El ex ministro kirchnerista y líder de Cumplir pasa sus vacaciones en Valeria del Mar junto a su familia. Piensa en la reunificación del PJ y el rol que ocupará de cara a 2019
Florencio Randazzo nació en Chivilcoy y vive en La Plata, pero del 1 al 15 de cada enero su patria se reduce a los 200 metros que separan la orilla del Atlántico de la casa que alquila en Valeria del Mar. Todo sucede en esa línea imaginaria: los asados, los chapuzones, la lectura, el ocio familiar y la versión veraniega (light) de la rosca política, que consiste, esencialmente, en preparar el terreno para la siembra y la cosecha del año que se viene. El 2018 será clave para el peronismo si quiere recuperar el poder en las presidenciales de 2019. Necesitado de una estrategia distinta tras la derrota en las elecciones pasadas, el ex ministro kirchnerista cree que la cuestión va por el lado de la unidad y si hay algo que dirimir, que sea en el ring justicialista.
«Yo nunca me moví, siempre estoy adentro», comenta y se encoge de hombros. Cuando le preguntan si va a participar en la carrera peronista, Randazzo responde con una anécdota de los últimos días. Cuenta que estaba parado en la orilla y un joven que pasaba caminando lo reconoció y le reprochó: «Florencio, nos abandonaste». «¡Pero yo no me moví!», repite, y en la reiteración y en la exclamación se dejan ver la reafirmación de su distanciamiento con el kirchnerismo (convertido en Unidad Ciudadana) y la referencia a su futuro.
Adentro del peronismo, todo. «Hay que ir todos juntos y acompañar al que salga del consenso o de las primarias. Yo mantengo lo que digo», sonríe con un gesto irónico focalizado en el movimiento de sus cejas.
Muchos vecinos de playa se acercan a saludarlo y le preguntan por el futuro político del país. Randazzo responde y se presta a la charla breve, donde explica por qué se abrió del kirchnerismo o lanza algunas opiniones sobre el futuro del macrismo en el poder. Los que hablaron con él le escucharon decir que los triunfos en las elecciones son propiciados muchas veces por la coyuntura y el ánimo de los votantes. «¿Cuántos votaron a Macri sólo porque ya no querían saber nada con Cristina? El peronismo tiene que estar preparado para resolver esa inquietud», comenta.
Randazzo ocupa un par de metros cuadrados de la playa pública de Valeria del Mar. El creador del espacio «Cumplir» mantiene el perfil bajo en sus vacaciones. No da entrevistas ni se mueve de Valeria del Mar. Llegó junto a sus seis hermanos, su esposa, sus dos hijos adolescentes y su mamá Gladys a principios de enero y se quedará hasta el final de la quincena. «Trajimos algún lechoncito, hacemos mucho asado, jugamos a las cartas y a ese juego de la pelotita de tenis que cuelga de un hilo y le tenés que dar con la paleta», enumera.
Cuando los que se le acercan le preguntan si mantiene la idea de ser Presidente, él estira sus largas piernas y suele responder: «No me vuelvo loco, no necesito vivir de la política, mirá cómo estoy, acá tranquilo en la reposera; aunque soy un bicho político y obviamente voy a seguir jugando».
El ex funcionario nacional comenta a sus allegados que imagina una discusión amplia dentro del partido justicialista, que incluye a todos: Sergio Massa, los intendentes bonaerenses, gobernadores y también Cristina Fernández de Kirchner. «Hablemos todos de todo y acompañemos al que salga de ahí», cuentan que es su planteo.
El 16 de este mes volverá a las reuniones en su oficina porteña del Palacio Raggio, a 300 metros de la Casa Rosada, lugar al que aspira y pretendió hasta que la ex Presidenta ungió a Daniel Scioli como candidato por el Frente para la Victoria. «A mí no me unge nadie, la gente es la que elige, por eso estoy a favor de dirimir las cosas en las primarias», repite, cuando recuerda aquellos encuentros ásperos con Cristina, tras los que se negó a ser candidato a gobernador (un hecho que quizás haya definido la suerte de María Eugenia Vidal y de todo Cambiemos).
En los ratos que se echa en la reposera, Randazzo lee El maestro ignorante, del filósofo marxista Jacques Rancière, un autor francés que reflexiona sobre la educación, los conocimientos, y la diferencia entre el saber y la inteligencia. El verano pasado en Valeria tuvo los ojos puestos en la segunda encíclica del papa Francisco, Laudato si’.
El 8 de enero de 2017, mientras la leía, le escribió una carta a Jorge Bergoglio. El intercambio epistolar propició un encuentro que ocurrió a fines de febrero. Florencio visitó a Francisco en la Biblioteca del Vaticano y le contó sus planes de ir de candidato a diputado. El Sumo Pontífice fue uno de los primeros en enterarse. La charla duró una hora y media y pasó por todos los temas. A Randazzo le impresionó la lectura social que Francisco hace del conflicto de Medio Oriente y de sus organizaciones terroristas. Todavía guarda en su celular las fotos de aquel encuentro. Esas fotos nunca trascendieron. Cada tanto se las vuelve a mostrar a Gladys.
Fuente: Infobae