Política
En un año electoral atípico, donde la mayor parte de las provincias tendrán elecciones desdobladas de las fechas nacionales, Alberto Fernández dio ayer un adelanto del cronograma de visitas que prepara para medirse en el interior del país con vistas a su reelección. Menos de un mes antes del primer turno electoral de 2023, visitó La Pampa, donde el peronismo logró una fórmula de unidad para las PASO, y planea hacer lo propio en el resto de los distritos, en principio los propios, para empezar a “medirse” frente al electorado, según dijeron en su entorno.
Alberto Fernández, que arrancó la campaña más temprano que el resto de los presidenciables del Frente de Todos, y les envió el mismo día de Año Nuevo a sus ministros un listado de argumentos para defender al Gobierno, tiene planeado recorrer el país en 2023 y la hoja de ruta estará guiada por las fechas de los comicios. “Va a ir a todas las provincias en la previa de las elecciones, está en campaña. Quiere ponerse a tono, ver si le da. Tiene que medir, y para eso tiene que hacerlas a todas, sin importar el tamaño”, admitieron cerca del Presidente, en referencia a la escasa población que representa La Pampa en el porcentaje nacional.
En la mayor parte de los distritos que comanda el PJ decidieron, durante los últimos meses, adelantar sus fechas electorales, y en todas admitieron, por lo bajo, que la decisión obedeció a la urgencia por salvarse de ser arrastrados por la baja imagen del gobierno nacional en sus bastiones. Pero el Presidente, dicen quienes dialogan con él todos los días, no resiente la decisión. Incluso, en la intimidad argumenta que, en realidad, los gobernadores armaron cronogramas diferenciados para beneficiar a la fuerza a nivel nacional. “Se puede leer de manera opuesta: adelantan fechas para apuntalarnos desde temprano“, transmitió, optimista, un estrechísimo colaborador del primer mandatario.
Ayer el Presidente hizo la primera avanzada, al visitar las obras del Gasoducto Presidente Néstor Kirchner en la localidad de Doblas, y se mostró codo a codo junto al gobernador Sergio Ziliotto, que competirá en las PASO del 12 de febrero bajo el sello de un peronismo unificado. El triunfo está asegurado, según las encuestas que manejan los referentes locales que arman la campaña para el PJ. El verdadero desafío, admiten, se planteará en mayo, cuando se juega la general, sobre todo si antes se impone el PRO. Por lo pronto, apuestan a que en la segunda fecha los favorezcan los niveles de resentimiento que -esperan- quedarán como resabio de las primarias entre los dos bandos de Juntos por el Cambio.
Dos temas nacionales de peso atravesaron el encuentro del Presidente con Ziliotto. Por un lado, la reciente ofensiva contra la Corte Suprema, que los alineó en la misma dirección: el pampeano integra el pelotón de jefes provinciales que presionaron al Ejecutivo para avanzar contra el máximo tribunal después del fallo por la coparticipación que favoreció a la Ciudad de Buenos Aires. E incluso será citado -y ya confirmó que asistirá- para declarar a favor del enjuiciamiento en la Comisión de Juicio Político.
Por otro estuvo la polémica con Mendoza por Portezuelo del Viento. Alberto Fernández había visitado, el día previo al encuentro, tierras mendocinas, donde el gobernador opositor radical Rodolfo Suárez se negó a recibirlo debido a la “bronca” que le causó el laudo del Presidente en su contra. Si bien en la Casa Rosada y en la gobernación aseguran, oficialmente, que su posicionamiento se debió a cuestiones “medioambientales”, en la provincia beneficiada lo festejaron como un guiño político desde la cúpula del Ejecutivo. Hoy, a pesar de los cortocircuitos del pasado por medidas vinculadas al agro y el manejo de la pandemia, aseguran que la relación es “excelente”.
A pesar de la omnipresencia de esos temas, Alberto Fernández eligió despojar su discurso de mensajes políticos calientes. No se refirió a la Corte, ni a Mendoza, ni al conflicto por la represa que comparten ambas jurisdicciones. Tampoco disparó contra Juntos por el Cambio, o contra Mauricio Macri, como se propuso la semana pasada (y cumplió en sus apariciones públicas más recientes). En Balcarce 50 dijeron que el primer mandatario está “dosificando” el nivel de belicosidad. “Es una de cal y una de arena, no podés ir siempre a confrontar”, explicó la dinámica un funcionario de su órbita. Y destacó que el día previo, en Mendoza, a pesar de que el contexto en la provincia opositora era propicio para el regar el conflicto, también eligió palabras suaves.
Ziliotto, por su parte, por ahora prefiere no centrar su estrategia en la oposición sino en la propia gestión y en “contar lo hecho hasta ahora”, según repiten en su entorno. Según aseguran, el gobernador bajó la orden de no intervenir en la volátil interna de Juntos por el Cambio, donde el Pro de Martín Maquieyra, alineado a nivel nacional con Horacio Rodríguez Larreta, compite con la UCR, liderada por Martín Berhongaray, que responde al ala radical de Evolución, de Martín Lousteau. El oficialismo local, que logró un acuerdo en la agrietada coalición local, busca despegarse de las acusaciones de la oposición sobre una posible intromisión en las elecciones (el Pro teme que el justicialismo mande a sus votantes a respaldar a los radicales para esmerilar al partido de Mauricio Macri, la principal amenaza de cara a los comicios generales de mayo).
El Presidente y Ziliotto recorrieron la obra bajo el sol del mediodía, y después almorzaron junto a empresarios de Pampa Energía y Techint que llevan adelante la obra en un salón refrigerado. Los acompañaron el secretario de la Presidencia, Julio Vitobello, cada vez más afianzado como su mano derecha política -fue quien negoció, en nombre de la Casa Rosada, los apoyos en el interior para el juicio a la Corte Suprema-, y la portavoz, Gabriela Cerruti. A los directivos de las compañías, el jefe de Estado les prometió “todos los recursos que necesiten” y les pidió que “terminen en los tiempos previstos las obras”, informaron desde el Gobierno.
El Presidente, sin embargo, tuvo tiempo para hablar a solas con Ziliotto, en los trayectos en helicóptero y por tierra para llegar al desértico terreno donde se ubica la obra. Hablaron de política, y de elecciones. “Alberto le puso a disposición todo lo que necesite para obtener un triunfo y Sergio se lo agradeció”, dijeron en Gobierno.
También estaba previsto que asistiera el ministro de Economía, Sergio Massa, virtual competidor de Alberto Fernández en la carrera por la Presidencia (aunque por ahora asegura que no tiene intenciones y evita confrontar con el jefe de Estado). Sin embargo, ayer sobre la hora trascendió que no estaría. En la Provincia no tuvieron referencias sobre el motivo del faltazo; y en el entorno del titular de Hacienda dijeron que tuvo un problema de salud.
Decidido a competir más allá de todo, el Presidente prepara el terreno en el interior. Se mira en los ojos de los vecinos de las localidades que visita -ayer estuvo una hora con los habitantes de Doblas en el Club Independiente- y se toma selfies, que luego distribuye. Hace tiempo que no dice que quiere competir -la última vez fue hace meses- pero está trabajando para ello. Lo dicen sus colaboradores, y lo evidencias sus pasos, que durante los próximos meses estarán guiados por el cronograma electoral de las provincias.