El jefe del Bloque Justicialista se siente artífice de los cambios logrados en el presupuesto y en las reformas tributaria y previsional; sigue la distancia con Cristina Kirchner
l senador Miguel Ángel Pichetto reivindicó el apoyo del PJ a los proyectos del Gobierno. «Si logramos ventajas para nuestras provincias, cómo no íbamos a votar», aseguró en una entrevista con la nacion.
En el mismo sentido, el jefe del Bloque Justicialista en el Senado criticó la oposición de «bloqueo institucional» de la ex presidenta Cristina Kirchner, a quien acusó de moverse en «la periferia del sistema».
Para tranquilidad de la ex presidenta, su adversario interno ratificó su negativa a votar el desafuero de legisladores que no cuenten con sentencia definitiva. La ratificación cobra valor ante la reciente decisión de la Cámara Federal, que confirmó la prisión preventiva en la causa por la firma del memorándum con Irán.
Pichetto le adelantó al Gobierno el rechazo de su bancada a tratar la reforma laboral en febrero.
Además, calificó como «un menosprecio al Congreso» el cambio de las metas del presupuesto horas después de su sanción.»Fue un ajuste con la realidad; al menos tomaron nota», dijo el senador.
-¿Se sintió aludido cuando Cristina Kirchner habló de una oposición de diseño?
-De ninguna manera. Ella tiene una visión de una oposición dura, casi en la periferia del sistema y una mirada de bloqueo institucional. Nuestra tarea es la genuina representación de los intereses provinciales. Uno ayuda a mejorar la situación de provincias como Santa Cruz, que son definitivamente inviables, y del otro lado está la deserción, el no compromiso con el voto y el discurso por izquierda. Es un lugar cómodo.
-¿Por qué critica el bloqueo?
-El bloqueo es la negación del Congreso, obliga al Gobierno a recurrir a instrumentos como el DNU. El Gobierno se equivoca en un montón de temas, pero de ahí a plantear alegorías con situaciones que mejor no recordar? Si se recuerda 2001 y se proyecta hacia el futuro, es el peor escenario. Cuando uno alienta el incendio de la pradera, lo más probable es que cambien los vientos y se queme uno mismo.
-¿A qué se refirió cuando, en el debate del presupuesto, dijo que había mucha hipocresía?
-A que la discusión siempre se hace en el cierre del año, juntamente con la política impositiva, y se discute en la Cámara de Diputados con participación del Senado. Hay temas que nosotros dijimos: «Si esto sale así, no pasa». Por lo cual hubo correcciones, hubo debate. La historia muestra que en los últimos 15 años, con una sola sesión, se han tratado estos temas. Lo peor que le puede pasar a la Argentina como señal política para el mundo es que el Congreso no vote el presupuesto, como ocurrió con el Grupo A en 2009.
-Cristina Kirchner desafió a discutir su desafuero. ¿Cuándo se va a tratar este tema?
-Ella presidió la Comisión de Asuntos Constitucionales y sabe que un tema así requiere de análisis y de dictamen. Lo haremos en marzo, cuando se constituyan las comisiones.
-¿El fallo de cámara que confirmó las medidas de Bonadio cambia su postura sobre el desafuero?
-Absolutamente no, porque el caso Menem tiene que ver con una visión de protección de los fueros y de la representación parlamentaria y legítima en términos electorales, que implica la sentencia definitiva y el principio de cosa juzgada.
-¿Podrían volver a caminar juntos el PJ y el kirchnerismo?
-Nunca se puede decir no en política. Pero para que eso ocurra tiene que haber una visión de país que podamos compartir, un proyecto político de reconstrucción del peronismo. El peronismo expresa a 10 millones de personas que trabajan todos los días y sostienen el movimiento económico del país, no sólo a los sectores minusválidos de la sociedad. Hay que encontrar un discurso de centro nacional que represente a los gobiernos de provincia y al movimiento obrero. Nosotros no somos la izquierda progresista capitalina o el entrismo (sic) de partidos que nutrieron los últimos años del gobierno kirchnerista.
-¿Cómo conviven sus críticas al Gobierno con el apoyo a sus leyes?
-Porque hemos hecho reformas estructurales en el presupuesto y la reforma tributaria. El revalúo no estaba coparticipado, se va a coparticipar. Las cajas de jubilaciones que las provincias han retenido van a recibir $ 12.000 millones. Eliminamos impuestos que afectaban economías regionales: azúcar, vitivinicultura, electrónicos, cervezas. Eliminamos el cobro de ganancias a los reintegros de las pymes exportadoras y a las cooperativas. Si formamos parte de la discusión y logramos ventajas para nuestras provincias, cómo no íbamos a votar.
-¿Cuánto tiempo más habrá apoyo a la gobernabilidad?
-Habrá temas que apoyaremos y otros que no.
-El Gobierno quiere tratar en febrero la reforma laboral.
-Para febrero no creo que constituyamos la Comisión de Trabajo. No tengo ningún interés en hacerlo.
-¿Por qué?
-Porque no vamos a jugar con los tiempos del Gobierno. Además, que primero el Gobierno arregle con los sindicatos. No estamos dispuestos a tolerar que se construyan iniciativas que no son defendidas por el propio gobierno. Durán Barba cree que gobernar es hacer una elección.
-¿El Gobierno se merece el apoyo del peronismo en el Congreso?
-Me parece que se merece una oposición racional, democrática, que plantee alternativas y cambios en los proyectos. No creo en la violencia, en la plaza que tira piedras. No creo que sea bueno para el sistema alentar esa violencia ni tampoco es buena la metodología violenta dentro del recinto.
-¿Qué opina de los incidentes en Diputados en el debate de la reforma previsional?
-Totalmente negativo. No tiene precedentes, y mucho menos en el Senado, donde siempre hubo respeto por la opinión del otro. Hemos tenido votaciones de alto nivel de tensión, como fue la [resolución] 125, donde el país estaba levantado a las 5 de la mañana, donde había 300.000 personas en el Rosedal y 150.000 rodeando el Congreso, y no hubo una agresión sobre el hombre que conducía la Cámara [Julio Cobos], que desequilibró ese día. Creo que es un retroceso.
-¿Cuando habla de un PJ democrático lo hace como contraste con el kirchnerismo…?
(Interrumpe) -Hay que funcionar siempre dentro del sistema. No en los bordes. Si estuviéramos frente a una dictadura tendríamos legitimidad de origen. Este gobierno es democrático y ha ganado dos elecciones consecutivas,
-¿Qué sintió cuando el Gobierno cambió las metas del presupuesto horas después de su sanción?
-Es un menosprecio al Congreso. También una asunción de que no se puede hacer política económica sólo con el Banco Central o con política financiera. La política económica tiene que ver con la realidad de la calle, con el aumento de los precios, con la inflación. ¿Alguien creía que los sindicatos iban a tolerar un nivel de aumento para 2018 del 10%? Lo que hicieron fue un ajuste con la realidad. Por lo menos tomaron nota.
Fuente: La Nación