El Congreso va a intentar debatir este jueves la boleta única de papel. Es a partir de una sesión especial que pidió la oposición y que el oficialismo rechazaba. En realidad los dos saben que en esta reunión no se va a poder aprobar nada: como el tema no tiene dictamen de comisión, la oposición necesita 2/3 de los votos para iniciar el debate. Lo único que se va a poder lograr es pedir el pronto despacho de la comisión de Asuntos Constitucionales y en todo caso votar una preferencia para que el tema se trate en la próxima sesión.
Diputados intentará cambiar las tradicionales boletas de votación y cambiarlo por una «boleta única de papel». Pero el nuevo sistema puede traer otras complicaciones.
Pero la oposición lo toma como un caballito de batalla, como una forma de transparentar el sistema electoral. Aduce que las boletas tradicionales son viejas, ineficientes, que es más fácil hacer fraude (por ejemplo robando boletas y haciendo desaparecer las de los opositores), que son caras y no-sé-qué-cosa-más… la vieja boleta de papel es la depositaria de todos los males políticos de la Argentina.
Es cierto que esa forma de emitir el voto encierra un montón de trampas. Pero la boleta única de papel tiene otros problemas.
¿Qué es la boleta única de papel (BUP)?
Hoy cuando un ciudadano se acerca a emitir su voto:
- Las autoridades de mesa le entregan un sobre.
- Entra a un cuarto oscuro (en general un aula muy grande).
- Elige la boleta de su preferencia (si la encuentra)
- Corta boleta si quiere (Aunque no es tan fácil porque hay que llevar tijera o cortarlo con la punta de la mesa…)
- Mete todo en el sobre (Y si cortó boleta, cuidado de no equivocarse y poner dos boletas de candidato a presidente porque se lo impugnan)
- Lo cierra con saliva (un asco, aunque con covid cambió)
- Sale del cuarto oscuro
- Mete sobre en urna con las firmas de las autoridades de mesa para arriba para que se vea que el sobre no es trucho.
- Si es la primera vez que vota, todos aplauden, aunque eso no está escrito en ninguna ley.
Con la boleta única de pel el ciudadano se acerca a una mesa y…
- Las autoridades de mesa le entregan un gran panfleto con todas las opciones electorales
- Se mete en un cubículo (más chico porque ya no tiene que haber miles de boletas de cada uno de los partidos)
- Con una birome marca cada una de sus preferencias (un tilde para su candidato a presidente, uno para el diputado, uno para el senador y así)
- Dobla esa misma hoja, la pega y la mete en la urna
- Fin de votación. La gente aplaude.
La gran ventaja: ningún partido político se tiene que encargar de imprimir sus boletas, ni controlar que falten. Hay una única boleta para cada elector que elige sus preferencias con un tilde.
Aclaración: este es un esquema de elección posible con boleta única. Hay otros… habrá que ver cuál se impone a nivel nacional en caso de ser aprobada.
¿Cuál es la peligrosa trampa entonces?
El sistema que rige actualmente favorece la construcción de mayorías. ¿Cómo es eso? En una elección presidencial, por ejemplo, aparecen todas las categorías a elegir (diputado y senador, fundamentalmente) atadas a la categoría presidencial. Es decir, que hay un candidato principal que es el presidente y al que todos miran; y otras categorías secundarias que solo prestan atención los ciudadanos más politizados.
Se puede cortar boleta, pero es muy engorroso (acordate que tenés que andar con la tijera, o que se te rompe justo cuando cortas o que podés meter mal la boleta en el sobre cuando estás apurado porque los de atrás de la fila te abuchean). La mayoría de la gente opta por meter boleta completa e ir a comer la pasta del domingo.
Al final del día, cuando se cuentan los votos, la composición que queda de las cámaras de Diputados y senadores es relativamente parecida a lo que fue el resultado de la elección presidencial: el que sale primero se lleva la mayoría de los diputados, el segundo se lleva un poco menos, el tercero se queda con algunos que le van a servir para empezar a construir su espacio político. (En el Senado es más complejo porque no hay un reparto proporcional, pero asumamos que es parecido solo a fines didácticos).
En términos políticos eso implica:
- El que ganó tiene muchos legisladores para tratar de imponer en el Congreso su programa de Gobierno (o al menos para hacer mucha fuerza);
- El que sale segundo tiene muchos votos como para intentar frenar las reformas que no considere correctas.
- El que sale tercero, cuarto, quinto, empieza a tener volumen para llevar planteos al Congreso y que su voz se escuche, para tener más fuerza en la próxima elección.
- El primero y el segundo (al menos en un país normal) pueden negociar mano a mano. Si se ponen de acuerdo los líderes, se destraba el conflicto.
Con la boleta única en su implementación tradicional se evita el efecto arrastre. Esto podría generar más conciencia en la gente para elegir en cada categoría a quien mejor lo represente. Pero en la práctica genera dificultades para que la ciudadanía conozca bien a los candidatos y muchas veces terminan votando por descarte. A los partidos (especialmente los chicos) les complica tener un candidato competitivo para cada categoría.
Un buen ejemplo es lo que pasó en Santa Fe desde que se implementó la boleta única.
- En 2011, ganó por muy poquito la gobernación el Frente Progresista (el candidato era Bonfatti) contra Miguel Del Sel, candidato del PRO de incipiente instalación en la provincia. El PRO había logrado instalar un candidato a gobernador pero no le alcanzó para instalar también a su candidato a diputado. Pese a haber tenido un casi-empate, el PRO no pudo casi tener representación en la Legislatura. En cambio el peronismo llevó a María Eugenia Bielsa (mucho más conocida) y logró el primer lugar en la Cámara de Diputados.
- En 2015 volvió a pasar parecido. Del Sel queda segundo a 2500 votos del candidato socialista Miguel Lifschitz, pero su partido quedó tercero en diputados, con escasa posibilidad de construcción a futuro. El PRO no volvió a ser fuerte en esa provincia como tal.
- En 2019 ganó el peronismo la gobernación, con Omar Perotti. Pero el socialismo llevó a Lifschitz como primer legislador y se quedó con el control de la Cámara de Diputados.
¿Por qué esto es un problema? El que encabeza la lista es apenas uno en toda una lista. Lo importante de las categorías de diputados y senadores es su alineación con un proyecto político global. Por otro lado, al no haber listas completas en las boletas, es mucho más fácil para los partidos «esconder» a candidatos impresentables abajo de las «sábanas».
Con el sistema de boleta única sería mucho más difícil para un partido chico y en crecimiento -como el de Javier Milei, por ejemplo o como el de Macri en su momento o para la izquierda- tener candidatos competitivos en cada categoría. Eso genera incentivos para que jugadores individuales se presenten por su cuenta a ver si sacan más bancas sin deberle nada a nadie.
Milei se podría ver en la situación de salir tercero con el 30% de los votos en la elección de 2023 pero quedarse sin diputados y senadores que representen en el Congreso ese caudal electoral.
Para los partidos competitivos les genera un problema mayor. Si no consiguen alguien muy visible para encabezar las listas en cada provincia, corren el riesgo de tener que gobernar con un Congreso absolutamente fragmentado, que los llevaría al fracaso casi seguro de su gestión.
Por último, sin necesidad de ningún tipo de estructura hay más chances de que entren al Congreso partidos unipersonales. Eso podría ser bueno porque aumenta la cantidad de voces. Pero casi con seguridad dejaría al parlamento más trabado que lo que está.
¿Existen soluciones para ese problema? No soluciones completas, pero sí paliativos. En Córdoba, por ejemplo, se agrego entre las opciones a tildar la posibilidad de elegir lista completa para aquellos que no quieran tener que pensar y tildar en cada categoría. Y la cosa funciona bastante mejor. Aunque sube los incentivos para votar en cada categoría algo distinto.
En conclusión: la boleta única soluciona muchos problemas; es cierto. Pero puede traer otros mayores en el futuro. Por eso, las reformas electorales tienen que ser bien pensadas y consensuadas en todo el sistema político. No se puede sacar de un día para el otro. El efecto puede ser el contrario al buscado.
Fuente: A 24