Dominante, cuando estaba 1-0 en Río de Janeiro fue a buscar más, pero quedó 1-1 y fue favorecido por la no sanción de un penal para Fluminense; Marcelo Gallardo no se preocupa por la consecuencia: “Es nuestra forma”, justificó el entrenador.
Respeto. A River le tienen respeto. Sale al Maracanã a quedarse con la pelota para doblegar e incomodar al que tiene enfrente. El rival lo espera, le cede la pelota, apuesta a lastimarlo al aprovechar una jugada aislada o una aparición individual y resigna el protagonismo. Como si se supiese inferior. En ese contexto, el equipo de Marcelo Gallardo se siente cómodo con su idea de juego. Hay movimientos que salen de memoria. Un estilo que está aceitado hace años. Un carácter intachable. Y una mentalidad competitiva voraz. Ir por más está en su genes, pero también sabe que su espíritu le juega malas pasadas. Una vez más, no logró transformar su dominio futbolístico en situaciones de gol, le faltó profundidad y pagós caro sus riesgos: ganaba 1-0, no consiguió ampliar la ventaj y terminó 1-1 con Fluminense en su debut en el grupo D de la Copa Libertadores.
Regularidad, constancia, equilibrio. Quizás eso necesita River para poder sostener todo lo que muestra. Entender cómo ser más incisivo sin concederle ventajas a los rivales que esperan al acecho un error o una desatención para golpearlo. Fueron 60 minutos de control absoluto del partido en Brasil. Con la tenencia de la pelota (66,5% de posesión), marcó temprano el 1-0, a los 13 minutos, con un penal de Gonzalo Montiel, ocupó bien los espacios, tuvo orden táctico e inteligencia para jugar y presionó alto al perder la pelota para recuperar rápido y evitar que los talentosos futbolistas brasileños (el experimentado Nené y las jóvenes promesas Kayky Chagas y Luiz Henrique) le sacaran rédito a su talento en campo del rival.
Síntesis de Fluminense 1 vs. River 1
Pero no siempre alcanza eso. Y menos cuando son concedidos espacios que pueden terminar siendo peligrosos. Al conjunto millonario le faltó ingenio para desequilibrar. No tuvo la explosión necesaria para generar peligro en el arco rival, al punto tal que Fluminense terminó el partido con más remates: generó 14 (6 al arco) contra 5 (3 al arco). Así, a pesar de que el desarrollo del juego no tenía paridad, esa falta de chispa le costó el triunfo.
“Jugamos contra un rival importante y en un estadio mítico de Brasil. No es fácil venir y tomar el control del partido. No sostuvimos el resultado porque fuimos a buscar el segundo gol y en una pérdida de pelota nos convierten con espacios. Los concedimos para que nos empataran. Es nuestra búsqueda”, reflexionó Gallardo ante una consulta para LA NACION en la rueda de prensa posterior.
La conferencia de Gallardo
“Si nos faltó algo”, agregó Gallardo, “más allá del control contra un rival que nos respetó, fue chispa para generar situaciones. Pero valoro mucho lo que hicimos. River siempre juega igual y los rivales lo respetan”. Y siguió: “Nosotros basamos nuestro juego en el control y damos espacios, por eso no me preocupa lo que pasó. Es nuestra forma. Tomamos riesgos para jugar así. En el mejor momento nuestro, con control en el terreno del rival para tomar mejores decisiones, vino esa jugada descolgada que le dio energías al rival y lo metió en partido. Entiendo la frustración del empate, pero no hay que olvidar algunas cosas”.
Esa jugada se dio a los 20 minutos del segundo tiempo. En el mejor tramo de River, perdió una pelota en ataque con seis jugadores bordeando el área rival y ocho en campo contrario. Así, con tan solo cinco pases, el equipo brasileño aprovechó los huecos y llegó al 1-1 de Fred tras una gran asistencia de Juan Cazares, el ex futbolista de River que desequilibró el partido en favor del cuadro brasileño.
El ingreso del talentoso ecuatoriano le dio claridad y precisión al juego de Flu, que además comenzó a tener más presencia y lucidez al contragolpear. Y no todo quedó ahí. En el final, el árbitro Roberto Tobar obvió sancionar penal por una clara infracción de Fabrizio Angileri contra Lucca y, luego, Franco Armani le atajó un gran remate a Cazares que podría haber sido el 2-1.
Más allá de no haber conseguido los tres puntos, River se llevó de Brasil un empate valioso y sostuvo un histórico invicto en Copa Libertadores: lleva ocho encuentros sin caídas en tierra brasileña, con dos victorias y seis igualdades. Además, el experimento del entrenador con Milton Casco como volante interno en el 4-3-3 tuvo buenas respuestas, a punto tal que la línea del mediocampo fue lo mejor en el Maracanã.
Dentro de esa estructura, si hay un futbolista que refleja la idea de juego de este equipo es Enzo Pérez. Con su talento, logra que cualquier estadio sea el patio de su casa. Juega todos los partidos con una sorprendente naturalidad. Según los números de la empresa estadística Opta, tuvo 93 aciertos sobre 100 pases, 5/6 en balones largos, 7 recuperaciones y 3/5 en duelos de pelota en el suelo. Amo y señor del mediocampo, potenciado por la presencia de Agustín Palavecino, el mejor refuerzo. El joven de 24 años tiene en la cabeza la cancha y aporta mucho con sus pases de primera, sus pelotazos y su despliegue para recuperar y jugar. No se esconde y toma riesgos necesarios para elevar el rendimiento general.
Con marcados puntos altos, River se fue de Brasil con la sensación de que se le escaparon dos puntos que merecía. Pero su inicio en la Copa Libertadores está lejos de ser un problema. Contrariamente, le aclara que debe ajustar esos detalles que terminan siendo decisivos. Pero al rótulo de candidato importante sabe llevarlo muy bien.