«Hay que ordenar las cuentitas», exigió el presidente y confirmó que el paquete tributario está atado a la reforma jubilatoria.
Mauricio Macri les advirtió a los gobernadores que «la Anses no da para más» y que necesita que le voten la reforma del cálculo jubilatorio para reducir el déficit fiscal. Es el nudo de la negociación con las provincias y le representaría al Estado un ahorro de 110 mil millones de pesos.
La idea es atar la actualización a la evolución de la inflación y no en base a la fórmula actual que combina distintos índices. Una modificación que según la oposición representará en los hechos una rebaja de las jubilaciones en torno al diez por ciento. Pero a diferencia de aquel fallido ensayo de José Luis Machinea que lo hizo por decreto, Macri propone que la modificación salga por ley y con acuerdo de todos los gobernadores.
El presidente llegó tarde a la reunión con los representantes de las 24 provincias y entró al salón Eva Perón haciendo chistes de fútbol para aliviar la tensión que habían generado los tributos al vino, la cerveza y la pelea por el Fondo del Conurbano, tres puntos en los que el Gobierno nacional terminó cediendo para avanzar con la reforma jubilatoria.
Es mas, entre varios de los presentes quedó la sensación que esos tributos fueron un señuelo para que una vez resignados, los gobernadores tengan un triunfo para mostrrar que les permita votar la reforma jubilatoria.
Luego, Macri dio un discurso que cayó muy bien por lo franco, aunque fue duro en la descripción de la situación actual. «No podemos seguir endeudándonos para el gasto corriente, ya sabemos cómo termina», advirtió el presidente.
«No podemos seguir endeudándonos para sostener el gasto corriente, ya sabemos como termina eso», advirtió Macri a los gobernadores. Pero enseguida agregó: «Tampoco voy a emitir, porque eso es más inflación y pobreza».
«Tampoco voy a emitir para financiar el déficit porque eso genera más inflación y más pobreza», agregó y exigió: «Hay que ordenar las cuentitas».
El jefe de Estado les pidió a los gobernadores lo mismo que les había reclamado la semana pasada: que bajen el déficit y ajusten las cuentas. En el Gobierno calculan que las provincias suman un déficit del 0,5 por ciento del PBI, que se suma al nacional.
Macri explicó que el corazón del ajuste pasar por aprobar la reforma para reemplazar la fórmula implementada en el kirchnerismo para calcular los reajustes de la jubilación y atarla a la inflación, al igual que los montos de las asignaciones familiares y los planes sociales.
En el Gobierno buscan alternativas para reducir los gastos de Anses y tras transferir el plan Procrear a Interior, ahora pasarán el Plan Progresar al Ministerio de Educación.
La decisión busca desmontar un proceso que comenzó con Cristina Kirchner y se agravó con Macri, que básicamente fue cargando en la mochila de la Anses una serie de programas que no corresponden al sistema de seguridad social, por la simple razón de que era superavitario. Hasta que dejó de serlo.
El nivel de déficit de la Anses es uno de los secretos mejor guardados del Estado. En la Anses afirman que este año terminarán equilibrados, pero que sin cambios el 2018 el déficit treparía a un punto del PBI. Sin embargo, en otros sectores del Gobierno afirman que el déficit del organismo previsional ya ronda 1,5 puntos del PBI -casi la mitad del déficit primario del país- y en el mercado estiran ese agujero hasta los cuatro puntos.
Lo cierto es que lejos de mejorar la situación, el macrismo hizo aumentar un punto el déficit con la reparación histórica jubilatoria del año pasado y la extensión de la AUH a unas 800 mil personas, una creación del vicejefe de Gabinete, Mario Quintana. El mismo que ahora supervisa la reforma para contener el rojo fiscal.
Con un agravante: Desde marzo de este año el Gobierno incumple su obligación de informar las inversiones y situación del Fondo de Garantía Social (FGS) que supuestamente ya supera los u$s 60 mil millones de dólares y es la caja de la Anses para financiar las jubilaciones de manera intergeneracional. Se sospecha que se demora la información porque la Secretaría de Finanzas usa esos fondos para tapar urgencias fiscales de la administración central.
El cambio de fórmula que pide Macri le significaría al Ejecutivo un extra anual de 100 mil millones de pesos, que podría destinar para el Fondo del Conurbano bonaerense y los reclamos de las otras provincias.
En el Gobierno estiman que sin esa reforma jubilatoria, se caerá todo el paquete que incluye la reforma tributaria, la ley de responsabilidad fiscal y el Presupuesto 2018. El proyecto con la nueva fórmula podría entrar la semana que viene al Congreso.