El gobierno de Biden confirmó la donación de 80 millones de vacunas anticovid al exterior.
La Casa Blanca anunció este jueves que el gobierno de Estados Unidos distribuirá las vacunas que no utiliza para su campaña de inmunización contra el coronavirus y que entregará seis millones de dosis para el mecanismo Covax para distribuir entre al menos 12 países de América Latina, entre ellos la Argentina.
A través de un comunicado, la administración del presidente Biden anunció que enviará 80 millones de vacunas que hay en Estados Unidos a otros países. Un 75 por ciento del total será entregado al mecanismo COVAX, mientras que el 25 por ciento restante se entregará directamente a otros países.
«Mientras continuamos luchando contra el COVID-19 en casa y trabajamos para poner fin a la pandemia en todo el mundo, el presidente Biden prometió que Estados Unidos será un arsenal de vacunas para el mundo«, expresó el comunicado en ese sentido.
Según la información que brindó la Casa Blanca, cerca de seis millones de vacunas se enviarán a países de Latinoamérica: Brasil, Argentina, Colombia, Costa Rica, Perú, Ecuador, Paraguay, Bolivia, Guatemala, El Salvador, Honduras, Panamá, República Dominicana, Haití y otros países de la Comunidad del Caribe (Caricom).
“Al igual que en los Estados Unidos, nos moveremos de la forma más expeditiva posible, cumpliendo los requerimientos legales y las regulaciones de los Estados Unidos y de los países, para facilitar el transporte seguro de las vacunas”, indica el comunicado que agrega que las cantidades específicas de dosis que recibirá cada país serán determinadas y compartidas por la administración de Biden según los acuerdos logísticos y regulatorios de cada región o país.
Otras más de 7 millones de dosis irán para países asiáticos: India, Nepal, Bangladesh, Pakistan, Sri Lanka, Afganistán, Maldivas, Malasia, Filipinas, Vietnam, Indonesia, Tailandia, Laos, Papua Nueva Guinea, Taiwan y las Islas del Pacífico.
Las más de 5 millones de dosis restantes tendrán como destino África y, según adelantó Estados Unidos, los países «serán seleccionados en coordinación con la Unión Africana».
En paralelo, Washington designó a un grupo de países socios y considerados como «prioridades regionales» para asignarles otras 6 millones de dosis en conjunto: sus vecinos inmediatos México y Canadá, sus aliados Corea del Sur, Ucrania, Egipto, Jordania, Irak, Georgia y Kosovo; y países y territorios de bajos ingresos como los palestinos Cisjordania y la Franja de Gaza, Haití y Yemen.
También sumará a los trabajadores de la ONU que están en la primera línea de combate contra esta pandemia.
La asignación de este primer tramo de dosis, remarcó la administración de Biden, «refleja el deseo de los Estados Unidos de responder a todas las regiones y sentar las bases para un mayor suministro y acceso en todo el mundo». Esta donación, aclaró, «no se usará para obtener favores de otros países».
Además de esta distribución, anunció la Casa Blanca, el país se compromete a «alentar a otras naciones a hacer lo mismo (a donar dosis), trabajar con los fabricantes de EE. UU. para aumentar la producción de vacunas para el resto del mundo y ayudar a más países a ampliar su propia capacidad para producir vacunas, incluso mediante el apoyo a las cadenas de suministro mundiales«.
Este compromiso, indicó, «es un componente vital de nuestra estrategia global general para liderar el mundo en la lucha para derrotar al COVID-19, incluida la asistencia de salud pública de emergencia, la ayuda para detener la propagación y desarrollar la capacidad de salud pública mundial y la preparación para vencer no solo esta pandemia sino también la siguiente».
Cambio de la postura de Estados Unidos
Tras la llegada de Biden al poder, la política sanitaria en la Casa Blanca dio un vuelco, buscando revisar la pesada herencia de su antecesor, Donald Trump. Para ello dictó varias medidas internas, con el objetivo de contener el virus, pero también otras externas, como la que anunció este jueves, que apuntan a un doble objetivo.
Por un lado, el sanitario, ya que es cada vez más claro que para poder terminar con la pandemia no alcanza con que unos pocos países ricos vacunen a su población, sino que la inmunización tiene que ser global, en todos los territorios. Por el otro, Biden busca retomar la iniciativa en la competencia con China, su principal adversario en el sistema político internacional.
Advirtiendo este cambio de rumbo en el norte del continente, el gobierno nacional inició una serie de reuniones con el objetivo de que Estados Unidos libere finalmente el remanente y tome en cuenta a Argentina para el reparto: el presidente Alberto Fernández almorzó con el enviado especial Juan González; el canciller Felipe Solá se juntó con éste y con Antony Blinken, semanas antes; el embajador argentino Jorge Argüello le ofreció cooperación por carta a Gayle Smith, funcionaria del Departamento de Estado: aviones argentinos para trasladar vacunas. También hubo una nueva reunión entre Solá y Juan González, esta vez en Quito, en ocasión de la jura del presidente ecuatoriano Guillermo Lasso.
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Con información de Página12