La COP26 termina este martes con la presentación de los líderes mundiales. Luego comenzará el trabajo de los grupos especiales. El gran objetivo: alcanzar un acuerdo efectivo que realmente se instrumente para reducir los gases del efecto invernadero que impactan en el cambio climático.
La cumbre del Clima en Escocia se propone reducir las emisiones de dióxido de carbono, pero hay otros gases que aportan su contaminación para que suba la temperatura.
«El tiempo se acaba», ha sido la frase más pronunciada por los líderes que han hablado hasta ahora. El presidente argentino, Alberto Fernández este martes también exhortó que «es el momento de actuar«. En este camino de acciones hay un sendero urgente: disminuir la emisión de los gases que más contaminan.
Reducción de la emisión de gases
La COP26 llega con un completo relevamiento hecho a lo largo de estos años por el Panel Intergubernamental del Cambio Climático (IPCC) que depende de la ONU. De este relevamiento que lleva décadas surge claramente la incidencia de los gases que permanecen en la atmósfera para el calentamiento global.
El principal causante de gases que permanecen en la atmósfera y ayudan a calentar al planeta es la actividad industrial. Aporta el 25% de las emisiones de gases contaminantes. La pandemia que frenó abruptamente la economía mundial marcó un pequeño respiro, pero en la medida que el mundo volvió a producir, los niveles de contaminación crecieron peligrosamente.
Muy cerca aparece un rubro que despierta los mayores roces entre los grupos de investigadores y varios países por su estructura de producción.
Se trata de los AFOLU ( por sus siglas en inglés de «Agricultura, Silvicultura y Otros Usos de la Tierra). Se refiere a los gases que se producen, precisamente por el uso masivo de la tierra, específicamente para producir alimentos.
Se da la paradoja de que al mismo tiempo en que se elaboran elementos esenciales para la vida humana, el proceso libera gases que terminan contaminando al planeta. Según el IPCC, aportan el 24% de los gases del efecto invernadero. Luego siguen todos los procesos industriales que suman un 21% a la contaminación mundial.
El transporte es otro elemento sensible, responsable del 14% de los gases que se liberan a la atmósfera. Por eso la aviación comercial y el turismo trabajan juntos en la manera de encontrar la manera de reemplazar el combustible que utilizan los aviones que han vuelto a surcar el mundo tras el peor momento de la pandemia.
Los gases y el cambio climático
El monitoreo constante de la emisión de gases aporta datos que sirven para comprender en dónde se debe actuar de inmediato.
El dióxido de carbono (CO2) es responsable del 66% del calentamiento global. Seguido por las emisiones del gas metano 16% y el 7% del óxido nitroso.
El dióxido de carbono
- Puede ser graficado como la «huella» que deja en el planeta la transformación constante de los procesos productivos desde la revolución industrial (desde 1750) hasta nuestros días. Con el cada vez mayor demanda de energía, aunque sea altamente contaminante como la originada en combustibles fósiles (el petróleo)
Gas Metano
- Cuestionado sobre todo por la manera de criar ganado de manera creciente. El estiércol diseminado por el campo por los animales, al descomponerse libera grandes cantidades de metano a la atmósfera. Por eso los reclamos de grupos ecologistas sobre el modo actual de la actividad de ganadera en el mundo. Países como la Argentina sostienen que la manera de alimentar al ganado hace que las emisiones de gas metano (del estiércol) sean mucho menores y en gran parte reabsorbidas sin contaminar.
Óxido Nitroso (N2O)
- Procesos llevados a cabo en agricultura intensiva.
- Quema de biomasa y combustibles fósiles.
- Uso de fertilizantes nitrogenados.
- Deforestación.
El causante principal: la acción del ser humano
El 60% de las emisiones de metano está ligado a las actividades humanas: casi un 25% se corresponde con la agricultura y la ganadería, otro 21% se debe a los combustibles fósiles y otro casi 12% a los residuos. Según datos que aporta la Agencia Internacional de Energía (AIE).
Por eso, el presidente norteamericano, Joe Biden, llevó a Glasgow una propuesta concreta: la reducción mundial del 30% de las emisiones en 2030 se lograría limitar el calentamiento en al menos 0,2 grados a mediados de siglo. Para contribuir al objetivo central: evitar que la temperatura promedio del planeta supere un aumento de 1,5° Celsius.
Aunque todavía no hay una fecha específica para ese logro. El G20 en Roma, no pudo lograr una coincidencia en ese tema.
En octubre, EE.UU. y la Unión Europea lanzaron una alianza para conseguir a finales de esta década reducir esas emisiones un 30% respecto a los niveles de 2020.
La temperatura del planeta ya aumentó 1,1 grados en promedio, según el informe de agosto del IPCC. Es decir, todavía sólo hay palabras y ninguna acción concreta. Nos separa menos de medio grado en promedio para la meta que nos da una última oportunidad contra el cambio climático.
De verdad, el tiempo se acaba.
Fuente: A 24