Ecuador frena a Correa en las urnas y le dice no a la reelección indefinida


5 febrero, 2018


Los resultados preliminares confirmaban la eliminación de la reelección indefinida en la Constitución y echaban por tierra las aspiraciones de volver a la presidencia del excaudillo populista

Los resultados preliminares confirmaron el triunfo del sí a la eliminación de la reelección indefinida en Ecuador en un referéndum convocado para frenar las aspiraciones del exmandatario Rafael Correa , que durante una década gobernó con vocación hegemónica y se presentó como uno de los líderes de la izquierda del continente.

Con poco más del 20% de los votos escrutados, la opción por el sí en las siete consultas se impone por entre el 63% y el 75% de los votos, tras un mes de campaña que expuso abiertamente el desencuentro irreconciliable entre Correa y Moreno. El actual jefe de Estado tomó ventaja desde el vamos, al encolumnar detrás del sí a 36 organizaciones, contra solo cuatro que dieron batalla por su predecesor.

La relación entre los dos enconados enemigos marcó a pleno el proceso de la consulta: hubo primero frialdad, después enojo, más tarde severos cuestionamientos cruzados y luego una distancia abismal y acusaciones de traición hacia Moreno y de corrupción hacia Correa y su década de gobierno.

Con intereses bien distintos, sindicatos, partidos de izquierda y de derecha y organizaciones empresariales respaldaron la consulta, bajo el supuesto de que un triunfo del sí sería un golpe irremontable para las aspiraciones futuras de Correa, que lideró el país de 2007 a 2017.

Los sondeos favorables a esta suerte de moción de censura definitiva de Correa, con una tendencia apabullante por el apartamiento perpetuo del antiguo hombre fuerte, daban pocas a esperanzas al expresidente, que hoy prácticamente se mostró resignado, pero listo para abrir otro frente de batalla.

Además de soltar el lastre de Correa, Moreno contaba con esta consulta para hacerse del capital político necesario para tomar un rumbo distinto al de la «revolución ciudadana» de su antecesor, antiguo aliado y actual enemigo político. Moreno, el popular exvicepresidente de Correa de 2007 a 2013, ganó las elecciones el año pasado gracias al enérgico apoyo de su entonces camarada, pero tardó poco en cortarse solo.

Moreno se convirtió en un feroz crítico de su antecesor, uno de los líderes del «socialismo del siglo XXI», al que acusa desde su asunción al poder en mayo de haber derrochado la millonaria renta petrolera y de haber liderado en estos últimos años un gobierno corrupto.

«Las decisiones que se tomen hoy serán trascendentales para el futuro del país», dijo Moreno luego de emitir su voto, y felicitó a los ecuatorianos por haberse expresado en las urnas «con tolerancia y respeto».

Como hizo durante todo el mes de campaña, Correa tomó la trinchera de Twitter para lanzar sus ataques contra el referéndum y contra Moreno, alentando desde primera hora a sus militantes a mantener la moral en alto, pese a lo que él mismo anticipaba como un resultado adverso.

«Compas queridos: independientemente de los resultados de hoy, ya vencimos. La traición y la campaña más desigual de la historia contemporánea han sacado lo mejor de nosotros. Gracias a los miles de voluntarios, dirigentes, a tod@s. Por la patria, diles NO!», advirtió.

Correa no solo llamó a votar contra su marginación del mundo político. Más aún, dijo que la consulta era inconstitucional y una ruptura del Estado de Derecho. Parte del precio que pagó en la campaña fueron nuevas denuncias judiciales en su contra y hasta agresiones en algunas de las ciudades que visitó durante su recorrida proselitista.

De las siete preguntas sometidas a votación (ver aparte), su mayor malestar estuvo dirigido durante las cuatro semanas a la número dos, que acababa con la reelección indefinida a los cargos públicos, y la número tres, que habilita la reformulación del Consejo de Participación Ciudadana, un organismo clave de control creado durante su gestión y poblado de su gente hasta hoy.

La propuesta de Moreno supone la designación de un consejo transitorio y la conformación de un ente definitivo por votación popular.

Desde Guayaquil, donde estableció su comando, Correa advirtió al cierre de las urnas: «Los que conocemos la historia ecuatoriana sabemos que la situación puede cambiar totalmente en dos meses». Así anticipó que en caso de quedar arrinconado por la consulta popular no descarta promover una asamblea constituyente para eventualmente destituir a Moreno y redactar una nueva Carta Magna.

Correa, que alega «persecución y hostigamiento» en su contra, también denunció que Moreno quería utilizar la consulta para inhabilitarlo por vía judicial con otra de las preguntas del referéndum, referida a que los condenados por corrupción no puedan volver a ejercer cargos públicos.

 

 

Fuente: AFP

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