Es un monstruo grande y pisa fuerte


19 mayo, 2021


Tras el récord de contagios y fallecimientos de las últimas 24 horas, los funcionarios de los tres distritos coincidieron en que la situación epidemiológica es «preocupante».

En una jornada marcada por otro récord de contagios y muertes por coronavirus —35.543 casos y 745 fallecidos–, los jefes de Gabinete de la Nación, Provincia y Ciudad de Buenos Aires se reunieron ayer para acordar las medidas que se tomarán a partir del 22 de mayo.

El encuentro, que remeda a otros que tuvieron desde el comienzo de la pandemia -con etapas de mayor y menor acercamiento con el gobierno de Horacio Rodríguez Larreta- tuvo una diferencia: esta vez, los funcionarios porteños se mostraron más abiertos a considerar mayores restricciones, incluso el pase a virtualidad de las clases.

En un clima de tensión, en donde sobrevuela la negativa de la Ciudad a aceptar las normativas de Casa Rosada, Santiago Cafiero, les señaló «que no hay más tiempo para dilatar medidas restrictivas». En principio, todos coincidieron en marcar la gravedad de la situación sanitaria y acordaron tomarse 24 horas para seguir coordinando los pasos a seguir. La idea del gobierno nacional es renovar el DNU presidencial con los parámetros epidemiológicos del proyecto de ley que se encuentra en el Congreso Nacional.

La reunión de los jefes de gabinete y los ministros de Salud pareció marcar el final de la etapa de rebeldía de Larreta, que se negó a continuar con las clases virtuales, tal como establecía el DNU de Alberto Fernández, consiguió un fallo de un tribunal amigable, desconoció otros fallos adversos de fueros federales y finalmente llevó todo a la Corte Suprema, que le dio la razón haciendo caso omiso de la situación epidemiológica. “Me llevaron a la Corte y quién tenía razón”, le devolvió el Jefe de Estado luego de que se conociera que Larreta está revisando su posición sobre las clases presenciales y la pandemia.

Los funcionarios porteños, si bien reconocieron que el panorama es preocupante, siguen hablando de un «leve ascenso de los casos». Pero, a diferencia de lo que viene ocurriendo, donde Nación y provincia de Buenos Aires consensúan medidas, y la Ciudad cumple algunas de ellas y otras no, en el encuentro quedó en claro que las nuevas medidas serán coordinadas. Desde la Ciudad pidieron esperar la evolución de los datos en los próximos días antes de fijar reglas adicionales. Las partes se tomarán, por lo menos, 24 horas para definir los movimientos a seguir e impulsar propuestas. Más allá de las distintas posturas, hay coincidencia en que la situación «es grave», y fue Cafiero quien resumió el estado actual en una frase: «Esto no da para más».

En paralelo, la Casa Rosada aumenta la presión hacia todas las jurisdicción para que dispongan mayores controles y amplíen la restricción a la circulación. En el Gobierno confirmaron que “se está hablando en esta misma línea y con este mismo tono con todos los gobernadores”. Muchos de ellos, preocupados por el avance de la segunda ola, ya anticiparon que van a avanzar en ese sentido. Al respecto, la ministra de Salud, Carla Vizzotti, volvió a advertir ayer que hay un «crecimiento exponencial e inusitado de casos en todo el país», que «pone en tensión» al sistema de salud en las provincias. Por ello, recomendó implementar «acciones intensivas, focalizadas y transitorias con mucho cumplimiento en el cuidado, mientras se continúa trabajando en la vacunación y se monitorea permanentemente cada uno de los indicadores».

«La realidad es que el sistema de salud está en tensión con las nuevas variantes que tienen una transmisibilidad más alta, una letalidad mayor e impactan en personas más jóvenes«, agregó Vizzotti y explicó que si bien el sistema sanitario fue fortalecido, el problema pasa por el «recurso humano, que está vacunado, pero (al mismo tiempo) está agotado después de un largo año de muchísimo trabajo en una tensión muy alta y permanente».

Desde la Gobernación bonaerense también mostraron su preocupación frente al incremento de contagios. En una conferencia de prensa realizada en la Casa de Gobierno, Daniel Gollan aseguró que la curva de nuevos casos «está aumentando a expensas de cómo crecen los contagios en el Interior (bonaerense)». Sin embargo, aclararon que no están pidiendo volver a Fase 1, algo que también comparte Alberto Fernández. «La gente no lo resiste», dijo el presidente. Esto significa que ninguno de los dos gobiernos piensan medidas que afecten el trabajo ni de industrias ni de las actividades agropecuarias. Sí evalúan mayores controles y se buscará que, esta vez, la Ciudad acate el próximo DNU que suspende las clases presenciales.

En el distrito porteño, en tanto, ya no descartan modificar el esquema de la presencialidad en las escuelas que, en la actualidad, mantiene a los alumnos de los niveles inicial y primario en las aulas y a los estudiantes secundarios bajo un sistema mixto, que combina la presencialidad con la modalidad remota de la educación a distancia. Una alternativa que baraja la ministra de Educación Soledad Acuña podría ser enviar a todos a clases virtuales, excepto a los primeros y últimos cursos de cada nivel, que seguirían presenciales; pero, hasta el momento, todas las posibilidades están bajo análisis.

Desde la Nación, advierten que seguirán los parámetros que ya plantearon los DNU y el proyecto de ley que enviaron al Congreso (y que no tendría chances de convertirse en ley antes de que se venza el DNU), donde se establecen qué medidas se toman a mayor circulación del virus.

El presidente, en tanto, podría tener hoy una nueva reunión con especialistas, infectólogos y epidemiólogos, camino a tomar la decisión final. Y es posible -aunque nadie puede asegurarlo aún- que se reedite la foto de los tres: Fernández, Larreta y Axel Kicillof comunicando una nueva decisión sobre la pandemia.

Habrá que ver si finalmente se da esa señal de que se terminó la rebelión porteña y están trabajando nuevamente de forma coordinada.

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Con información de Página12

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