La negociación con el FMI
Javier Milei sorprendió a los técnicos del FMI que siguen el caso argentino cuando les dijo que apoyaba el desembolso inmediato de los 7.500 millones de dólares que Sergio Massa vino a cerrar a Washington. «Si llegamos con una situación más equilibrada cuando nos toque asumir el gobierno, mejor», explicó uno de los integrantes del equipo de economistas que acompañó a Milei en el zoom con el FMI.
La definición sorprendió al chileno Rodrigo Valdez, máxima autoridad del Fondo en esos diálogos, que imaginaba que los libertarios iban a sostener una posición mucho más dura que los economistas de Juntos por el Cambio, que encabezados por el bullrichista Luciano Laspina, habrían pedido al Fondo que no gire el desembolso comprometido en el staff level agreement, según la información que manejan en el Ministerio de Economía.
La consulta a las principales fuerzas políticas de la oposición es un protocolo habitual del FMI, pero no significa que se vayan a tomar en cuenta sus opiniones, explicó un funcionario argentino con décadas en negociaciones con el organismo.
Como sea, el contenido de esas conversaciones llegó muy rápido a Massa con un nivel de detalle interesante, según confiaron fuentes del Palacio de Hacienda.
La situación encierra sus paradojas. Massa busca la polarización con Milei como una pelea de opuestos, pero la tensión real de poder es con Juntos y en especial con el macrismo. De cualquier manera, en Unión por la Patria se instaló el diagnóstico que la candidatura de Patricia Bullrich está irremediablemente hundida -se apoyan en las últimas encuestas como la de CB Consultores- y el ballotage será con el libertario.
Massa está convencido, comentan quienes dialogaron con él en los últimos días, que si efectivamente Bullrich queda afuera del ballotage, al otro día de las generales de octubre, el radicalismo iniciará un proceso de ruptura. «No van a permitir que el PRO siga negociando por ellos», reflexionan en Unión por la Patria.
El dato no es menor porque en el oficialismo no ven el escenario político con las formas que hoy presenta, sino que trazan una división que corta y une en dos grandes bloques de identidad electoral de 40 puntos cada uno. «Un bloque duro son los votantes de Patricia más lo de Milei y el otro blando somos nosotros más sectores del radicalismo y peronistas que hoy están en el PRO», evalúan.
¿Por qué este diagnóstico electoral se cruza con el viaje a Washington de Massa? Porque el ministro es el candidato y la elección y el futuro próximo del país transitan bajo el techo de acero del acuerdo con el FMI, que si gana Massa ya tiene decidido renegociar después del ballotage.
El cruce de la negociación con el Fondo y la pelea electoral es total. Massa tuvo que devaluar el lunes posterior a las PASO, porque el shock que causó en los mercados el triunfo de Milei -más de 2.700 millones de dólares de operaciones en los dólares financieros y derrumbe de los bonos- amenazaba con llevarse puesto al Banco Central.
La medida, impuesta por el FMI, estaba prevista para el viernes. Por eso, la lógica invertida de primero devaluar y después cerrar los acuerdos de precios, cuando lo normal es hacerlo al revés. La decisión fue tan urgente que el equipo de Massa se olvidó de avisarle a Miguel Pesce.
Ahora, Massa vino a Washington a sacarse la foto con Kristalina Georgieva, el mismo miércoles que el organismo finalmente girará a la Argentina los 7.500 millones de dólares. «Una cortesía», explican cerca del ministro. También una foto de campaña para el candidato.
En el Palacio de Hacienda sostienen que alrededor de la mitad de esos fondos están liberados para intervenir en el mercado cambiario.
Otra vez el cruce de la elección y el acuerdo. Massa congeló el dólar en 350 pesos hasta el 15 de noviembre. Ese día le aplicará un ajuste equivalente a la inflación de octubre, menos un punto. «Es la manera que el crawling peg no sea inflacionario», argumentan en Economía. La negociación gira en torno a instrumentos para controlar el dólar porque la Argentina pasa de la tranquilidad al infarto según como oscila esa variable. No hay nada más importante para el ministro-candidato.
En agosto, Economía espera un repunte fuerte de la inflación -por el impacto de la escalada del dólar y la devaluación- pero hay esperanzas que no llegue a las dos cifras por los acuerdos de precios. La apuesta es que en octubre y noviembre baje. Finito.
Mientras tanto, Massa trabajó todo el fin de semana con su equipo las medidas que empezará a anunciar este jueves cuando vuelva de Washington y a un ritmo de dos o tres por día se extenderán durante una semana. Medidas destinadas a tratar de preservar el poder adquisitivo y mantener el nivel de actividad. Leonardo Madcur es el encargado de contener ese gasto para que entre en los límites del acuerdo con el FMI.
El jefe de Gabinete de Economía es también el encargado de llevar el pulso técnico de la negociación con el Fondo y el único funcionario junto a Marco Lavagna que acompañó a Massa en este viaje relámpago de un día y medio a Washington, que de regreso al país incluirá una escala en Asunción. Pero esa es otra historia.