Mansilla se vistió de héroe, tapó tres penales, y dejó sin nada a los pibes de Vélez.
El fútbol sigue siendo el juego más maravilloso. Dentro y fuera de la cancha. La final por la Copa de la Liga entre Estudiantes y Vélez tuvo el marco que merecen dos de los grandes equipos del fútbol argentino. Y el Estadio Madre de Ciudades quedó chico. Suele suceder en las instancias finales de esta competencia, como la de la Copa Argentina, con público de los dos lados, muestra lo mejor de los hinchas, del color, el calor, el esfuerzo por estar a más de mil kilómetros de distancia. Casi tres horas de tensión hasta el disparo final de Fernando Zuqui para la consagración.
También en lo futbolístico. El Fortín fue el mejor de los primeros 45 minutos pero el que se fue en ventaja al vestuario fue Estudiantes, con un golazo de Eros Mancuso, que la pasó mal con Thiago Fernández, el mejor del equipo de Gustavo Quinteros. El gol del pincha fue a los 14 minutos, luego de un tiro de esquina que combinaron Sosa y Cetré, la pelota fue hacia el lateral derecho que estaba solo afuera del área y sacó un remate cruzado que superó a Marchiori.
Exactamente un minuto después, la cuenta oficial de la AFA informaba la muerte de César Luis Menotti, el técnico de la primera Copa del Mundo, enemistado públicamente por filosofía futbolística con Carlos Bilardo, un símbolo de Estudiantes, al que los hinchas recordaron antes del comienzo de la final, al grito de “Es el equipo del Narigón”. Un guionista no lo podría haber escrito mejor.
Aún así, antes del comienzo del segundo tiempo, cuando la voz del estadio informó sobre la partida de Menotti, todo el estadio se sumó en un respetuoso aplauso y minuto de silencio.
Estudiantes fue el gol y nada más. O apenas la jugada anterior que generó el tiro de esquina, que encontró a Sosa bien habilitado y Damián Fernández llegó a cortar justo. El resto, fue todo del equipo de Gustavo Quinteros, que abrió siempre la cancha, especialmente por el sector izquierdo con Thiago Fernández. Pero también por derecha era peligroso Pizzini.
Sin embargo, las dos más claras antes del 1-0 estuvieron en los pies de Ordóñez, primero con un remate en el travesaño tras una jugada preparada a la salida de un tiro de esquina. Después, cuando apareció solo por derecha, tras otro desborde por izquierda de Fernández, y el remate se fue apenas desviado.
En la parte final, Thiago Fernández, aún cansado, siguió exigiendo. Ascacibar lo bajó y Aquino tuvo un buen tiro libre pero la mandó por arriba del travesaño. Después, como si fuera un karma para Vélez, otra roja. Damián Fernández le pegó un codazo a Cetré y Ramírez lo expulsó. Pero el karma fue para el rival. En la primera pelota que tocó, después de un gran pase de Thiago Fernández, Sarco empató.
Vélez tuvo una más, tras un gran pase de Aquino, Pizzini se iba solo al gol, lo bajó Benedetti antes de entrar al área y roja. El tiro libre de Aquino se fue apenas desviado. El equipo de Liniers se fundió y 10 contra 10, ya no fue el mismo. Aunque Quinteros metió mucha juventud, no alcanzó.
El tiempo suplementario fue todo de Estudiantes, con las salidas de Sosa y Enzo Pérez, creció muchísimo la figura de Ascacibar. Y Cetré, por supuesto, un demonio tanto por izquierda como por derecha. Después, los penales, Matías Mansilla tapó tres y fue un poco más que Tomás Marchiori (que se quedó con dos) y la Copa para Estudiantes de La Plata.