Con el cierre de la festividad del Milagro, también se van historias, promesas y manifestaciones de fe, algunas que atravesaron cientos de kilómetros para estar presente en la procesión.

Con el fresco amanecer, seis jóvenes de Santa María de Catamarca preparaban sus bicicletas para volver a su localidad de origen. Hicieron unos 280 kilómetros para sumarse a los cultos que se rindieron al Señor y la Virgen del Milagro.

Ayer, en la zona del Hogar Escuela demostraban satisfacción y alegría por haber cumplido otro año más con el sacrifico de venir desde otra provincia en dos ruedas.

Este año, según estimaciones oficiales, casi unos 80 mil peregrinos arribaron desde distintos puntos del país. La mayoría llegó a la Catedral durante los días del Triduo del Milagro.

El viernes, mientras la plaza 9 de Julio empezaba a colmarse de almas ansiosas por saludar a las imágenes, un grupo de 60 personas miraba con asombro todo lo que ocurría alrededor.

Integrantes del centro barrial Madre de la Esquina, de Córdoba, vinieron a la capital salteña para conocer cómo se vive esa manifestación de fe. Llegaron por la mañana de ese día y se fueron rápido para la Catedral.

A la tarde, los 60 cordobeses también renovaron el Pacto de Fidelidad. Ana Campoli, coordinadora del centro barrial, comentó que con la institución trabajan en la atención y acompañamiento comunitario para ayudar a las personas que tienen problemas con el consumo de drogas.

“Venimos a hacer nuestro pacto de fidelidad. Queremos que Dios nos acompañe en este proceso de estar junto a los chicos en la vulnerabilidad que atraviesan. También venimos a exponer nuestra manifestación de fe”, expresó Ana.

La mujer comentó que se enteraron sobre la fiesta del Milagro a través de una monja, que es hermana del sacerdote de la comunidad.