Las pizarras de las plazas cambiarias y financieras despiertan euforia entre operadores de la City y son la base de los argumentos optimistas que esgrimen los funcionarios del Gobierno en sus apariciones públicas, pese a la profunda recesión que atraviesa la economía.
A la suba de los bonos y la baja del riesgo país, apoyadas en el shock de ajuste fiscal, se suma la estabilidad que sostienen los dólares paralelos.
Pero ese ánimo contrasta con los reparos cada vez más generalizados que esgrimen economistas de todo el espectro ideológico sobre distintos aspectos de la política macroeconómica y, en particular, sobre el frente externo. Las luces amarillas incluyen desde la encerrona que enfrenta el Gobierno con el dólar en el inicio de la cosecha gruesa hasta el crecimiento de la deuda comercial, pasando por las dificultades para abrir el cepo.