Gallardo insiste por refuerzos tras un año y medio sin caras nuevas en un mercado cerrado para traer, pero también para vender: sostener la base ya es todo un logro, pero MG siempre va por más…
Espera, pero no desespera Marcelo Gallardo. O más que esperar, se mete: quema el teléfono, llama a jugadores, se junta con Enzo Francescoli y con Rodolfo D’Onofrio. Lo cierto es que por ahora, aunque aún quedan poco más de dos semanas para que se cierre el libro de pases de verano en Argentina (el 18/2 es último día a excepción de los libres), River por el momento no abrochó refuerzos. O sí: y es que mantener a todos los jugadores que terminaron la temporada pasada en este contexto económico del país y del fútbol argentino vale más que una incorporación.
Claro, todavía habrá que aguantar: ya cerradas las ventanas de las principales ligas europeas, el Muñeco sabe que jugadores como Montiel seguramente sigan al menos hasta junio, pero todavía hay otros mercados abiertos o por abrir, como el brasileño, que podrían ser tentadores para algunos de sus hombres y más específicamente para Nacho Fernández, a quien el Atlético Mineiro de Jorge Sampaoli sigue desde hace rato: ya hay conversaciones avanzadas para que el 1/3, cuando se reinicie la ventana de transferencias en Brasil, el Galo pueda contar con el zurdo. Por eso Gallardo pidió a Agustín Palavecino, un futbolista que podría cumplir con esa función.
Pero por el momento su llegada pinta difícil por más que el ex Platense haya manifestado internamente su deseo de pasar a Núñez: luego de dos negativas consecutivas a los préstamos con cargo y opción de compra que presentó River, el equipo colombiano se puso firme en que sólo aceptará una oferta de venta directa de, por lo menos, el 50% del pase que tiene el Cali. Y mientras siguen en conversaciones con el propio Palavecino por la extensión de su contrato (en cinco meses podría empezar a negociar como agente libre), aguardan por una propuesta concreta de otros mercados y manejan un sondeo del Porto para mitad de este año para comprar al mediocampista que fue figura en la última Liga Betplay.
Aunque seguirán intentando, el contexto no ayuda demasiado para que River se refuerce por primera vez en un año y medio. Una Tesorería que se acomodó luego de las ventas de Quintero y Martínez Quarta pero a la que no le sobra nada, el valor del dólar en la Argentina que hace que pocas figuras elijan volver al país, la falta de cupos para extranjeros (Moreira, el único prescindible, aún no tiene posibilidades concretas para liberar un lugar) y sobre todo lo selectivo que es el propio Gallardo para buscar futbolistas que él considere aptos para jugar en el CARP forman un cóctel que complica negociaciones que esta vez existen: Paulo Díaz, en agosto de 2019, fue el último jugador por el que Gallardo le pidió a la dirigencia que hiciera un esfuerzo económico.
En el medio, claro, los hinchas se ilusionan con poco: a las decenas de nombres que son ofrecidos a diario en el club y que suenan apenas por unas horas hasta que son descartados se le suma una ola de rumores por los regresos de viejas glorias como Mercado, Lanzini, Pity Martínez, Maidana, y ahora Driussi que despiertan falsas esperanzas: al Gordo, que durante la cuarentena le confesó a Olé que en todos los recesos le surge la necesidad de volver, todavía le queda un año y medio de contrato en el Zenit ruso y aunque tenga diálogo con Gallardo suena a una quimera que pegue la vuelta.
¿River podría llegar a los dos años sin incorporar un solo jugador? No está claro aún. Pero Gallardo, a diferencia de mercados anteriores, ahora sí está encima de las posibilidades que puedan presentarse: y es que en todo este tiempo perdió jerarquía con las partidas de Exequiel Palacios, Ignacio Scocco, Juanfer Quintero, Lucas Martínez Quarta y Lucas Pratto. Pero así y todo, el escenario es menos dramático del que muchos esperaban y el último baile se sigue aplazando: aún a la espera de lo que pase con Fernández y de las negociaciones por las renovaciones para después de junio de Borré, Montiel y De La Cruz, Gallardo sabe que cuenta con un plantel competitivo, con el mismo que estuvo a punto de llegar a la tercera final consecutiva de la Copa Libertadores. Por eso espera. Y no desespera.
Fuente : Olé