Escándalo y cinismo: imputado, expulsado… y aun así juró como concejal
Es indignante: el Pablo Emanuel López, denunciado por violencia física, psicológica, económica y sexual —acusaciones gravísimas que incluyen exigir favores sexuales a cambio de dinero— , hoy volvió a jurar como concejal, como si nada. A pesar de que su propio partido lo expulsó tras la denuncia pública y los audios demonizando su accionar , alguien creyó que era aceptable que retornara al cargo.
Durante años —según la denuncia presentada por su ex pareja— habría ejercido violencia sistemática, abusando de su posición para someter a una mujer: retenciones salariales, amenazas, presión sexual, manipulación. Eso no se resuelve con una “renuncia momentánea”, ni con una formal expulsión: no se borra un abuso exigiendo un nuevo mandato.
Y lo más escandaloso: quienes vieron ese horroroso audio, quienes conocen los detalles, quienes repudiaron públicamente lo sucedido, hoy se cruzan de brazos mientras un imputado por violencia vuelve a tener poder estatal. ¿Dónde quedó la coherencia moral? ¿Dónde quedó la justicia hacia la víctima? ¿Desde cuándo las leyes internas de los partidos permiten que un denunciado por violencia de género vuelva al poder sin condena?
Que asuma un cargo electo no lo redime —lo expone aún más. Y la administración pública, lejos de proteger a l@s vulnerad@s, les demuestra que la degradación ética puede convivir con una banca. Es un baldazo de agua fría para cualquiera que crea en democracia, en derechos, en dignidad humana.
