El trastorno bipolar y las relaciones afectivas


11 agosto, 2023


Salud mental

¿Quién no se ha sentido bipolar? ¿A quién no le han llamado bipoloar alguna vez? La manera desenfada en la que hablamos de bipolaridad en el lenguaje coloquial poco o nada tiene que ver con el trastorno bipolar. Hoy os hablamos un poquito de él, prestando especial atención a las adaptaciones que son necesarias en el contexto de pareja…

El trastorno bipolar es un trastorno del estado de ánimo de definición compleja. Su característica más saliente es que las personas que lo padecen sufren oscilaciones rápidas y drásticas en su estado de ánimo de manera sostenida. Unas fluctuaciones que impiden que se sientan realmente bien -aunque pasen por estados de euforia- y que afectan de manera considerable a su capacidad de adaptación.

Estos cambios en el estado de ánimo traen, entre otras complicaciones, problemas en las relaciones afectivas. Nos referimos a que la inestabilidad emocional hace que se resientan las relaciones afectivas, en especial, cuando hablamos de relaciones de pareja; porque es complicado tener una relación con alguien que experimenta cambios tan drásticos en su estado de ánimo.

Mantener una relación afectiva necesita el conocimiento del otro, comprensión, flexibilidad, pero también una cierta estabilidad (ser, de alguna manera, predecible). Relacionarse con alguien que vive episodios de manía y/o episodios depresivos que no tienen que ver exactamente con las experiencias de su vida es una piedra en el camino de las relaciones. Por ello, te explicaremos qué es el trastorno bipolar y cómo condiciona el círculo social y la satisfacción de la persona que lo sufre.

¿Qué es el trastorno bipolar?

De manera equivocada, las personas se refieren a cambios en sus opiniones, sus pensamientos o sus sentimientos como rasgos de la bipolaridad. Es decir, se cree que estar un día feliz y el otro triste es “ser bipolar”. No es así: para tener el diagnóstico de trastorno bipolar se necesitan cumplir una serie de criterios diagnósticos. Las estadísticas nos dicen que solo los cumple el 7,2 % de la población general (Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad, 2017).

A nivel general, para tener un trastorno bipolar se necesita de una fase de estado de ánimo muy excitado, comportamientos impulsivos que comporten grandes gastos, planes o cambios radicales, y escasa necesidad de dormir durante al menos 2 semanas. Con lo cual, estar muy contento o estar triste un día y luego no, no es tener trastorno bipolar; podemos tener cambios en el estado de ánimo o características de personalidad dispares sin que eso sea una patología mental.

Los diferentes tipos de episodios del estado de ánimo que experimentan las personas con trastorno bipolar incluyen:

  • Los episodios maníacos: se definen por distintos períodos de estado de ánimo anormal y persistentemente elevado o irritable que duran al menos una semana. Pueden causar alteraciones sociales u ocupacionales cuando son graves. La edad promedio para que las personas con trastorno bipolar experimenten su primer episodio maníaco es 18 años.
  • Los episodios hipomaníacos: períodos de estados de ánimo irritables o elevados de manera anormal y persistente que duran al menos cuatro días consecutivos y se presentan la mayoría de las horas del día casi todos los días. Hypo significa “bajo”, y se usa en la hipomanía porque este estado de ánimo es menos maníaco que el anterior. A diferencia de la manía, estos episodios no son lo suficientemente graves como para llevar a la hospitalización o afectar significativamente el funcionamiento social o laboral.
  • Los episodios depresivos mayoresson períodos de bajas emocionales y de energía que persisten durante al menos dos semanas. Los síntomas típicos incluyen una mezcla de sentimientos intensos y severos de desesperación, desesperanza, tristeza e inutilidad o culpa, cambios en el apetito, trastornos del sueño, comportamientos agitados, pensamientos frecuentes de muerte o suicidio y dificultades para tomar decisiones y concentrarse.
  • Los episodios mixtos: son períodos en los que la manía y la depresión se presentan al mismo tiempo. Por ejemplo, alguien puede experimentar la agitación e inquietud extremas asociadas con la manía y el pensamiento suicida más atribuido a la depresión al mismo tiempo durante un episodio mixto.

¿Qué sabemos sobre el trastorno bipolar y las relaciones afectivas?

Las relaciones con una persona que tiene trastorno bipolar son complicadas, si bien cuando el trastorno está controlado y quien lo tiene se encuentra estable, es posible tener una vida 100% normal. En este sentido, las personas con trastorno bipolar se enamoran como cualquier otra persona sin problemas, a no ser que se encuentren en una fase de manía en la que el estado de ánimo es tan eufórico y positivo que confunden los sentimientos.

Por tanto, a nivel general, el enamoramiento y el inicio de una relación afectiva son iguales que en el resto de las personas, con la cautela de no iniciar relaciones sentimentales en fases de estado de ánimo eufórico.

Así mismo, cuando pensamos en el trastorno bipolar y las relaciones afectivas, nos viene a la mente la inestabilidad en los sentimientos. Es decir, si pensamos en tener una pareja con trastorno bipolar, es muy probable que pensemos en un tipo de relación caótica y cambiante.

Nada más lejos de la realidad: a día de hoy, con medicación psiquiátrica para estabilizar el estado de ánimo, terapia y seguimiento psicológicos, la persona está capacitada para mantener una relación estable. La relación tendrá altibajos, y quizás más profundos y severos que los de otra pareja. Lo importante será la gestión que la pareja y el entorno haga de los mismos.

“Las personas con trastorno bipolar se enamoran como cualquier otra persona sin problemas, a no ser que se encuentren en una fase de manía en la que el estado de ánimo es tan eufórico y positivo que confunden los sentimientos”.

El trastorno bipolar y los cambios de opinión: mito o realidad

El término bipolar forma parte de nuestro lenguaje cotidiano. En broma o en serio, muchas personas llevan colocada esta etiqueta cuando están lejos de padecer un trastorno.

Además, el trastorno bipolar no se relaciona necesariamente con los cambios de opinión. Con lo cual, cuando pensamos en trastorno bipolar y relaciones afectivas no tenemos por qué imaginarnos una relación en la que se cambie de ideas, actitudes, motivaciones y objetivos constantemente.

Sin embargo, es muy relevante considerar que la energía que tenga una persona con trastorno bipolar sí puede cambiar de una semana para la otra, de manera significativa. El nivel de energía o activación sí puede modificarse con facilidad y esto sí puede afectar a los planes que tenga una pareja, las ganas de hacer actividades o viajes, por ejemplo. Estar en una relación afectiva con una persona con trastorno bipolar implica ajustarse a sus cambios de activación mental y física, pero si esto se maneja adecuadamente no representa un obstáculo insalvable.

¿Qué hacer si quieres tener una relación, pero tienes un trastorno bipolar?

Si tiene trastorno bipolar, es posible que ya estés familiarizado con el impacto que este puede tener en una relación romántica. Para tener la mejor oportunidad de éxito en una nueva relación, asegúrate de hacer lo siguiente:

  • Hablar con tu pareja sobre el trastorno. Haz esto antes de comprometerte a largo plazo con esa persona. Describe lo que pueden esperar cuando experimentas un cambio de humor. También es útil decirles lo que sueles hacer para controlar tu estado de ánimo. 
  • Seguir con el plan de tratamiento. Tal vez la mejor manera de reducir el estrés de la relación es seguir tu plan de tratamiento. Esto puede ayudar a minimizar tus síntomas y reducir la gravedad de tus cambios de humor. 
  • Mantener una línea abierta de comunicación. Dile a tu pareja cuando sienta que está ocurriendo un cambio de humor para que no se alarme. Además, permanece abierto cuando la otra persona te diga que nota que tu estado de ánimo es “diferente”. A veces, los demás pueden ver cambios en nuestro estado de ánimo cuando nosotros no podemos.
  • Ser honesto. Si estás teniendo un episodio grave y estás luchando con tus síntomas, no dudes en avisar a tu pareja y pedir ayuda cuando la necesites. 

¿Qué puedes hacer si tienes una relación con una persona con trastorno bipolar?

Aunque si está controlado no trae grandes problemas, hay que saber manejar adecuadamente el trastorno bipolar y las relaciones afectivas. Hay ciertos consejos a tener en cuenta. En primer lugar, tener una relación con alguien que tiene trastorno bipolar implica conocer muy bien esta enfermedad mental. Es necesario que ambas partes de la relación sepan qué pasa, cómo se manifiesta y qué hacer durante una crisis. Por ejemplo, la pareja de alguien con trastorno bipolar tiene que conocer las señales que pueden anticipar un episodio de manía o depresión.

Además, los niveles de estrés cotidiano tienen que cuidarse con especial esmero, ya que son un disparador de episodios en los que el estado de ánimo se vuelve extremo. A la hora de plantearse una relación afectiva, las parejas tienen que encontrar un equilibrio en el reparto de tareas y responsabilidades, de manera que no se produzca una sobrecarga en la persona que padece el trastorno. Porque las exigencias y la sensación sostenida de no llegar a tiempo aumentan las posibilidades de un retroceso o de una recaída.

“A la hora de plantearse una relación afectiva, las parejas tienen que saber que la carga diaria de tareas y trabajo ha de ser una carga sana que no sea muy exigente”.

Por todo ello, las personas con trastorno bipolar tienen que llevar una rutina muy controlada, con horarios de sueño y comidas estable, evitando los cambios bruscos (Becoña y Lorenzo, 2001). Pueden salir de fiesta y permanecer toda la noche despiertos, madrugar, comer a diferentes horas los fines de semana; pero, si comienzan a sentirse “raros”, necesitan de comprensión y empatía porque no son culpables del sufrimiento que sienten o que causan.

Practica el autocuidado

Si tu pareja tiene el trastorno bipolar, es vital que refuerces tu propia salud mental practicando el cuidado personal.  A través de él, puedes fortalecer la relación, mientras te proteges a ti. También puedes mejorar tu capacidad para cuidar a tu pareja. Algunas formas en que puedes practicarlo son:

  • Hablar con un amigo o familiar.
  • Practicar un pasatiempo.
  • Hacer ejercicio regularmente.
  • Asistir a terapia.
  • No ser el único apoyo de la pareja.
  • Practicar técnicas para aliviar el estrés, como la atención plena o la meditación.

Para finalizar, tener una pareja con trastorno bipolar implica un esfuerzo grande de adaptación; por otro lado, también mejora la situación el hecho de que la pareja se implique en el seguimiento psiquiátrico y psicológico. Cuanto más implicada está la pareja en la deriva del trastorno, menos sufrirá la relación. Recuerda que cada día se avanza más en el control de las enfermedades mentales y que, en principio, un trastorno bipolar no tiene por qué ser un obstáculo insalvable para una relación.

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Con información de La Mente es Maravillosa

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