Apenas un día después de que el presidente Donald Trump bautizara su anuncio de aranceles como el “Día de la Liberación” del comercio estadounidense, los mercados globales respondieron con un estruendoso voto de desconfianza.
¿Qué hay que esperar ahora?
Un golpe arancelario sin precedentes
El martes Trump detalló su ofensiva comercial: un gravamen universal del 10% sobre los 3 billones de dólares en importaciones anuales de EE.UU., con incrementos específicos que castigan a rivales y aliados por igual—54% para China (34% adicional al base), 20% para la Unión Europea, 15% para Venezuela y 10% para más de 120 países, incluida gran parte de América Latina.
La Organización Mundial del Comercio (OMC) proyecta una contracción del 1% en el comercio global para este año, un golpe que podría borrar billones en actividad económica. Economistas como Kenneth Rogoff, exjefe del FMI, estiman un 50% de probabilidad de recesión en EE.UU., comparando la escala de los aranceles con los niveles previos a la Gran Depresión.
“No hemos visto algo así desde Smoot-Hawley en 1930, y sabemos cómo terminó eso”, advirtió Rogoff en una entrevista reciente. Goldman Sachs, por su parte, recortó su pronóstico de crecimiento del PIB estadounidense a un anémico 1% para 2025, con una inflación que podría trepar al 3.5%, superando las metas de la Reserva Federal y forzando un dilema de política monetaria.
Mercados en caída libre: la respuesta inmediata
El impacto financiero fue tan rápido como contundente. Los mercados asiáticos marcaron el tono en la noche del martes: el Nikkei japonés cedió un 3%, el índice taiwanés, impulsado por semiconductores, cayó un 4%, y el Hang Seng de Hong Kong perdió un 2.5%. Europa siguió el miércoles, con el Stoxx 600 bajando un 1.4% y el DAX alemán retrocediendo un 0.9%, mientras los inversionistas digerían estimaciones de Citi que sugieren una caída del 15% al 35% en las exportaciones de la UE a EE.UU.
Pero fue en Wall Street donde el golpe resonó más fuerte. El Dow Jones Industrial se desplomó casi un 4%, perdiendo 1,600 puntos para cerrar en 40,401. El S&P 500 registró una caída del 4.84%—su peor día desde 2022—mientras el Nasdaq, lastrado por tecnológicas como Apple, se hundió un 5.97%. El VIX, el índice de volatilidad, saltó a 29, su nivel más alto en tres semanas, reflejando un mercado al borde del pánico.
La economía real: costos y consecuencias
Más allá de los titulares bursátiles, el impacto en la economía real promete ser profundo y multifacético. En EEUU, los hogares podrían enfrentar un aumento de costos de 2,000 dólares anuales, según Yale, mientras las empresas lidian con márgenes comprimidos o precios más altos para los consumidores. Las automotrices, como Ford y General Motors, anticipan incrementos de 3.000 dólares por vehículo debido a sus cadenas de suministro transfronterizas con México y Canadá. Trump desestimó las quejas con un lacónico “la gente comprará americano”, pero los ejecutivos del sector discrepan. “No es tan simple como mudar fábricas a Ohio”, dijo un directivo anónimo de Detroit. “Esto es una disrupción sistémica”.
El cierre al comercio internacional, diseñado para fomentar la reindustrialización, podría tener el efecto opuesto. La Cámara de Comercio de EEUU estima que los aranceles eliminarán hasta 400.000 empleos, mientras Goldman proyecta una pérdida de 0.32% en el PIB. “La teoría dice que protegerás la industria local, pero la práctica muestra que los costos suben y la competitividad se erosiona”, explicó Jan Hatzius, economista jefe de Goldman.
Las represalias no se harán esperar: la UE ya prepara medidas contra exportaciones estadounidenses como bourbon y motocicletas, mientras China apunta a la agricultura y la tecnología. “Estamos a un paso de una guerra comercial de 1.4 billones de dólares”, advirtió un estudio de la Universidad de Aston.
Argentina: entre la apertura y el cierre global
Para Argentina, los aranceles representan un desafío adicional en un momento delicado. El gravamen del 10% se aplica a todas sus exportaciones a EE.UU., con un 25% adicional para acero y aluminio—sectores clave de su balanza comercial. El gobierno de Javier Milei intentó poner paños fríos, destacando que competidores como China enfrentan tasas más altas, pero la realidad es que el 10% afecta a más de 120 países, dejando poco margen de ventaja relativa. En un contexto donde Argentina negocia una nueva línea de crédito con el FMI—destinada a reemplazar deuda del Banco Central (BCRA) pero incrementando la carga externa—, la necesidad de dólares se vuelve crítica. Si el comercio global se contrae, como anticipa la OMC, la acumulación de reservas será un obstáculo aún mayor.
El mercado local no escapó al contagio. El Merval cayó un 3,4% a 2,275,658.78 puntos, y el riesgo país escaló a 869, reflejando la sensibilidad a los shocks externos. Sin embargo, el Banco Central logró contener la presión cambiaria, vendiendo solo 10 millones de dólares en una jornada de bajo volumen.
Mientras los mercados digieren el golpe y las economías reales se preparan para las secuelas, una verdad emerge: en esta guerra comercial incipiente, no habrá ganadores claros, solo quienes pierdan menos. El “Día de la Liberación” de Trump podría ser recordado como el día en que el mundo contuvo el aliento.