Leticia Siciliani brindó una entrevista sin filtro
Por primera vez, se enfrentó a las cámaras sin el amparo de un personaje y logró posicionarse como una de las grandes favoritas del programa más visto del último año. Mientras transita el tramo final de MasterChef Celebrity, Leticia Siciliani brindó una entrevista sin filtro, en la que se refirió a su relación con jurados, a sus lágrimas dentro y fuera del estudio, pero también a su decisión de no exponer en los medios a su pareja y a su deseo de convertirse en mamá.
En diálogo con Catalina Dlugi en su programa radial Agarrate Catalina, Siciliani comenzó explicando por qué muchas veces parece darse por vencida cuando los procesos de preparación de sus platos se complican. «Al principio decía: ‘no me voy a enganchar con el reality’, porque más allá de que haya que cocinar y que el eje no esté puesto en la vida personal de cada uno, están en juego nuestras emociones. De repente, te descubrís frustrado porque no sabés amasar unos fideos… A mí me pasa. Soy muy exigente en general, con todos mis trabajos, y como MasterChef es hoy mi trabajo, lo quiero hacer bien», indicó.
Y continuó: «Me da mucha vergüenza. En el momento digo ‘no voy a llorar, no voy a llorar’, y después no lo puedo evitar. Soy muy sensible y, a diferencia de ShowMatch, en el que hacía un personaje que surgió un poco desde los nervios y el no querer hablar en ese momento, y después me sirvió para estar escudada ahí, acá soy yo, y a veces, una está más sensible. También fue un año híper fuerte para todo el mundo, más allá de que algunos pudimos pasarla un poco mejor que otros. Y de repente, te encontrás ahí, frente a una persona que te está criticando algo que hiciste con todo tu esfuerzo, aunque no lo sepas hacer, y te pone mal».
Con respecto a su relación «filial» con Germán Martitegui, explicó: «Es un juego y a mí me redivierte jugarlo. De hecho, me gustaría jugar más por ese lado, pero de repente me veo envuelta en otras cosas. Pero a mí esa es la parte que más me divierte: poder volar un poco con cosas que a mí me hacen reír y quizás a la gente también».
Leticia también se refirió a la incorporación en el jurado de Dolli Irigoyen, a quien le propuso salir en caravana por la noche porteña. «Cuando Dolli arrancó, todos le teníamos bastante miedo, porque es como una institución y tiene mucha autoridad. Al principio era súper dura y después, una genia total, súper amorosa y cálida en sus devoluciones. Aunque te retara, lo hacía con mucho amor. Y eso, en ese momento del programa, era necesario para nosotros porque ya veníamos golpeados. Fue aire fresco».
Dlugi, entonces, quiso saber si el que determinaba su pasaje a la alegría o a la angustia dentro del programa era exclusivamente Martitegui. «No, los tres, porque un día te aman y otro te pegan un bife. Es fuertísimo. Pero es así: un día te puede salir algo súper bien y estás iluminado, y creo que eso también les pasa a ellos; a pesar de ser profesionales, hay día que están más simpáticos con unos que con otros».
De todos modos, aclaró: «No me voy a mi casa llorando, pero tal vez sí enojada o para abajo. No soy de las que salen del estudio y se van a la casa a estudiar. Creo que nunca cociné tan poco en mi casa como desde que entré a MasterChef. Llego y ya no quiero saber nada».
«Hay que tener energía para estar en un reality. A mí me pasó que quizá grababa menos horas que en una tira, pero salgo el doble de agotada. Es fuerte estar todo el tiempo siendo uno mismo enfrente de una cámara, sobre todo cuando no estás acostumbrado. Y lo que puede pasar es que, en estos casos, a la gente no le guste lo que sos vos, no tu personaje. Darme cuenta de eso, al principio fue fuerte», reveló.
Siciliani contó, además, cuál fue la reacción de sus padres cuando les contó que le gustaban las chicas. «Cuando les conté, lo tomaron con naturalidad, porque la verdad es que ellos querían que yo estuviese bien. Quizás en ese momento les generó un poco de incertidumbre porque yo se los estaba contando con mucha angustia, no por lo que les estaba contando sino porque sentía que se los había ocultado. Hacía seis meses que había estado por primera vez con una chica, que era mi novia en ese momento, no era que se los había ocultado toda la vida, sino que recién me estaba descubriendo. Ellos desde el primer momento lo aceptaron y cuando me vieron feliz, también fueron felices. Es algo que les pasa con todas las elecciones de mis hermanos, que somos híper diferentes todos: mi hermana mayor, que es laica consagrada y se fue a vivir afuera hace mil años; otra de mis hermanas decidió irse con su familia y tener otro tipo de vida. Obvio que ellos extrañan, y quizá prefieran otra cosa, pero no nos lo dicen, y nos bancan.
Además, recordó un hecho de discriminación en la calle del que fue víctima hace algún tiempo y contó: «La verdad es que no me pasó de nuevo, pero también es cierto que ahora que soy más conocida no me muestro tanto. Me pasaría lo mismo si estuviera de novia con un chico».
Sobre el pacto que mantiene con su pareja, de no revelar su identidad en los medios y en las redes, explicó: «Me cuesta mantener a mi novia en el anonimato, porque yo siempre fui de contar todo, pero es el arreglo que hicimos. Entendí que la vida pública es mía y no ella, y que es una elección de cada una. No es que cuando vamos por la calle caminamos cada una en la suya… ¡No! La vida la seguimos viviendo igual, lo único es que elijo no exponerla en las redes ni en la televisión».
Hace algún tiempo, Leticia reveló su deseo de ser madre. Al respecto, este sábado explicó: «La adopción, tanto monoparental como para parejas heterosexuales u homosexuales es difícil en la Argentina. En este momento, no lo sé. Lo veo súper lejano. Sé que tengo el deseo, porque lo tengo desde chica. Pienso que adoptar sería una hermosa opción, pero sé que es difícil. Por eso, considero todas las opciones para maternar».
Fuente: La Nacion