Jair Bolsonaro no pasó el primer test electoral


16 noviembre, 2020


16-11-20 El presidente brasileño fue aplastado en San Pablo, y no obtuvo buenos resultados en gran parte de los casi 5.600 municipios que eligieron intendentes.

Ocho días fatídicos para Bolsonaro. La derrota del candidato bolsonarista, el evangélico Celso Russomanno, ocurrida este domingo en las elecciones municipales de San Pablo y la caída de Donald Trump anunciada el 7 de noviembre dejaron de rodillas al mandatario y excapitán del Ejército.

En su primer test electoral desde que llegó al Palacio del Planalto, el presidente fue aplastado en San Pablo, y no obtuvo buenos resultados en gran parte de los casi 5.600 municipios que eligieron intendentes. Con sus 12 millones de habitantes San Pablo es el el dínamo político y económico nacional.

Según los números de boca de urna de Ibope, el alcalde paulistano, Bruno Covas del derechista Partido de la Socialdemocracia Brasileña (PSDB) se ubicó primero con el 35 % y disputará el ballottage con Guilherme Boulos, del Partido Socialismo y Libertad (Psol) que obtuvo el 25 %,

En el quinto lugar quedó Russomanno, el apadrinado del presidente, con el 8 %, según esa proyección.

Los comicios paulistanos deben ser considerados como una «elección nacional» que puede marcar el destino del mandatario, según declaró en entrevista con este diario Luiza Erundina, la candidata a vice de la fórmula encabezada por Boulos, que con una campaña franciscana logró pasar al segundo turno del 29 de noviembre.

En cambio Russomanno, contó con el aparato mediático y espiritual de la Iglesia Universal del Reino de Dios, además de los favores venidos directa o indirectamente desde el despacho presidencial. Dentro de la ayuda se incluye la tormenta de fake news disparada por blogueros posiblemente ligados al Gabinete del Odio, un ministerio clandestino que funciona en el tercer piso del Planalto, el mismo donde están las oficinas del Jefe de Estado.

En los próximos quince días Boulos no tendrá que enfrentar los golpes bajos del oficialista Russomanno, pero tendrá que vérselas con la también millonaria maquinaria de la alcaldía y la gobernación de San Pablo, ésta también dominada por el PSDB. El gobernador, Joao Doria, apirante a disputar las presidenciales de 2022, declaró este domingo que están dadas las condiciones para formar un «Frente Amplio» contra el bolsonarismo. Pero no habló de un frente equiparable a la coalición de izquierda uruguaya sino formado por el centro y la derecha neoliberales, una alquimia bien vista por parte de las corporaciones financiera y mediática.

Hasta el segundo turno, Boulos y el alcalde Covas, tendrán igual tiempo disponible en el horario de propaganda televisiva gratuita y serán los únicos participantes en los debates. Un terreno en el cual el joven Boulos, filósofo y postgraduado en Psicología, se maneja con talento.

Este resultado crea un nuevo arenero, desconcertante: Bolsonaro estará, por lo menos formalmenet, fuera de la pelea por San Pablo en la que seguramente participará Luiz Inácio Lula da Silva, un valioso aporte a la candidatura de izquierda.

La derrota de Bolsonaro no tue absoluta. En Río de Janeiro, la segunda capital brasileña, su apadrinado el alcalde, pastor y cantante gospel, Marcelo Crivella, pasó al ballottage. Río es el territorio político del mandatario, que fue 28 años diputado por ese distrito, donde además tiene como aliados a las «milicias» parapoliciales.

En 2018 Bolsonaro llegó a la presidencia con una combinación de fake news, un electorado hipnotizado por el discurso antipetista y antipolítico, y fundamentalmente, la proscripción de Lula.

El cuadro cambió ahora.

Dar por acabado a Bolsonaro sería una frivolidad, porque aún le restan varios instrumentos de poder (incluso las FFAA, pese a las divergencias que parte de éstas expresaron con el excapitán) y no se sabe si la oposición, ya sea la democrático popular o la neoliberal serán capaces de convertir las victorias de este domingo en un activo político concreto.

Además Bolsonaro sabe mejor que nadie cómo crear inestabillidad para favorecerse y hacer que el caos neutralice la política. Y degrade la democracia.

 

Fuente : Página12

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