¿Pareja Despareja?
Todos hemos escuchado historias terroríficas o extraordinarias acerca de las famosas agencias matrimoniales, un tipo de empresa que nació para ayudarles a las personas a sellar un compromiso amoroso. Hay quienes hablan maravillas de sus métodos y cuentan que fulanito que estaba en Asia, se casó con fulanita, que estaba en Oceanía, todo gracias a una agencia de estas. Ahora tienen un matrimonio estable y completamente feliz.
Otros cuentan historias sórdidas. Una chica creyó haber encontrado a su media naranja a través de una agencia matrimonial y terminó casándose con un psicópata que no quería encontrar pareja, sino esclavizar mujeres. O un señor, muy rico se enamoró de una chica remitida por la agencia, pero al final terminó robado y estafado. Eso sin mencionar los casos que, más o menos, encubren la trata de personas.
“¿A quién va usted a creer?, ¿a mí, o a sus propios ojos?”.
-Groucho Marx-
Actualmente, las agencias matrimoniales se han especializado mucho. Cuentan hasta con psicólogos que hacen un filtro inicial y que incluso estudian compatibilidades antes de la primera cita a ciegas. En todo caso, llaman la atención dos cosas. Una, que en el mundo actual se necesite de un mediador especializado para construir parejas. Y dos, que este tipo de empresas carezcan de regulación en muchos países y en otros esta sea muy permisiva.
Las agencias matrimoniales: ¿una respuesta a la soledad?
La soledad no es un problema que se deba resolver, ni una enfermedad que se deba curar. Se trata simplemente de una realidad ineluctable de la vida, como la muerte. La traemos con nosotros desde el momento de nacer y jamás nos abandonará. A lo sumo conseguiremos compartir nuestra soledad con otras personas, por etapas siempre limitadas. Parte del camino lo transitamos en compañía de alguien, pero en esencia siempre estamos solos.
Al mismo tiempo, jamás estamos solos. Todo lo que somos y hacemos tiene que ver con otros seres humanos. No nacemos por generación espontánea, sino como producto de la unión de dos seres. Solamente logramos crecer si hay otros que nos proporcionen todo aquello que no somos capaces de conseguir por nosotros mismos durante la primera infancia: alimento, abrigo, seguridad.
Hay quien afirma que la soledad, como un concepto que alude a dolor emocional, es un invento moderno. Hace un par de siglos apenas, básicamente nadie estaba solo. Las redes familiares, vecinales y de amistades eran fuertes y esencialmente había un sentimiento de responsabilidad de unos frente a otros.
Asimismo no existía la idea de que “estar solo” era no tener pareja, porque la respuesta frente a la soledad era múltiple. Para eso estaban los parientes, los amigos, las mismas autoridades… Si alguien estaba solo era porque así lo deseaba. Y, en todo caso, si no convivía en pareja no se le consideraba necesariamente un solitario.
Hoy en día, en cambio, no solamente hay personas emocionalmente solitarias, sino también aisladas. Por eso no logran encontrar pareja en su entorno próximo y deben acudir a un invento contemporáneo: las agencias matrimoniales.
Las agencias matrimoniales y las páginas de contacto
Se debe hacer la salvedad de que no son iguales las agencias matrimoniales y las páginas web de contacto. En las primeras hay unos responsables que se identifican y administran los contactos individualmente y cara a cara con los usuarios. En las segundas lo que hay es una especie de mercado persa en el que cada uno va por su cuenta. La responsabilidad de la web se limita a facilitar el contacto.
Las agencias matrimoniales, por lo general, cobran un precio bastante alto por sus servicios. Así mismo, plantean una serie de exigencias a sus usuarios que pueden ser de edad, condición social o aprobación de pruebas psicotécnicas. Los sitios web de contactos no hacen nada de eso. En la mayoría, es suficiente con registrarse y no existe selectividad de ningún tipo.
Hay, de hecho, una diferencia todavía más sustancial. Mientras que en las agencias matrimoniales (y en la vida real) las cosas comienzan cuando dos personas se conocen, en las páginas web es justamente ese el momento en donde termina una buena parte del proceso.
Lo usual es que los interesados tengan muchos encuentros virtuales antes de dar el paso al encuentro real. Esto hace que, ciertamente, el vínculo esté algo desgastado o, en todo caso, mediado por experiencias anteriores, cuando los involucrados se conocen personalmente.
Lo que se puede concluir es que seguramente te llevas menos sorpresas si acudes a una agencia matrimonial, en vez de entrar en una página de contactos. También se puede sacar en claro que si mirásemos más a nuestro alrededor, si participáramos más de las actividades que se desarrollan en nuestro entorno inmediato o visitáramos más a nuestra familia y a nuestros amigos seguramente su negocio se terminaría./La mente es maravillosa