Diputados
La sesión de la Cámara de Diputados para crear nueve universidades se suspendió en medio de un escándalo, porque los diputados de Juntos por la Cambio la consideraron ilegal y lo gritaron a viva voz desde sus bancas, en un recinto con los palcos repletos de invitados que habían llegado a celebrar leyes que nunca se trataron.
La tensión escaló hasta que el jefe del oficialismo Germán Martínez prefirió suspender la sesión, antes que se votara una moción para terminarla pedida por Maximiliano Ferraro, de la Coalición Cívica.
En ese momento, Martinez no creía contar con el respaldo de los 5 diputados del interbloque federal que habían dado quórum pero ya no estaban en sus bancas. Sí permanecían los 4 de la izquierda, que se retiraron molestos porque ni siquiera pudieron hablar.
Pero las discusiones a los gritos hacían imposible sesionar, en un episodio que fue similar a los enfrentamientos de la reforma previsional de 2017 y sucedió una hora después de frustrarse la reunión preparatoria para elegir autoridades, ante un vacío opositor impulsado por Juntos por el Cambio. La relación entre los bloques quedó rota y no será fácil que vuelva a haber sesiones este año.
La situación más tensa se vivió cuando un grupo de diputados de JxC fue a increpar a Cecilia Moreau al estrado y se enfrentó a las mujeres del FdT, que se acercaron al grito de «violentos, violentos», en una escena que estuvo al filo de los forcejeos. Finalmente lograron que volvieran a sus bancas.
Pero la sesión nunca se ordenó, porque los diputados de JxC no dejaron de reclamar que era ilegítima. Los más enfáticos eran el jefe del PRO Cristian Ritondo, la radical Karina Banfi y Juan López y Ferraro de la Coalición Cívica. Le pedían a Moreau la palabra y como no se la daba, golpeaban sus bancas y la tapaban a los gritos.
Antes de la sesión, Ritondo había anticipado junto su compañera Silvia Lospennato, en una breve conferencia de prensa, que para ellos la sesión estaba caída, porque fue citada a las 13 horas y luego tuvo dos prórrogas que no fueron oficializadas. La última fue para citarla a las 14.30. El jefe de la UCR Mario Negri tuiteó las notificaciones que consideraban ilegítimas.
Germán Martínez, de inmediato, ratificó que la sesión estaba confirmada. Confiaba para el quórum en la izquierda, que apoyaba la creación de universidades y en los federales, presionados por dos temas: los cordobeses querían votar la universidad de Río Tercero y los santafesinos la agenda de salud de Mónica Fein.
La izquierda y 5 de los 8 federales ingresaron al recinto y las 14.33 hubo quórum. No tardaron en llegar algunos diputados de Evolución Radical, como Emiliano Yacobitti, Danya Tavella y Gabriela Virginia Brouwer de Koning, que es de Río Tercero, autora de ley para una universidad en su ciudad y con invitados en los palcos.
Pero ni bien Moreau empezó con la sesión los referentes de Juntos ocuparon sus lugares para exigir la palabra Y como no la conseguían, gritaban sin parar y nadie se escuchaba. Negri, Ritondo, Ferraro, López, Lospenatto y Banfi pedían fuera de sí que les habilitaron el micrófono, todos de pie, recorriendo las escaleras del recinto y golpeando las bancas.
Lospennato, Banfi y Negri se acercaban a los federales y a los de Evolución, interesados en que no se quedaran a votar. Los primeros se fueron ni bien empezó el escándalo, pero aseguran que tenían previsto retornar si todo se calmaba.
Las otras eran de Saladillo, Pilar, Cañuelas (cuenca del Salado), Ezeiza, la de Madres de Plaza de Mayo y la Laurentino Ortiz, en Paraná, incorporado a último momento. Para JxC ninguna tiene estudio previo de factibilidad y no hay presupuesto para financiarlas. A excepción de Evolución, que sí estaba dispuesta a votar, al menos la de Río Tercero.
Moreau ignoró el griterío e inició la sesión dándole le palabra a Blanca Osuna, presidenta de la Comisión de Educación, quien dio su discurso ignorando por completo los reclamos opositores, que hacían imposible escuchar su voz. «No puede ser, está un ministro», reclamó desde su banca Ritondo, ni bien lo vio a Massa.
El caos era total, porque los insultos al aire de la oposición se cruzaban con los cánticos de los palcos a favor de las universidades, alentados por algunos oficialistas, como Leonardo Grosso.
Como la sesión seguía, un grupo liderado por Ferraro se fue hasta el estrado a increpar a Moreau para que les permitieran hablar. «¡No podes hacer esto Cecilia!», suplicaba el diputado de la Coalición Cívica.
Cuando se sumaron a la muchedumbre Waldo Wolff y Fernando Iglesias, del PRO, las diputadas del Frente de Todos saltaron desde sus bancas y avanzaron en fila india hasta quedar enfrentadas y cantarles «Violentos, violentos». Estuvieron casi cuerpo a cuerpo y lograron hacerlos retroceder.
Los diputados varones del Frente de Todos no se aproximaron y Martínez siguió las escenas impávido desde su banca. El sanjuanino Walberto Allende le propinó varios insultos a Ritondo, quien estaba fuera de control y era contenido por sus pares. Parecía que se iban a agarrar.
Para ese entonces, los cánticos cruzados convertían el recinto en un estadio de fútbol. JxC decía: «Es un afano, suspéndalo». El Frente de Todos coreaba con el público «Borombon bom, para el pueblo, la educación».
Osuna sólo hablaba para la transmisión oficial y cuando finalizó Moreau le dio la palabra a su compañera Marcela Passo y enloqueció más a la oposición, que entendía que era su turno.
Trató de calmarlos sin éxito. «Silencio, Iglesias, soy mujer pero no soy retrasada», le dijo al diputado del PRO, que la acusabas de no saber leer el reglamento. «Barletta es de día no grite, usted grita de noche», increpó al radical santafesino.
Luego aceptó que hablara Ferraro, quien pidió una moción para concluir la sesión, con su bloque de pie y sólo 122 presentes, 7 menos que el quórum.
Martínez cedió y pidió terminarla antes de perder la votación, porque entendía que los federales no volverían. No parecía posible. Juntos se retiró festejando y cuando la sesión finalizó, Miriam Bregman, de la izquierda, le reprochó al oficialismo que no se haya animado a seguir.
«¡Nos tuvieron acá, nos bancamos los insultos y se van!», increpó a Penacca, quien se acercó a contenerla y no tuvo respuesta. Martínez se retiró en silencio, con la sesión caída.
Ritondo se fue haciendo gestos con sus manos, ingresando un dedo en un círculo. Un rato antes, en medio del caos, había ocupado su banca Gerardo Milman, a quien no se veía desde que fuera acusado de participar del intento de magnicidio a Cristina Kirchner. «Entregá el celular, asesino», se escuchó desde las bancas y los palcos, mientras los diputados de JxC se iban.
Moreau y Martínez tuvieron una breve reunión con los referentes del bloque después de terminada la sesión y por ahora no tienen previsto una hoja de ruta. Había planeada una última reunión para el 15 de diciembre, con temas de acuerdo. No será fácil consensuarla.