En el marco de las medidas que viene tomando el Gobierno para continuar conteniendo la corrida cambiaria que se vivió entre la semana pasada y el comienzo de esta, el Banco Central (BCRA) dispuso una suba de tasas del plazo fijo y las Leliq a 28 días. La medida se acordó en el marco de la reunión de directorio semanal que se realiza en la entidad. Y no fue un alza cualquiera, sino que se realizó un fuerte ajuste, el más alto desde el comienzo de la actual gestión. Asimismo, se realizaron cambios en los montos máximos de los plazos fijos tradicionales.
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Según pudo saber Ámbito, y luego se confirmó a través del sistema de negociación SIPOEL, se aplicó una suba de tasas de 1.000 puntos básicos (que equivalen a 10 puntos porcentuales), lo que llevó al 91% la tasa nominal anual (TNA), con un rendimiento efectivo mensual (la TEM) en torno al 7,5% y un interés efectivo anual (TEA) del 141% para las Leliq y del 140,5% para el plazo fijo. Esta tasa efectiva se ubica por encima de la de las Letras de Descuento (LEDES) que pagó ayer el Economía en la licitación del Tesoro, que fue del 135,5%.
Plazo fijo: así ve el mercado la suba de tasas
«Es una medida muy fuerte, una suba más que importante, que responde a la necesidad de controlar la corrida cambiaria, intentando absorber más dinero a través de los instrumentos en pesos», señala el economista Christian Buteler. Y, por otra parte, considera que la estrategia de ajustar el tope del plazo fijo tradicional va en línea con la estrategia de poder llegar a más ahorristas con este ajuste de tasas.
Lo cierto es que esta decisión se sumó a las intervenciones que viene realizando el BCRA en el mercado de los dólares financieros en las últimas jornadas para controlar la corrida cambiaria. Y Menescaldi considera que, si se consigue el adelanto de fondos del Fondo Monetario Internacional (FMI) y se logra destrabar la evolución del el dólar soja 3 hacia adelante, «se podría empezar a cerrar más definitivamente la corrida cambiaria de estos días».
Así, en la City, reconocen, en general, el esfuerzo que está realizando el Banco Central para llevar las tasas a terreno positivo, algo que el mercado le viene reclamando a la entidad con cada ajuste que realizó al rendimiento de los instrumentos en pesos y también que le exige el acuerdo con el FMI.
Las tasas del plazo fijo, en terreno positivo
Y es que, tal como apunta el economista de Ecolatina Santiago Manoukian, «la aceleración inflacionaria de inicios de año devolvió la tasa de política a terreno negativo durante febrero y marzo» y la reciente disparada de los dólares libres y el compromiso asumido con el Fondo forzaba al BCRA a no quedarse inmóvil frente a este panorama, a fin de procurar moderar las presiones inflacionarias y las tensiones sobre la brecha cambiaria vía un fomento del carry trade.
Esta será la tercera suba de tasas que el BCRA implementa en lo que va del año. La anterior la dispuso a mediados de este mes, hace apenas 7 días, casi una semana después de que se conociera el dato de inflación de marzo, que estuvo en el 7,7%. En esa ocasión, elevó la de las LELIQs y el plazo fijo del 78% al 81%, con una efectiva anual (TEA) del 119,1% y una mensual de 6,66%.
Manoukian explica que la razón por la que el BCRA decidió avanzar nuevamente en este sentido es que «ese cambio reciente del rendimiento mensual no logró volver a terreno positivo respecto de la inflación en el corto plazo, frente a una expectativa de inflación del 7% para abril». Es por ese motivo, sumado a una inestabilidad cambiaria creciente en el último tiempo, que se hace necesario que el BCRA «sobreactúe tasa» en el marco de una economía bimonetaria y frente a la tendencia dolarizadora que se da de cara a las elecciones.
Una decisión que trae calma al mercado del dólar
Sin embargo, Buteler advierte que «esta decisión no se corresponde con haber asistido al Tesoro la semana pasada con $100.000 millones, que es una medida expansiva, al igual que la implementación del tipo de cambio diferenciado a $300 para el campo». Señala, así, que esta nueva suba es una reacción «de manual» ante la escalda de la inflación y la disparada del dólar, pero que debería ir acompañada de la menor emisión posible. «Si el Tesoro no tiene dinero, deberá conseguir su financiamiento y pagar la tasa que tenga que pagar por eso», opina.
Por su parte, Manoukian señala que, si bien la decisión puede contribuir a llevar algo más de calma en el corto plazo, «la emisión futura asociada por intereses de los pasivos remunerados (12% del PIB, +250% de la base monetaria), junto al severo impacto de la sequía y la creciente incertidumbre que existe en este año electoral«, podría hacer que este movimiento de la tasa sea ineficaz para moderar la dinámica inflacionaria hacia adelante. Y, en este punto, considera que la medida debería formar parte de un programa integral.