Con heridas. Con una herida mortal, que es la herida del cantante. De un cantante real como él. Tiene que ser mortal. Todos los cantantes tenemos esa herida y hablar de eso lo hacemos cantando.
—¿Cuál herida?
—Una herida mortal romántica. Una frustración romántica grande que nunca podemos resolver, porque los hombres no somos tanto de lavar el pasado e ir al presente. Hay hombres que sí, pero los verdaderos artistas y cantantes no. Ellos no se olvidan nunca de esa mujer. Yo creo que Sandro tenía ese fantasma que siempre nos ronda, que es nuestra herida mortal. Esa frustración romántica que luego convertimos en arte, en canciones. Pero en nuestra vida siempre nos duele ese momento de recordar ese fantasma que llega todas las noches, que llega a todas las canciones y que nunca se va a ir.
—¿El fantasma del amor.
—Sí, es el fantasma de una mujer que ha quedado en el pasado. Y ha quedado esa frustración que de pronto la puedes abordar muy bien con canciones, entonces siempre sale un sentimiento muy vasto de un drama muy fuerte que muchas veces llevamos adentro los que cantamos. Me gusta mucho poder explorar eso dentro de mi vida, porque ha habido bastante frustración. Son tiempos muy peculiares para el amor romántico.
—¿Lo decís por tu reciente separación?
—Sí, por todo. He tenido siempre situaciones de mucha tensión romántica y no se han resuelto; han quedado ahí. Me gusta toda esta herida que me ha querido hacer mi propia vida, y yo mismo también. Mi manejo, mi carácter, mi manera de ser. Que puede ser fácil o difícil, lo que quieras que sea: loco, cuerdo; sensato, insensato; equilibrado, desequilibrado. Me gusta cómo somos los que cantamos. Creo que tenemos un propio mundo, un mundo muy bueno. Y tratamos. Luchamos. Algunos lo logramos, otros no lo logramos, como ha sido mi caso.
— ¿No sentís que lo lograste?
—No, me gusta mi caso. Me gusta que lo he logrado y lo he vislumbrado y de pronto, ¡pum!, me lo arrebatan. Es un deseo muy formal de la vida, de Dios o de una inercia de mi propia personalidad, que de pronto me lo arranca. Pero me gusta.
— ¿Te pasó solo en el amor o también en otros aspectos de la vida?
—Creo que sólo en el amor romántico. Solo he pensado en ese amor romántico: no me ha interesado otro tema, realmente. Me gusta el tema de cantar también gracias al amor romántico. El amor de una mujer. La mujer en general me intriga desde muy chiquito y por eso me gusta cantar. Básicamente todo lo que yo pienso y armo, es siempre con la idea de la mujer. Entonces, desde chico, no me vienen ideas de otras cosas. Mis padres pueden ser, mi familia, que la quiero mucho. Me afectó y todo, pero realmente lo que más me afectó siempre fue la mujer y lo que más me llega de la vida ni siquiera fueron mis padres, mis hijos, mis amigos, ni el trabajo, el poder o el dinero. A mí me llega el amor romántico, la mujer.
—¿Qué debe tener una mujer para conquistarte?
—Debe tener un destino conmigo, sobre todo. El destino es algo que uno elige con alguien. A veces le tenés miedo a una persona y no lo elegís. A veces no le tenés miedo y lo elegís. Depende de lo que elija la mujer. La mujer también te elige.
—¿Sentís que hay mujeres a las que les cuesta estar al lado tuyo porque se sienten inseguras por tu fama y tu dinero?
—Sí. Creo que de pronto les molesta mi pasado. Les impone que tal vez soy cantante. Creen que estoy muy loco. Todo eso les da vueltas porque son un poco mentales las mujeres. Nosotros no. Nosotros vemos, nos gusta y ya está. Ustedes son más de «¿Ay, será bueno? ¿Me querrá? ¿Me quiere, no me quiere?». Nosotros no. Nuestra idea es: «Vamos a intentarlo y si no sale, no sale». Pero me gusta también la mujer porque no quiere que la hieran, no quiere que alguien como yo, que puedo ser muy peligroso, la hiera.
—¿Peligroso por qué?
—Vos pensarás, o mucha gente puede pensar, que una persona como yo puede ser peligrosa para herirte. «Ten cuidado con este chico», dicen.
— ¿Te tildan de mujeriego?
—Por mujeriego o por lo que sea. Todo el mundo dice: «Ten cuidado». Pero bueno, yo creo que el «Ten cuidado» es un poco ignorante, porque en primer lugar, se trata del amor. «Este chico me gusta. ¿Es el más peligroso de todo el barrio? ¡Qué importa! Me gusta y yo le gusto a él, ¡vamos a intentarlo!».
—¿No hay mucho que pensar?
—Yo no pensaría nada. Los hombres somos así. Me gusta ser hombre por eso. Creo que las mujeres son muy detenidas con el mujeriego y no dan chance. Es una pena porque nosotros siempre vamos a arriesgar mucho. Hay que arriesgar mucho para ganar mucho. Y si tienes un tipo peligroso enfrente, ¡mejor!
—Es un desafío.
—¡Claro! ¡Yo quiero tener a la más peligrosa enfrente! ¿De qué me sirve que no sea la más peligrosa? De nada.
—¿Tenés ganas de volverte a enamorar? ¿Es algo que estás buscando?
—Obvio. En todo momento lo único que quiero es amar y ser pareja de alguien y que seamos un triunfo increíble y sentir la vida a través de ella. Ella es mi instrumento, mi conducto. Sin ella no voy a ningún lado. Yo puedo ser muy cantante y muy millonario, lo que yo quiera, pero la cima es la pareja. La pareja es la única cima. No lo son los hijos, los amigos, el trabajo ni nada de eso. Ni siquiera lo es el arte. La cima de la vida es la pareja.
—Por último, ¿con qué seguís soñando? ¿Hay algo que te quede pendiente por hacer?
—Me gustaría cantar en inglés. Estoy tratando de lograr un disco en inglés. Es una idea que me gustaría mucho hacer. Seguir mi proyecto B también y hacer un disco country, estilo rock and roll. Un poquito de lo que hacía Sandro, o Elvis Presley.
Fuente : Teleshow