El principal cambio observado respecto de la primera ola es «el aumento de contagios en personas menores de 60 años, especialmente en los rangos de 20 a 29 años y de 30 a 39». También crece «en la franja de 0 a 9 años».
Alta transmisión del virus y de la circulación de personas -aunque en descenso en la última semana epidemiológica-, con fuerte impacto en los jóvenes, la población más expuesta, y un sistema de salud tensionado son las claves que describen la segunda ola de coronavirus en el país, según fuentes oficiales.
El principal cambio observado respecto de la primera ola es «el aumento de contagios en personas menores de 60 años, especialmente en los rangos de 20 a 29 años y de 30 a 39» a la vez que también crece «en la franja de 0 a 9 años».
A mediados de marzo, a partir de la semana epidemiológica 11, los casos comenzaron a aumentar, según datos de la Dirección Nacional de Epidemiología e Información Estratégica.
Los datos epidemiológicos
En esa semana los casos positivos fueron 52.266, un 14% más que la semana anterior, cuando hubo 45.808 casos; en la semana 12 fueron 71.836 (una suba del 37%); en la 13, 103.143 (44% más y casi el doble de la semana 12); en la 14, 149.313 (un crecimiento del 45%).
La semana 15, advirtió el área de Epidemiología nacional, se registró un 13% menos de casos, con un total de 129.904, descenso que se registró luego de las últimas medidas de restricción de circulación tomadas de manera focalizada en el AMBA.
En la misma región se advierte que es alta (78,2%) la cantidad de personas que requieren una asistencia de mayor complejidad por necesitar Asistencia Respiratoria Mecánica (ARM).
Además, los datos disponibles exhiben el impacto de la circulación de coronavirus en la población más joven, que es la más expuesta.
Cifras oficiales indican que hasta el 22 de abril el porcentaje de adultos internados en los hospitales nacionales en unidades de terapia intensiva o intermedia es mayor en el grupo de entre 40 y 60 años: el 44% de ellos están en unidades de terapia intensiva (UTI) y el 50,7% en unidades de terapia intermedia (TI).
«El 5,4% de los internados tienen una dosis y el 1,1% cuentan ya con las 2 dosis, «lo cual demuestra el beneficio de la vacunación»
Del grupo de más de 60 años, el 43,8% se encontraban en UTI y el 40% en TI, y los que se ubican en el rango de entre 15 y 40 años, el 11,5%, estaba en UTI y el 9,3% en TI.
«Las camas están comenzando a ser ocupadas por pacientes más jóvenes, por lo cual el tiempo de ocupación de cada cama es más largo y la denominada rotación de ocupación es más lenta. Mas contagios, más internaciones prolongadas, un sistema más saturado», indicaron fuentes del ministerio de Salud.
El impacto de las vacunas
Por otro lado, el informe de la SATI demuestra que los pacientes que no fueron vacunados son los que ocupan mayoritariamente (93,5%) las camas UTI de todo el país.
El 5,4% de los internados tienen una dosis y el 1,1% cuentan ya con las 2 dosis, «lo cual demuestra el beneficio de la vacunación», ponderaron las fuentes.
Por otro lado, se destacó el «importante nivel de cobertura» con la vacuna contra el coronavirus, según información del Registro Federal de Vacunación Nominalizado (NoMiVac)
Al 26 de abril, el grupo de 70 a 79 años ya alcanza el 77,3% de la población estimada para ese rango etario; en los de 80 y más años es el 71,3%; y entre los que tienen de 60 a 69 años es del 46,4%.
Una consecuencia positiva de esta cobertura es que desde que se inició la vacunación «se observa una tendencia al descenso en número de personas infectadas en los grupos de mayor riesgo de enfermar gravemente y morir, los mayores de 70 años».
El análisis oficial se completa con que «hasta el momento» se logró morigerar el colapso del sistema de salud, fortalecido el año pasado luego las primeras medidas de Aislamiento Social Preventivo y Obligatorio (ASPO).
Sin embargo, dado que los casos de la segunda ola ya superaron al peor momento del pico en agosto y septiembre de 2020, el crecimiento sostenido y acelerado de los contagios en el AMBA provoca una «mayor saturación del sistema sanitario» y «el riesgo concreto de sobrepasar la posibilidad» que el sistema de salud dé respuesta.
Con información de Telam