El Presidente confía en la mirada institucional del titular de Diputados y en su capacidad de negociación para lograr un resorte legislativo consensuado con Juntos por el Cambio que pueda monitorear la actividad de magistrados y fiscales sin interferir en sus decisiones jurisdiccionales.
El primero marzo, Alberto Fernández ingresó a su despacho de la Casa Rosada junto a un puñado de miembros cercanos del Gabinete. Estaba exhausto y feliz por su discurso de apertura de las sesiones ordinarias. Recibió felicitaciones y comentarios de ministros y secretarios, y cuando se quedó solo habló con Sergio Massa que todavía estaba en en sus oficinas de Diputados. En apenas cinco minutos de diálogo, el presidente solicitó al titular de la Cámara Baja que se ponga al frente de la creación de la Comisión Bicameral que controlará al Poder Judicial. Eran cerca de las cuatro de la tarde.
Alberto Fernández y Massa prefieren el silencio y la cautela para ejecutar determinados movimientos políticos con capacidad de cambiar el curso de la agenda nacional. Al Presidente y al diputado les gusta comunicar cuando la operación ya está cerrada, y desconfían de los jugadores partidarios que rompen reglas no escritas que se respetan como un dogma de fe.
”Con el solo propósito de mejorar la calidad institucional de la República, quiero pedirle al Congreso con muchísimo respeto que asuma su rol de control cruzado sobre el Poder Judicial”, dijo Alberto Fernández ante la Asamblea Legislativa. Una frase que pasó desapercibida en un discurso de 62 páginas de extensión que insumió 148 minutos de lectura.
Ese pedido, “control cruzado sobre el Poder Judicial”, significaba la creación de una Comisión Bicameral para monitorear a magistrados y fiscales. Alberto Fernández lo sabía y Massa también. Y los dos se comprometieron a mantener el asunto en reserva hasta que se lograra un consenso firme con la oposición parlamentaria y un eficaz alegato de oido en los tribunales para explicar que no toda la familia judicial estaba bajo sospecha.
Oscar Parrilli, senador nacional y vocero político de Cristina Fernández de Kirchner
La cautela y el silencio de Alberto Fernández y Sergio Massa colapsaron cuando Oscar Parrilli reveló en una radio que “control cruzado” era la creación de una comisión bicameral para investigar y controlar a los jueces. Las declaraciones del habitual vocero político de Cristina Fernández de Kirchner sorprendieron al Presidente en Balcarce 50 y al diputado nacional en el Palacio Legislativo.
Alberto Fernández y Massa no cuestionaron a Parrilli por mala praxis académica, ellos tambien coincidían en interpretar que “control cruzado” implicaba la creación de una Comisión Bicameral para analizar los comportamientos del Poder Judicial.
La crítica a Parrilli estaba dirigida a su inesperada irrupción en los medios para comunicar una decisión política que escapaba a su poder interno en el Gobierno Nacional. Este senador ultrakirchnerista es muy resistido en Comodoro Py y la Corte Suprema, y su anunció de la Comisión Bicameral implosionó las primeras gestiones de Massa para lograr un consenso con la oposición que permitiera aplacar las críticas políticas y las desconfianzas obvias del Poder Judicial.
Pocas horas después de las declaraciones del senador kirchnerista, una instrucción silenciosa partió de Balcarce 50 rumbo al Senado Nacional. Desde ese momento, Parrilli ya no contestó el celular a los periodistas parlamentarios, y los habituales voceros de CFK comenzaron a soslayar el anunció del legislador patagónico que en su momento de esplendor fue jefe de espías y secretario general de la Presidencia.
El daño ya estaba hecho. Una Comisión Bicameral para controlar al Poder Judicial anunciada por el senador Parrilli tenía la impronta del presbítero Tomás de Torquemada y sus persecuciones religiosas cometidas bajo las órdenes de Isabel la Católica.
Massa tenía el pedido de Alberto Fernández y decidió superar la crisis desatada por Parrilli.
En este contexto, el titular de la Cámara Baja empezó por lo obvio. Aseguró a todos los periodistas que atacaban su WhatsApp que no había hablado del asunto con Alberto Fernández y que tenía previsto un almuerzo a solas en la quinta de Olivos con agenda abierta.
Alberto Fernández, Cristina Fernández de Kirchner durante la Asamblea Legislativa
Al margen del control de daños de Massa, la situación se puede resumir de la siguiente manera:
1. Alberto Fernández no enviará a Diputados una proyecto de creación de la Comisión Bicameral
2. El texto con las facultades de la comisión será redactado en Diputados y monitoreado por Massa
3. Massa no será titular de la Comisión. Él no quiere, y tampoco puede ser un nombramiento impuesto por la Casa Rosada
4. El Gobierno desea que el Senado solo actúe como cámara revisora. Esto significa que el control del texto legal pertenece a Diputados
5. Será una comisión permanente en el Congreso, y se evalúa una composición de no más de 12 miembros de ambas cámaras.
6. La comisión tendrá facultades investigadoras, pero no podrá intervenir en las decisiones jurisdiccionales de los tribunales que estén bajo su control.
Alberto Fernández pretende que la Comisión Bicameral comience a funcionar este año. Un deseo de cumplimiento casi imposible.
Fuente Infobae