A fines de febrero y tras varias reuniones, el gremio levantó un paro de colectivos de corta y media distancia, que había anunciado para el viernes 26 de ese mes. En aquella oportunidad tomaron la decisión luego de llegar a un acuerdo con el sector empresario en las negociaciones paritarias.
En este sentido, habían acercado posiciones, ya que por un lado aceptaron “el pago de 15.000 pesos en tres cuotas iguales de 5 mil pesos cada una para cerrar la paritaria 2020”, en lo que era una compensación no remunerativa que se otorgó por única vez para equilibrar el porcentaje perdido a raíz de la inflación.
Estos valores también fueron incluidos para los haberes de marzo, abril y mayo próximo. Y por otro lado, definieron que la semana siguiente comenzarían las negociaciones por la pauta salarial de este año y fijaron una audiencia.
La UTA había dispuesto el estado de “alerta y movilización” ante “la imposibilidad de lograr soluciones en la negociación paritaria”.
El Consejo Directivo Nacional del sindicato había resuelto que “en caso de no arribar a un acuerdo que contemple los reclamos lógicos y razonables de los trabajadores, se realizará un paro nacional desde las cero horas del próximo viernes 26 de febrero”.
En marzo se había generado otro conflicto, por la imposibilidad de respetar la capacidad máxima en cada ómnibus dispuesta por el Gobierno a raíz del coronavirus.