Alberto Fernández se resguarda en la CGT y tantea una alianza para después de las elecciones


8 noviembre, 2021


El presidente se acerca a los sindicalistas, que a su vez quieren sumar poder en la coalición. La interna con el kirchnerismo.

Ante el escenario incierto que se abrirá en la política (y en el peronismo) después de las elecciones, Alberto Fernández se acerca a los sectores del Frente de Todos que le resultan leales, como los gobernadores del PJ, los movimientos sociales y algunos intendentes del conurbano. En esa lista, el socio de mayor peso quizás sea la CGT, que ya le aseguró su respaldo pase lo que pase.

Es que sea como sea el resultado el 14 de noviembre los popes del sindicalismo se mantendrán cerca del Presidente. Sobre todo porque no confían en el kirchnerismo y en la reacción que pueda tener La Cámpora ante un resultado adverso (tienen como prueba la crisis interna desatada por Cristina Kirchner después de la derrota en las PASO).

A su vez, la central obrera juega su propio partido porque el jueves 11, tres días antes de las elecciones, se hará el congreso en el que se renovarán las autoridades de la organización, un trámite obligatorio y que venía demorado desde el año pasado a causa de la pandemia.

El Presidente, con la CGT. (Foto: archivo)

El Presidente, con la CGT. (Foto: archivo)

Pero la vida interna en el sindicalismo acaso sea más ordenada que la del Frente de Todos. Con matices, y como ya publicó este portal, los jefes gremiales se pondrán de acuerdo para concebir un triunvirato -o una mesa de 4- en la que queden representados todos los sectores: Héctor Daer por los “Gordos”, Carlos Acuña por el barrionuevismo y Pablo Moyano por el kirchnerismo o el sector más «duro».

Si bien la central renovó sus estatutos para garantizar el cupo femenino en sus distintas secretarías, tampoco puede descartarse que una mujer termine sentándose a la mesa de conducción junto a los otros veteranos. En ese punto, crecen las acciones de Vanesa Siley, diputada de Unidad Ciudadana y secretaria general del Sindicato de Trabajadores Judiciales (Sitraju) de la Capital, una de las dirigentes más valoradas por Cristina.

Como sea, los gremialistas de mayor peso dentro de la vida interna de la CGT tienen claro qué quieren para el segundo tramo del mandato de Alberto. “A partir del 14 de noviembre arranca otra historia donde el sindicalismo va a ser la columna vertebral del Gobierno”, dijo Daer la semana pasada durante un acto del Frente de Todos porteño. Lo escuchaba el ministro de Trabajo, Claudio Moroni, otro albertista.

Héctor Daer, cotitular de la central. (Foto: pensa)

Héctor Daer, cotitular de la central. (Foto: pensa)

En la misma línea se había expresado anteriormente Andrés Rodríguez, jefe de UPCN: “Los trabajadores son una parte vertebral de la comunidad organizada y queremos sentarnos en la mesa donde se toman las decisiones”, dijo el dirigente de los estatales al participar de una inauguración encabezada por el propio Presidente en Costa Salguero. Una definición fuerte ante un auditorio selecto.

Aunque los sindicalistas quedaron disconformes por el cierre de listas, la fractura en la coalición es vista como una posibilidad de integrarse al Gobierno de la mano del Presidente, quien a su vez necesita rodearse de aliados fieles para contrarrestar embates del kirchnerismo como la estampida de renuncias post-PASO.

En el medio quedan los Moyano, de buena relación con Alberto pero alineados desde hace tiempo a Cristina. Por el momento, los camioneros se concentrarán en asegurarse una silla en la CGT y concretar la vuelta al redil. Nadie quiere aventurar qué pasará después.

Hay, de todos modos, un elemento que funciona como aglutinador en el disperso mundo sindical: la posibilidad de que Juntos por el Cambio avance con modificaciones del régimen laboral que incluyan la eliminación de indemnizaciones. Ese es el “espanto” que hoy obliga a todos a estrechar lazos.

Una novela de intrigas

Máximo, junto a Manzur y la CATT en la Rosada. (Foto: prensa)

Máximo, junto a Manzur y la CATT en la Rosada. (Foto: prensa)

La temperatura en el peronismo había subido en las últimas semanas a raíz de las versiones que señalaban que algunos gremios le habían asegurado su apoyo a Alberto en caso de que se rompiera el Frente de Todos. Una suerte de albertismo 2.0.

Distanciada de la órbita K en muchos temas, la CGT no quiere que los delegados cristinistas se metan en las discusiones propias de la central. Hasta Pablo Moyano pueden aceptar, por la tradición de su familia en el sindicalismo. Más no.

De hecho, el propio Máximo habría tenido un gesto que los enfureció cuando intentó proponer que la fecha de renovación de autoridades se pospusiera hasta después de las elecciones, en lo que fue leído entre los gremios como un intento del camporista por “colar” en la conducción a un sindicalista afín en caso de que los resultados de las urnas fueran favorables.

Nada de eso parece tener mucho sentido tras los resultados de las PASO, y de todos modos la CGT mantuvo la fecha de su congreso para el 11 de noviembre, sobre el filo de la veda para la campaña.

Calendario caliente

Alberto, Cristina, Manzur y Julián Domínguez en el Museo del Bicentenario. (Foto: archivo)

Alberto, Cristina, Manzur y Julián Domínguez en el Museo del Bicentenario. (Foto: archivo)

Pero hay otro tema que puede alterar los ánimos entre el sindicalismo y la cúpula del Frente de Todos, porque el jueves próximo coincidirán el congreso cegetista en Parque Norte y el acto de cierre de campaña del peronismo en Merlo.

Los gremialistas tenían su fecha definida desde hace semanas, y el kirchnerismo se sumó a último momento a ocupar el mismo casillero del candelario. El acto del Frente de Todos iba a ser el sábado pasado, en una muestra de innovación porque la tradición política marca que todos los cierres se hacen los jueves previos al inicio de la veda.

Pero, sorprendentemente, el oficialismo anunció por redes sociales que la convocatoria se pasaba al jueves 11 para contrastarla con el acto de cierre de Juntos en La Plata, donde Diego Santilli y Facundo Manes oficiarán de maestros de ceremonia. Además, ese desplazamiento permite especular con la supuesta participación de Cristina, que ya se recupera de su operación. Será un jueves de superacción.

Fuente: A 24

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