Teólogos conservadores acusan al Papa Francisco de difundir siete «herejías»


25 septiembre, 2017


Cuestionaron el contenido de un documento del Sumo Pontífice que le abre la puerta a los divorciados que se volvieron a casar y a las uniones de hecho.

Un grupo de historiadores, teólogos y sacerdotes conservadores acusaron al PapaFrancisco de difundir siete presuntas «herejías» en su exhortación «Amoris Laetitia» («La alegría del amor»). A través de una carta cuestionaron el contenido del documento en el que le abre la puerta a los divorciados que se volvieron a casar y a las uniones de hecho.

La carta de los conservadores, titulada «Correctio filialis de haeresibus propagatis» (Una corrección filial con respecto a la propagación de herejías), fue enviada al Pontífice el pasado 11 de agosto y acusa a Francisco de haber difundido «siete posturas heréticas en referencia al matrimonio, la vida moral y la recepción de los sacramentos». «Esto provocó que estas opiniones heréticas se propaguen en la Iglesia católica», cuestionaron.

En la exhortación publicada en abril de 2016 el Papa abrió la posibilidad de que, a discreción de los propios sacerdotes, los divorciados vueltos a casar pudieran volver a comulgar. En la «corrección» que enviaron los conservadores también cuestionan «la aparente influencia de las ideas de Martín Lutero» en el Sumo Pontífice. Argumentan que el protestante «tenía ideas sobre el matrimonio, el divorcio, el perdón y la ley divina» similares a algunas de Francisco.

La publicación de «La alegría del amor» generó una gran controversia ya que, según las enseñanzas de la Iglesia, a menos que estos católicos obtengan una anulación -un decreto eclesiástico que invalida su primer matrimonio- no deben recibir los sacramentos, ya que se considera que están en situación de adulterio.

Correctio

Por medio de palabras, hechos y omisiones, y por medio de pasajes del documento «Amoris laetitia», Su Santidad ha apoyado, directa o indirectamente, y propagado dentro la Iglesia, con un grado de consciencia que no buscamos juzgar, tanto por oficio público como por acto privado las siguientes proposiciones falsas y heréticas:

1. «Una persona justificada no tiene la fuerza, con la gracia de Dios, para seguir las exigencias objetivas de la ley divina, como si cualquiera de los mandamientos de Dios fuera imposible para los justificados; o como significando que la gracia de Dios, cuando produce la justificación del individuo, no produce invariablemente, y de su propia naturaleza, la conversión de todo pecado grave, o no es suficiente para la conversión de todo pecado grave.»

2. «Los católicos que han obtenido el divorcio civil del cónyuge con el cual están válidamente casados y han contraído un matrimonio civil con alguna otra persona durante la vida de su cónyuge, y que viven ‘more uxorio’ con su pareja civil, y que eligen permanecer en este estado con pleno conocimiento de la naturaleza de su acto y con pleno consentimiento de la voluntad del acto, no están necesariamente en un estado de pecado mortal, y pueden recibir la gracia santificante y crecer en la caridad.»

3. «Un creyente católico puede tener pleno conocimiento de una ley divina y elegir violarla voluntariamente en una materia grave, pero no estar en un estado de pecado mortal como resultado de este acto.»

4. «Una persona, mientras obedece una prohibición divina, puede pecar contra Dios por medio de este mismo acto de obediencia.»

5. «La conciencia puede juzgar verdadera y correctamente que los actos sexuales entre personas que han contraído un matrimonio civil entre sí, aunque uno, o ambos, esté sacramentalmente casado con otra persona, a veces pueden ser moralmente correctos o reclamados o incluso mandados por Dios.»

6. «Los principios morales y las verdades morales contenidos en la revelación divina y en la ley natural no incluyen prohibiciones que condenan absolutamente ciertos tipos de actos, porque son siempre gravemente ilícitos a causa de su objeto.»

7. «Nuestro Señor Jesucristo quiere que la Iglesia abandone su antiquísima disciplina de denegar la Eucaristía a los divorciados y nuevamente casados, y de denegar la absolución a los divorciados y nuevamente casados que no expresen ninguna contrición, ni el propósito firme de enmendarse de su actual estado de vida.»

Comentario

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