Cristian Ovando viajó a la Quebrada y en medio del conflicto la policía lo detuvo. «No podía parar de llorar», manifestó.
Este fin de semana, una feroz represión en la ruta jujeña que une varias localidades de la Quebrada dejó como saldo un gran número de heridos. Un turista, que había elegido disfrutar el fin de semana largo en la vecina provincia, contó el calvario que vivió al ser detenido de forma ilegal por un hecho que no tuvo nada que ver.
Todo ocurrió mientras policías se enfrentaban con manifestantes que cortaban la ruta. Cristian Oviedo, turista que estaba de paso por Purmamarca y Tilcara, se bajó del vehículo que lo transportaba para consultar a qué hora liberarían el tránsito y en ese momento fue detenido por un grupo de uniformados.
«Estábamos haciendo base en Salta y salimos para Jujuy con la intensión de ir a conocer Purmamarca y Tilcara. Estaba la gente manifestándose, la policía había empezado a reprimir del otro lado. Me acerqué con la intensión de saber si iban a dar una solución o si efectivamente, había rumores que iban a empezar a tirar piedras, balazos de goma».
«Me asusté; estábamos en un auto rentado. Cuando me acerco, estaba mirando toda la situación, de repente vienen dos policías, me agarran sin explicarme nada. Es una situación que cada vez que se me viene a la cabeza me hace quebrar. No me preguntaron ni cómo me llamaba, me agarraron del brazo, entre dos personas me metieron como si fuese un delincuente cuando solamente era turista, quería venir a conocer Jujuy. Jamás tuve problemas con la policía, jamás tuve una denuncia penal».
«Me metieron dentro del camión; había una abogada que decía: «decime tu nombre y apellido». Cuando quise decirle mi nombre y apellido el policía me tapó la boca. Me cubren con una manta la camioneta y me meten adentro.» Vos te lo buscaste» eran las palabras del policía que me había agarrado adentro de la camioneta. Solamente ahorcado me llevaron a una comisaría; de la comisaría, sin declarar nada, de la comisaría me trasladaron a Alto Comedero que yo, en mi inocencia y sin conocer la provincia, le mando un mensaje a mi hermano y le digo: «nos están llevando a un comedor». No sabía jamás que era un servicio penitenciario. Y (pasé) un día encerrado en el servicio penitenciario, privado de mi libertad. Algo totalmente triste. Antes de que me llevaran me largué a llorar».
