El diputado del Frente Renovador se presenta como prenda de unidad del PJ. «El que trabaja para que haya dos peronismos trabaja para Macri», hizo un tiro por elevación a Massa, líder de su espacio. Ya se mandó a medir y empezó a armar su equipo
El póster de Francisco recuerda el primer aniversario de su papado con una leyenda: «365 días haciendo lío». Hace tiempo que Felipe Solá lo colgó en una de las paredes de su oficina. Pero recién ahora le rinde honor con el anuncio de su candidatura presidencial. Todo un lío, en especial para su partido.
—No sé qué hará Massa. Yo lo tengo decidido —dice, mesurado.
Hay otras imágenes de Jorge Bergoglio en ese cuarto con ventanas a Riobamba. Es como si eso envalentonara al diputado, como si le diera cobijo y a la vez lo impregnara de fuerzas.
—¡Quiero ganarle a Macri y voy a trabajar para ganarle a Macri! —eleva la voz, ya con tono imperativo.
—No es muy original. Todos los peronistas que quieren competir en el 2019 dicen lo mismo —le recuerda Infobae.
—No, no. A ver si me explico: yo no quiero ir a una elección con dos peronismos. El que trabaja para que haya dos peronismos trabaja para Macri. Y yo quiero ganarle a Macri representando a un peronismo unido —marca la diferencia.
En otras palabras, se imagina como un imán que atraerá hacia su figura todas las piezas de un partido atomizado y en el que sobresalen dos grandes corrientes: el kirchnerismo y el massismo.
Paradójicamente, el ambicioso proyecto presidencial de Solá basado en la unidadrepresenta una afrenta a Sergio Massa, quien también demuestra avidez por llegar a la Casa Rosada y no precisamente de la mano de una alianza con Cristina Kirchner.
Es un secreto a voces que la relación entre el diputado del Frente Renovador y el líder de ese espacio está resquebrajada. Por las diferencias sobre cómo construir una alternativa al gobierno hace tres meses que no se hablan.
«Si sos más antikirchnerista que antimacrista no sirve. Es una locura esta idea de buscar el peronismo puro. Yo quiero a todos los que quieren ganarle a Macri porque es a Macri a quién hay que ganarle. Y aunque hace años que no hablo con Cristina necesitamos también de los votos kirchneristas para ganarle a Macri», refunfuña Solá cada dos por tres.
La última vez que se cabreó fue cuando los economistas massistas Aldo Pignanelliy Marco Lavagna se prestaron a un charla organizada por Luis Barrionuevo. El interventor del PJ es quien busca dejar al kirchnerismo fuera del partido.
A Solá le irrita el silencio de Massa ante estas movidas pero sobre todo frente a los desaguisados del gobierno. No está a gusto y acaso eso lo haya llevado a desafiarlo lanzando su propia candidatura presidencial.
No es un capricho ni un arrebato. Ya le pidió a una consultora que haga un relevamiento para tener un parámetro de dónde está parado, que le diga si su sueño es posible, si su ascendencia y sus años dentro del justicialismo son suficientes para convertirse en prenda de unidad.
Felipe es de los que pide a gritos abandonar el «peronómetro» y hablar con todos por igual. Se pone de ejemplo cuando resalta sus vínculos con sindicalistas de distinto palo, como Héctor Daer, Hugo Yasky, Facundo Moyano, Roberto Baradel, Sergio Palazzo y Antonio Caló, entre otros.
Su objetivo es que todos repliquen el esfuerzo del equipo que integran los randazzistas Alberto Fernández y Fernando Navarro, los kirchneristas Daniel Filmus, Agustín Rossi y Víctor Santa María, y el massista Daniel Arroyo paraamalgamar las diversas vertientes del peronismo.
En se sentido también destaca el rol de los líderes de las organizaciones sociales. Menciona con especial énfasis a Emilio Pérsico, del Movimiento Evita, y a Juan Grabois, una suerte de hijo dilecto del Papa.
Ellos, dice Solá, encarnan la representación más genuina de los sectores marginados, en una peregrina coyuntura donde volvieron a florecer, como en el 2001, una variedad de clubes del trueque.
No por casualidad, el diputado se erige como piloto de tormentas y recuerda aquellos años aciagos en los que, siendo gobernador, capeó la crisis bonaerense emitiendo patacones, lo que le trajo una fuerte discusión con Anoop Singh, cabeza de una misión del Fondo Monetario Internacional.
El recuerdo de viejos tiempos no es casual: busca contrastar su propia experiencia con la de Macri frente a una crisis, para concluir —previsiblemente— que lo suyo fue todo virtud y lo del Presidente, falta de coraje.
«Ningún hombre puede gobernar solo en una crisis. Necesita acuerdos con otros. Cambiemos priorizó el marketing para ganar elecciones por sobre los acuerdos necesarios», reflexiona en voz alta, sabiendo que el dilema oficial de pactar o no con el peronismo atiza la interna de la Casa Rosada.
Según su lectura de la realidad, ser corajudo no es acordar con el FMI sino aceptar el consejo de la oposición de cambiar el rumbo antes de que sea demasiado tarde. Para el diputado los malos presagios también deberían ser suficientes para cohesionar el frente interno.
«¿Se entiende que nuestra mancha venenosa no es Cristina sino Macri y el Fondo Monetario?», les pregunta retóricamente a sus compañeros de ruta, desglosando lo principal de aquello que entiende como secundario.
Por eso sostiene enfáticamente que las primeras medidas a tomar, de llegar al gobierno, serían no aceptar las condiciones impuestas por el FMI, renunciar a futuros desembolsos de ese organismo internacional, y poner en marcha un plan de desarrollo para reactivar el consumo interno. ¿Los detalles de este programa? Seguramente los esté elaborando el economista Arnaldo Bocco, la flamante incorporación a su equipo.
Si bien Solá promete asomar con mayor vigor en algunas semanas, lo que hasta ahora vino declarando sorprendió por su inusitada dureza, tanto al referirse a los actuales y ex funcionarios del gabinete como al propio Presidente. Algunos ejemplos:
«Es cierto, como dijo Francisco Cabrera, que hay empresarios llorones. Aranguren llora porque le pedimos que venda las acciones de Shell, Caputo llora porque le alcahuetean desde Estados Unidos que en realidad es el dueño de la off shore»
«Yo le sugeriría a Vidal que si no le puede pagar a los maestros lo que merecen que se les pague, en lugar de apretarlos y de convertirlos en el enemigo, los prestigie».
«Carrió es muy inteligente pero se viene tragando muchos sapos, pero sapos grandes eh, escuerzos, como el blanqueo de los familiares de los funcionarios o no opinando del tema de los jubilados».
«Macri ha logrado que tengamos más de 10 mil millones de dólares de intercambio comercial negativo, cuando Argentina siempre lo tuvo positivo».
«El Presidente dijo que iba a solucionar la inflación en un minuto pero no pudo solucionar un corno, entonces abre la importación de cualquier producto, de productos primarios. Eso es lo peor. Lo probó Cavallo y lo tuvo que cortar».
Está claro que Solá no piensa bajar un ápice el tono de su arenga contra la administración macrista. Pero su ambición presidencial seguramente también producirá tensiones dentro del peronismo. Lo sabe y asume su responsabilidad. Está decidido a hacer lío, como alentó el Papa. ¿Podrá organizar el lío que hace, como también pidió Francisco?
Fuente: Infobae