29-10-20 Para el ex funcionario, «El Banco Central está contando las monedas, pero todavía tiene margen de acción» para contener el dólar.
El ex presidente del Banco Central, Martín Redrado, aportó su visión del escenario más probable para lo que resta de este año y el 2021 esta mañana en una charla para clientes de Quinquela Fondos. Y, si bien consideró que el actual riesgo cambiario se traduzca en más riesgo inflacionario para el año que viene, descartó que los salarios y los precios puedan espiralizarse para ir hacia un hiperinflación: «No veo un escenario de hiperinflación», dijo.
Con los salarios perdiendo terreno frente a la inflación y con los sindicatos más preocupados por conservar los puestos de trabajo antes que el recuperar el poder adquisitivo perdido, para Redrado no es factible que el país repita un escenario como el del ‘89. Pero sí va a haber mayor inflación, porque de acá a fin de año el Banco Central emitirá unos $600.000 millones adicionales para atender al fisco, en especial en diciembre, en un contexto de baja demanda privada de pesos y el Presupuesto 2021 prevé que el 57% del déficit se financie con emisión.
Respecto de la brecha cambiaria, el ex funcionario remarcó que para su gusto el Gobierno está atando tarde con venta de bonos la disparada del contado con liquidación y con medidas tímidas como bajar de 5 a 3 días el parking en lugar de quitarlo de raíz: «Se dan pasitos de bebé y se necesitan pasos de atleta en una maratón para poder correr en esta tensión cambiaria», ejemplificó.
Con críticas por los vaivenes en la política económica, el mal timing, la lentitud y timidez en las decisiones, Redrado recomendó contundencia y sobrerrección para reordenar las expectativas y aclaró que los dólares paralelos llegaron a niveles de overshooting y por eso van a bajar, pero advirtió que la brecha entorno al 100% es «insostenible» y que para que sea sostenible no debe superar» el 50% o 60%».
En este sentido, ve «baja probabilidad» que el Gobierno formalice un desdoblamiento cambiario, pero sí que acelere las minidevaluaciones diarias para acercar el tipo de cambio oficial y que convalide mayor volumen el contado con liquidación para que actúe como un mercado subsidiario. Además, el FMI no permite el desdoblamiento en el conjunto de condicionalidades a las que está sujeta la Argentina por su endeudamiento, aunque aclaró que, por la pandemia, «estamos en épocas extraordinarias y hay espacio para negociar algo de eso».
En ese caso, toda la deuda corporativa, unos 19.000 millones de dólares caería rápidamente en default y la formación de precios se haría «mirando al dólar financiero», por lo que al momento de una unificación cambiaria «va ser hacia arriba» con «carga adicional sobre las expectativas inflacionarias».
Por lo pronto para Redrado la política cambiaria va a ser «un 2011-2015 recargado» y el Miguel Pesce va a ir poniendo cada vez más restricciones formales e informales a las importaciones y acelerando las minidevaluaciones para llegar a marzo, fecha en la que llegue la vacuna, la cosecha de soja y el acuerdo con el FMI: «El Banco Central está contando las monedas, pero tiene margen de maniobra», enfatizó.
Entre los recursos con los que cuenta Pesce, detalló que entre oro y Derechos Especiales de Giro (DEG) hay unos 4.000 millones de dólares y que también hay unos 1.450 millones invertidos en Basilea del sistema de garantía de depósitos (Sedesa), sobre los que el Central tomó un pase.
«No está pasando que estén manoteando depósitos como escuché decir», dijo tajante y aclaró que » Tenemos solvencia, liquidez y no hay descalce de monedas» gracias al división del sistema bancario que implementó durante su presidencia al frente del Central y que hace que esta crisis sea estructuralmente distinta a la del 2001. Por lo que concluyó que no cree que el Gobierno vaya a tocar los depósitos. «Veo impensable que estas autoridades puedan restringir el acceso a los depósitos», dijo.
Menos confiado se mostró en que el Gobierno logre cruzar el puente hasta cerrar un acuerdo con el Fondo Monetario en marzo sin devaluar antes.
En este sentido, recordó que en el año 2014 el Gobierno tampoco quería ir a una devaluación, pero hubo que hacerla por un 25%. «La inflación se comió esa devaluación en solo 8 meses. Por eso en el Gobierno no quieren repetirlo, pero como vengo diciendo, querer no es poder», aseguró.
«¿De qué depende de que no nos quedemos a mitad del río? De las filtraciones del mecanismo cambiario», sostuvo el ex funcionario que se declaró partidario de generar incentivos para incrementar la liquidez en los mercados de divisas spot y futuras y en los mercados de bonos en pesos y en dólares. Y en este sentido, les recomendó a Guzmán y a Pesce: «Hablar poco y hacer mucho».
En este sentido advirtió que la brecha ya golpeó al superávit comercial, que de 1.470 millones de dólares en agosto se redujo a 540 millones es septiembre. Y que también golpea el balance cambiario -cuyo resultado se conocerá el viernes- por la subfacturación de exportaciones, la sobrefacturación de importaciones, como así también a la deuda privada por un «incremento sin sentido del riesgo país».
Fuente : La Política Online