Bukele confirma su dominio absoluto en El Salvador


5 febrero, 2024


El líder salvadoreño ganó con más del 80 por ciento.

Nayib Bukele logró cristalizar su hegemonía absoluta en El Salvador tras lograr el 85 por ciento de los votos que le permitirá gobernar hasta 2029. De esta manera, el salvadoreño es el primer mandatario en presentarse a la reelección desde el fin de la guerra civil de 1992.

Bukele le sacó más de un millón de votos a los dos partidos tradicionales del país, el Frente Farabundo Martí de Liberación Nacional (FMLN) y Alianza Republicana Nacionalista (Arena) a los que prácticamente exterminó del Parlamento.

Nuevas Ideas, partido de Bukele, se estaría quedando con 58 de los 60 escaños de la Asamblea Nacional, un poder casi sin contrapesos que le otorga un poder fenomenal al jefe de estado.

Un par de horas antes Bukele ya se había proclamado ganador de los comicios en la red social X, donde destacó que se trata de un «récord en toda la historia democrática del mundo».

La candidatura de Bukele no estaba permitida por la Constitucion lo que generó discusión en torno a la legalidad de la postulación. La decisión omite lo que se establece en siete artículos de la Constitución que prohíben la reelección, pero Bukele se aferra a una interpretación de la Sala de lo Constitucional de la Corte Suprema de Justicia del 3 de septiembre de 2021.

Desde su victoria en las elecciones legislativas de 2021, el líder salvadoreño acumuló la suma del poder público, domina a su antojo la Asamblea Nacional donde cuenta con mayoría absoluta y removió a fiscales y jueces de la Corte. Desde entonces, los magistrados, que fueron elegidos por una asamblea de mayoría oficialista en mayo de 2021, consideraron que sólo compete «al pueblo» decidir si el presidente debe continuar o, por el contrario, decidirse por otra opción. Este poder se reforzó con la victoria del domingo.

Críticos de la medida sostienen que esa interpretación no supera en ningún caso la sentencia emitida por la Sala de lo Constitucional el 25 de junio de 2014, en la que estableció que «el principio de alternabilidad en el ejercicio de la Presidencia de la República exige el transcurso de dos periodos del cargo antes de la eventual reelección de una misma persona» y prohibió al Tribunal Supremo Electoral inscribir «en el futuro, una candidatura con un vicio igual o similar».

Desde su victoria en las elecciones legislativas de 2021, el líder salvadoreño acumuló la suma del poder público, domina a su antojo la Asamblea Nacional donde cuenta con mayoría absoluta y removió a fiscales y jueces de la Corte. Desde entonces, los magistrados, que fueron elegidos por una asamblea de mayoría oficialista en mayo de 2021, consideraron que sólo compete «al pueblo» decidir si el presidente debe continuar o, por el contrario, decidirse por otra opción. Este poder se reforzó con la victoria del domingo

Bukele es uno de los modelos que inspiran a Javier Milei, tanto en el proceso de dolarización como en el esquema de seguridad a través de una guerra sin cuartel contra las pandillas y la creación de un Centro de Confinamiento especial que redujo a cero la violencia en el país.

Justamente, Bukele habló durante la jornada electoral del problema de seguridad en Argentina y se comprometió a colaborar.

 Bukele dijo que «creo que todos los países tienen diferencias, El Salvador no es Argentina, hay diferencias en nuestros problemas. Incluso el problema de seguridad en Argentina, que existe, no es tal vez tan apremiante como lo era en El Salvador y, por ende, las medidas que podemos compartir no tendrían que ser tan drásticasporque no necesitan resolver un problema tan grande como el nuestro. Como el problema es más pequeño, tal vez el medicamento puede ser más pequeño también».

«Ahora, hay similitudes: sobre todo el hecho de que somos latinoamericanos, hay similitudes culturales, sobre cómo se forman los fenómenos delincuenciales, generalmente producto de la pobreza. Por lo que se puede tomar por ejemplo lo que pasa en El Salvador. Nosotros hemos ofrecido oficialmente a la ministra Bullrich, no asesoría, sino la colaboración que ellos necesitan y en todos los temas de seguridad, -que es lo que hemos platicado-, pero en cualquier otro también», apuntó.

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Bukele también resaltó que el problema en Argentina es «preocupante, sobre todo en Rosario y otras zonas, entonces si bien se pueden aplicar algunas cosas (y creo yo que sería positivo aplicarlas) no tendría que ser tan drástico porque, comparando, en El Salvador teníamos la capital mundial de los homicidios».

El Salvador no es Argentina, hay diferencias en nuestros problemas. Incluso el problema de seguridad en Argentina, que existe, no es tal vez tan apremiante como lo era en El Salvador y, por ende, las medidas que podemos compartir no tendrían que ser tan drásticasporque no necesitan resolver un problema tan grande como el nuestro. Como el problema es más pequeño, tal vez el medicamento puede ser más pequeño también

Nayib Bukele es una figura compleja de etiquetar. No se trata necesariamente de un líder de extrema derecha a los que se identifica Milei. Bukele proviene de la izquierda del FMLN, partido por el cual ganó la alcaldía de San Salvador pero luego logró leer el cansancio con los partidos tradicionales e irrumpir con una propuesta nueva sin ser un outsider.

Asimismo, aún dolarizando y legalizando el bitcoin, si gobierno tiene al Estado interviniendo fuertemente y ha construido una relación pragmática con Estados Unidos y China, a quien El Salvador reconoce como país en 2019.

El liderazgo de Bukele recuerda a los momentos fuertes de Hugo Chávez con un narrativa «amigo-enemigo», nacionalista y nativista. Uno de los fragmentos del discurso de victoria lo explican cuando sostuvo que «El Salvador no es lacayo de nadie».

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Con información de LPO

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