Elecciones 2023
Mauricio Macri está decidido a cortar de cuajo con las especulaciones. A su vuelta de Europa, prevista para el lunes próximo, el ex presidente planea respaldar públicamente en las semanas siguientes a Patricia Bullrich después de los coqueteos que Javier Milei buscó capitalizar para licuar a la candidata de Juntos por el Cambio tras el batacazo electoral del economista libertario en las primarias del 13 de agosto.
“Mauricio viene bancando a Patricia desde la interna con Horacio (Rodríguez Larreta), ni más ni menos. Él siempre apostó por su candidatura en Juntos por el Cambio”, explicaron a este medio desde el entorno de Macri, que viajó a España y otras ciudades europeas en su rol de presidente de la fundación FIFA.
Macri, resaltaron sus colaboradores a este medio, propicia para octubre un escenario en el que Milei y Bullrich lleguen al balotaje y el peronismo quede a mitad de camino detrás de la candidatura de Sergio Massa, enemistado desde hace años con el fundador del PRO. “Ese es su ideal”, abundaron cerca del ex presidente. Y agregaron que, en caso de una hipotética victoria de la ex ministra de Seguridad, el ex mandatario colaboraría en ese sentido para una suerte de acuerdo de gobernabilidad con los legisladores de LLA que desembarquen en el Congreso.
Tras la sorpresiva performance del candidato libertario en las primarias, y la magra cosecha de votos de Juntos por el Cambio, la coalición opositora quedó en estado de shock y Milei se aprovechó de esa situación para limar a Bullrich a través de un operativo seducción de Macri que el ex presidente alimentó desde el silencio.
“Me gustaría que Macri sea mucho más nítido”, había planteado este miércoles Nicolás Massot, un dirigente de la escudería de Emilio Monzó que trabaja desde hace un año en el proyecto de Bullrich y que habló de “ambigüedades” por parte del fundador del PRO. Ventiló lo que, por lo bajo, sugerían otros colegas.
En las oficinas de Macri dicen que el ex presidente nunca especuló y que, por el contrario, se había puesto a disposición de su ex ministra desde la noche de las PASO. “Yo estoy para ayudar donde sea”, había manifestado entre amigos el ex mandatario antes de volar a Europa. “Mauricio está hinchado los huevos de que piensen que especula. Quiere colaborar”, deslizó a este medio un estratega del bullrichismo.
Lo cierto es que, a pesar de sus excentricidades y sus muy polémicas iniciativas, Milei desplegó después de su batacazo electoral de las PASO una inteligente estrategia política que, en el caso de JxC, apuntó a abrazar a Macri para dividir a su tropa y sacar provecho de ese desorden interno que todavía atraviesa a la campaña opositora.
Las horas siguientes a su triunfo en las PASO, Milei incluso ventiló de manera astuta que Macri lo había llamado cuando en realidad fue solo un saludo a través de un mensaje de WhatsApp. Y aseguró públicamente que le pediría al ex presidente que fuera su “representante en el mundo” en caso de llegar a la Presidencia, una estocada al corazón de Juntos por el Cambio que obligó a Fernando de Andreis, uno de los más íntimos colaboradores de Macri, a desmentirlo.
La última vez que Milei y el ex presidente habían hablado por teléfono fue antes de las primarias, durante la campaña: el economista lo llamó y conversaron unos minutos sobre el escenario electoral, según confiaron desde el entorno del líder de LLA. La primera comunicación había sido por zoom, en la pandemia, por intermedio de Alberto Banegas Lynch, y después tuvieron algunas otras conversaciones que, según el macrismo, casi siempre fueron pedidas por el libertario.
Pero no solo Milei se ocupó en estas semanas de alterar los ánimos de la coalición opositora a través de la figura de Macri: también Massa buscó sacarle jugo a ese vínculo. En el macrismo creen que el ministro y candidato presidencial de Unión por la Patria impulsa todo tipo de versiones en torno a esa relación. Es más: esbozaron ante este medio que el jefe del Frente Renovador colaboró en la irrupción mediática del economista, allá por el 2018, durante el gobierno de Cambiemos. En ese tiempo, Milei empezaba a aparecer en televisión como un panelista estrafalario que siempre apuntaba a Marcos Peña, por entonces el funcionario más importante de Macri. “Inepto” e “incompetente” fueron los términos más suaves que el libertario utilizó para despotricar contra el ex jefe de Gabinete, que nunca vio con buenos ojos los coqueteos de Milei con el ex presidente, que siempre buscó desdramatizar esas conversaciones.
Sin embargo, en las últimas semanas circularon en el círculo rojo todo tipo de versiones en torno a supuestas listas con ex funcionarios de Macri apuntados por LLA para la conformación de un eventual gobierno. “Macri tiene plan A (Bullrich), pero también tiene plan B (Milei)”, subrayó en privado un ex ministro de Cambiemos.
En ese contexto, Bullrich trata desde hace varios días salir del shock libertario y enfocarse en el nuevo tramo de la campaña tras el desgaste de la interna con Rodríguez Larreta: se preparó tanto para esa disputa que aún no encontró su leitmotiv en esta nueva etapa del proceso. “Va encontrando su lugar ahora que le dejó la posta de la economía a (Carlos) Melconián”, remarcó un integrante del equipo de la ex ministra.
La inclusión del economista buscó cautivar al círculo rojo empresario y suplir las falencias del discurso económico de la candidata presidencial, que en el tramo final de la campaña interna ya había dado sobradas muestras de su déficit en la materia.
Derek Hampton, el estratega de la ex ministra de Seguridad, ya analizó la batería de focus y los mapas de calor del electorado para salir a buscar los votos que JxC no obtuvo en las PASO con la esperanza de que Bullrich entre al balotaje.
Desde el campamento opositor explicaron que, en algunos de esos estudios cualitativos, la figura de Macri despertó cierto rechazo por parte del electorado, y que eso había motivado debates internos en torno a qué hacer con el ex presidente y cual debería ser su participación en este tramo de la campaña en la que, además, Bullrich busca aglutinar a la tropa detrás de su figura.
El rol de Rodríguez Larreta, la otra sorpresa de las PASO, era por estas horas otra de las incógnitas de la campaña opositora.
El jefe de Gobierno porteño sigue golpeado: él sí que no tenía plan B.
Su teléfono, aseguran sus colaboradores, suena mucho menos que antes del 13 de agosto. “Pasó de estrella a estrellado”, reconocen. Saben que la estructura partidaria, la maquinaría financiera desplegada por todo el país y los acuerdos políticos alcanzados no sirvieron en un contexto social que demandaba otro tipo de liderazgos.
Ahora, Rodríguez Larreta volvió a las reuniones con vecinos, de a tres por semana, una costumbre que había pausado para darle forma a su proyecto presidencial. En la sede de la calle Uspallata dicen que a veces habla con Bullrich, pero que no prevé por ahora sumarse a la campaña: no tiene ganas, pero a su lado deslizan que la candidata tampoco se lo pidió. Rodríguez Larreta está molesto porque cuando le manifestó su apoyo en el Council of the Américas -”voy a dejar todo lo que tengo para que sea presidenta”, declaró, aplaudido por el establishment-, ella no se lo agradeció.
Ese día, hace casi tres semanas, fue la última vez que el jefe de Gobierno habló con Macri, que le envió un mensaje de WhatsApp para felicitarlo por esa declaración. La relación entre ambos quedó herida de muerte.
Desentendido de la campaña, a la espera de que Jorge Macri tome el control de la Ciudad si logra ganar las elecciones locales, Rodríguez Larreta planea la ardua tarea de reconstruir su proyecto personal a partir del 10 de diciembre. Seguirá, explican sus íntimos, con la bandera en alto de la “moderación”. No le conviene que a Massa, con el que recompuso el vínculo, le vaya bien. En el entorno del jefe de Gobierno creen además que Bullrich no tendrá una buena performance en octubre, y que los votos que él obtuvo en las PASO no se trasladan en su conjunto a ella. Para su reconstrucción política desde el llano, agregan sus colaboradores, el mejor escenario es que gane Milei.