El argentino jugó con la Roma su primer partido oficial esta temporadas tras varios meses de lesión y, con 31 años, es una incógnita qué pasará con él.
Javier Pastore volvió a sentirse futbolista este domingo. El jugador argentino disputó apenas seis minutos del duelo que la Roma se llevó por la mínima frente al Bolonia, suficientes para dejar atrás el calvario de lesiones vivido los últimos meses desde que fuera sustituido en un duelo ante el Milan el pasado mes de junio.
A sus 31 años, Pastore quiere demostrar que aún le queda mucho fútbol en sus botas en lo que resta de campaña después de que sólo haya logrado jugar 33 partidos con el equipo giallorrossi desde que desembolsarán cerca de 25 millones de euros para traerlo al equipo en 2018, muy por debajo de lo que se esperaba de un jugador con una calidad inagotable.
Surgido de la cantera de Talleres y consolidando su nombre en el fútbol argentino en Huracán, Pastore se hizo un referente a base de exhibiciones en el Palermo italiano, que ingresó nada menos que 42 millones cuando lo traspasó al Paris Saint-Germain en 2011. Con altibajos constantes, en Francia no llegó a reafirmar las expectativas de crack que sobre él había puestas y regresó a la Serie A siete años después, rumbo a la Roma.
De cómo lo haga de aquí a final de temporada dependerá, en gran medida, sus opciones en el futuro. Con contrato firmado hasta el año 2023, es previsible que la Roma busque rescindir su vinculación, a 4,5 millones por año, pero para ello Pastore deberá dar un más y volver a mostrar el jugador que un día maravilló a medio mundo con sus gestos técnicos.
Bien continuando en el fútbol europeo, bien regresando a Argentina o incluso probando en una liga más exótica, Pastore tiene la oportunidad de demostrar que puede ser muy útil en el equipo y que Paulo Fonseca le probara unos minutos fue sin duda el primer paso.
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