¿Es más cara la ropa en la Argentina? Si bien los empresarios textiles no niegan hoy ello ocurra, señalan que el gran desfasaje se produce “aguas abajo” en la cadena de valor del sector. Así, una una investigación de la Fundación Protejer advierte, por ejemplo, que el precio de una remera de primera marca en un centro comercial está constituido en un 50% por impuestos, sobre todo Ingresos Brutos que aparece a lo largo de cada eslabón de la cadena de valor.
Investigación de la Fundación Protejer.
En el trabajo presentado por Protejer, se indica que si se toma el precio de una remera de primera marca de alguno de los locales en centros comerciales, el 50,3% está compuesto de impuestos; el 12,2% corresponde a costos financieros; el 12,7% a alquileres; el 9% a logística y comercialización; el 4,8% a gastos de marca; el 2,5% a publicidad, y tan solo el 8,5% es puramente el costo de la prenda a nivel industrial.
Ropa: «el problema en este país no es producir, sino comerciar»
“El problema en Argentina no es producir, eso se puede hacer de manera competitiva. El problema en este país es comerciar”, indicó Galfione. Los empresarios apuntan a los costos financieros y sobre todo de impuestos.
“Tengo una empresa en Salta, le vendo a una cliente que vive en Santa Fe. Tengo que pagar Ingresos Brutos en Salta, porque está la empresa, en Santa Fe porque la tarjeta de crédito está radicada en esa provincia, y pagar acá, porque se vendió en un shopping de Buenos Aires”, graficó.
La gran incidencia de los impuestos en el precio final de la ropa tiene que ver con que en el sector textil la cadena de valor es más amplia que en otros sectores. Puede tener hasta 9 eslabones, en lo que a su vez se va recargando su proporción de Ingresos Brutos, que es el impuesto en cascada que cobran las provincias. A diferencia del IVA que en definitiva lo hace solo el consumidor final, el tributo se abona en cada etapa de transformación del bien primario.
Pero lo que más cuestionan los empresarios es la idea del Gobierno de que la apertura importadora sirva para “disciplinar” los precios del mercado interno. Aseguran que eso no ocurre y que en realidad, no tiene relación.
«Crecieron las importaciones y aumentaron los precios»
“En 2020-2023 hubo récord de importaciones a pesar de la restricción externa, superando a la gestión de Mauricio Macri de mayor apertura comercial relativa. Crecieron las importaciones y aumentaron los precios”, dice el informe de Protejer.
Si se toma el comparativo del IPC nacional para cada período y su relación con el precio de la indumentaria, se observa que en el período 2016 a 2019 la inflación general subió 183%, pero Prendas de vestir y calzado lo hizo al 136%. En el período de Alberto Fernández la inflación subió 1.147%, mientras que la ropa creció a 1.467%. En los primeros 8 meses de Javier Milei el IPC avanzó 95% en tanto que la indumentaria se quedó un poco atrás con un incremento del 61%.
A lo largo de ese período, los momentos en que la ropa subió más que la inflación coinciden con aquellos en que el Gobierno pisó las tarifas de los servicios públicos, y en cambio, cuando se trató de eliminar subsidios y actualizar el valor de los servicios, el valor de la ropa cae.
Eso se debe a que como los salarios no suben, al pisar tarifas el Gobierno deja margen para consumir generando un “efecto riqueza” momentáneo. Al haber más demanda, las empresas textiles recomponen la rentabilidad perdida en el período anterior, reconocen en Protejer.
Es así que la única variable que ha ido siempre para abajo en los últimos 20 años ha sido el salario real. Con relación a octubre del 2016, los salarios actuales perdieron 25,4% de capacidad de compra, según datos del INDEC. Los no registrados perdieron mucho más, 55,1%.
Precios en shoppings y fuera de ellos
Los industriales afirman que el INDEC sobre pondera la participación de los shoppings en la muestra que toma todos los meses para elaborar el IPC, porque sigue usando la misma canasta que hace dos décadas. Y precisamente, es en esos establecimientos donde la proporción de ropa de origen importado es más alta y donde los costos comerciales son más elevados también.
Meloni señaló como ejemplo que desde su empresa le vende tela tanto a grandes marcas como a comercios que venden en la calle Avellaneda en Flores. “El pantalón hecho con la misma tela lo veo $15.000 en Flores y $110.000 en el centro comercial”, señala.
No es que los industriales critiquen a las grandes superficies por los precios. Suponen que en las marcas de primera hay factores aspiracionales que, de alguna manera, hace que el consumidor convalide el precio al que se la ofrece, independientemente de la calidad de la misma.
Por tanto, según concluyó Jorge Sorabilla, uno de los principales directivos de la Unión Industrial Argentina (UIA), “la importación no disciplina los precios sino el poder de compra de los salarios”.
Un dato importante para tener en cuenta es que entre diciembre de 2015 y agosto de 2024 los recios mayoristas en general (en puerta de fábrica) crecieron 10.359%, mientras que los textiles hicieron lo propio en 8.016%. Están entre los 5 productos que menos subieron de precio durante todo el período, según la entidad empresaria.
Rechazo al informe de Fundar
La economista Lucía Knorre refutó alguna de las afirmaciones que hizo recientemente la Fundación Fundar en un informe, en el que se asegura que el precio de la ropa en Argentina es 30% más caro que en el exterior.
“Usan un ‘scrapping’ de precios de Mercado Libre, que son de reventa. Se incluyen camperas que en la Argentina tienen una alta ponderación, pero que en Brasil, por ejemplo, se venden menos”, explicó. Además cuestionó que se haya usado el tipo de cambio oficial de la Argentina para hacer las comparaciones, ya que si se compra a través de una plataforma en el exterior el precio real del tipo de cambio no es el oficial, sino el del dólar tarjeta que se ubica más cerca de los $1.500.