En el partido contra Sarmiento, el equipo mostró una de sus peores versiones y quedó demasiado expuesto. Russo erró con los cambios y equivocó el planteo. Mejorar es una obligación.
Un fin de semana olvidable para Boca: el Xeneize no hizo pie ante Sarmiento, mostró varias de sus falencias durante los 90 minutos y quedó demasiado expuesto de cara a los partidos que vienen. Para entender el mal presente futbolístico del último campeón, que no es cosa nueva, hay que analizar algunas cuestiones puntuales que sucedieron ante los de Junín.
La poca lectura de Russo
Cardona, Fabra y Villa se entendían bárbaro por el sector izquierdo y desequilibraban constantemente. El gol estaba al caer. Sin embargo, a los 24′ se rompió todo: las lesiones de Salvio e Izquierdoz obligó al DT a hacer cambios. Miguel optó por Obando, quien se ubicó en la banda izquierda, y corrió a Villa a la derecha. Error que costó demasiado caro: Boca nunca más estuvo en partido.
Formación sin equilibrio
Boca se hace largo y los centrales juegan demasiado cerca de Andrada. Eso, entre otras cosas, parte en dos al mediocampo y los futbolistas de recuperación quedan siempre a medio camino. El claro es ejemplo es Campuzano corriendo para todos lados, intentando tapar huecos de forma constante. ¿Por qué no probar con una alineación con más contención?
Los cambios tardan más de la cuenta
Sarmiento se puso en ventaja, pero Boca lo igualó rápido gracias a un milagroso gol de Licha López. El equipo necesitaba un número 9 para tener más peso ofensivo, pero el entrenador demoró demasiado la cuestión: recién a los 35′ mandó a la cancha a Soldano y el juvenil Vázquez. Ambos tocaron muy pocas pelotas y entraron casi nada en juego.
Lo que viene, lo que viene…
El debut en la Copa Argentina contra Claypole, la visita a Liniers para medirse ante Vélez y el tan esperado Superclásico frente a River del 14/3 obligan a Boca a mejorar. Porque la jerarquía individual de Edwin Cardona no siempre lo va a salvar.
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