La canciller y los Estados federados acuerdan suspender la administración del preparado a menores de esa edad tras registrarse 31 casos de trombos y nueve fallecimientos.
Alemania solo vacunará con las dosis de AstraZeneca a mayores de 60 años, según han decidido la canciller Angela Merkel y los líderes regionales, que se han reunido este martes por videoconferencia para estudiar la recomendación del comité que asesora al Gobierno federal en materia de vacunación. La decisión se ha tomado horas después de que varios Estados federados decidieran paralizar la administración del preparado a menores de 60 años tras conocerse nuevos datos de casos de trombosis en personas recientemente vacunadas con AstraZeneca.
La decisión supone “sin duda un revés” para la campaña de vacunación en Alemania, reconoció el ministro de Sanidad, Jens Spahn, que compareció con Merkel ante los medios cerca de las diez de la noche. Spahn añadió que, a cambio, los mayores de 60 podrán vacunarse más rápido y quedar protegidos en la tercera ola de la pandemia. La recomendación de los expertos “no puede ignorarse”, dijo Merkel. “Todo esto traerá incertidumbre, pero la transparencia es la mejor manera de lidiar con la situación”, contestó a preguntas sobre la pérdida confianza de la ciudadanía en la vacuna de la compañía anglosueca. La canciller añadió que cuando sea su turno, se vacunará, con AstraZeneca si es la que le toca.
Tres Estados federados alemanes, Berlín, Brandenburgo y Renania del Norte-Westfalia, además de la ciudad de Múnich, en Baviera, anunciaron por la mañana que suspendían la vacunación de menores de 60 años con el preparado de AstraZeneca. Responsables de estos territorios aseguraron que no pondrán más vacunas de esta compañía tras conocerse que en el país se han registrado 31 casos de trombosis, de los cuales nueve resultaron en fallecimiento.
La consejera de Sanidad de Berlín, Dilek Kalayci, ha explicado este martes que “como medida de precaución” y tras los nuevos datos sobre efectos secundarios, la ciudad cancelará las citas en los centros de vacunación a la espera de una reunión con el Gobierno federal y los expertos del Instituto Paul Ehrlich, el centro de referencia para vacunaciones en Alemania. Poco después un portavoz de la ciudad de Múnich (Baviera) ha confirmado que también en esta ciudad se paraliza la administración de AstraZeneca a menores de 60 años. Y ha seguido el land de Brandenburgo, que rodea Berlín, y el de Renania del Norte-Westfalia, el más poblado de Alemania, con casi 18 millones de habitantes.
Por la mañana, el centro hospitalario Charité, en Berlín, había anunciado que dejaba de vacunar a su personal femenino menor de 55 años con el preparado de AstraZeneca. La misma decisión tomó el grupo de hospitales y residencias de mayores Vivantes. En Charité trabajan unas 18.700 personas. El hospital ha señalado en un comunicado que dos terceras partes de su personal ya han sido vacunadas, el 70% de ellas con el preparado de AstraZeneca. En el centro hospitalario no se han producido complicaciones, pero sus responsables prefieren “tomar medidas de precaución” hasta que se evalúen los datos.
Según el Instituto Paul Ehrlich, en Alemania se han detectado 31 casos de un tipo muy raro de trombosis, la trombosis de senos venosos, nueve de los cuales resultaron mortales. Los afectados habían recibido la vacuna de AstraZeneca. En 19 de los casos se detectó también deficiencia de plaquetas en la sangre (trombocitopenia). Todos los afectados menos dos eran mujeres, de entre 20 y 63 años. Los dos hombres tenían 36 y 57 años.
El comité que asesora al Gobierno alemán en materia de vacunación, conocido por sus siglas Stiko, ha recomendado usar las vacunas de AstraZeneca en mayores de 60 años, salvo en casos concretos, valorando el riesgo individual y a juicio de un médico. “Después de varias consultas, el Stiko ha decidido por mayoría, y con la ayuda de expertos externos, recomendar la vacuna de AstraZeneca solo para personas de 60 años o más basándose en los datos actualmente disponibles sobre la aparición de efectos secundarios tromboembólicos raros pero muy graves”, ha asegurado el comité en una nota de prensa publicada a última hora de la tarde del martes.
Los efectos adversos, ha añadido el comité, se produjeron entre cuatro y 16 días después de la vacunación, sobre todo en personas menores de 60 años. El Stiko tiene que decidir qué ocurrirá con las segundas dosis de quienes ya han sido vacunados con la primera. Según el comité, emitirá una recomendación complementaria a finales de abril. No corre prisa, puesto que la vacunación con AstraZeneca empezó a principios de febrero y las segundas dosis están previstas para principios de mayo, ya que se administran con un intervalo de 12 semanas.
Tanto la Agencia Europea del Medicamento europea (EMA, por sus siglas en inglés) como la Organización Mundial de la Salud (OMS) mantienen que la vacuna de AstraZeneca presenta más beneficios que riesgos. En la semana del 8 de marzo varios países europeos (Alemania fue el primero) paralizaron lotes del preparado de la farmacéutica anglosueca tras detectar eventos trombóticos en personas vacunadas. España canceló las vacunaciones el lunes 15 de marzo, a la espera de una investigación de la EMA. El organismo informó cuatro días después de que no había más trombos entre los vacunados que entre la población general, pero sí eran un poco más frecuentes dos tipos muy extraños: la coagulación intravascular diseminada y la trombosis del seno venoso cerebral. Aunque la EMA no encontró relación con el fármaco de AstraZeneca, tampoco la pudo descartar.
Distintas medidas según los Estados
Alemania había conseguido hasta ahora homogeneizar las medidas contra el coronavirus en sus 16 Estados federados. Las restricciones eran muy similares en todo el territorio gracias a que Merkel y los líderes regionales se reunían periódicamente y se ponían de acuerdo en cierres, aperturas y uso de mascarillas, entre otros. Pero en las últimas semanas los Estados, que tienen las competencias sanitarias, se están saltando los acuerdos y aprobando distintas medidas que en general van en el sentido de permitir una mayor apertura de la vida pública. Merkel mostró su disgusto con estas decisiones en una entrevista en la televisión pública el domingo por la noche.
Un ejemplo es Berlín, que el sábado, en una reunión extraordinaria, aprobó nuevas reglas que entran en vigor este miércoles. Entre las más destacadas está la de hacer obligatorio el uso de mascarillas FFP2 en los espacios públicos cerrados: medios de transporte, supermercados, tiendas, oficinas administrativas, etcétera. Hasta ahora la ciudad-estado permitía también el uso de mascarillas quirúrgicas (las de tela se habían prohibido hace semanas). La medida que menos gustará a Merkel es la de exigir pruebas negativas de coronavirus a los usuarios de las peluquerías o a los clientes de las tiendas no esenciales. Aunque parezca restrictivo, en realidad permite mantener abiertos establecimientos que según lo acordado a principios de mes con el Gobierno federal deberían cerrar.
La exigencia de test —bien una PCR, bien una prueba de antígenos— no debería suponer un problema para los berlineses, ya que su Gobierno regional (una coalición de socialdemócratas, verdes y la izquierda) está ofreciendo un test de antígenos gratuito por ciudadano a la semana en varias clínicas repartidas por toda la ciudad. El alcalde de Berlín ha pedido a los ciudadanos que se hagan test antes de reuniones privadas. En la ciudad, como en la mayoría de Estados, es posible juntarse con los miembros de otra unidad de convivencia siempre que no se superen los cinco participantes (excluidos niños). Las empresas deberán dejar libres el 50% de los puestos de trabajo presenciales y ofrecer dos test semanales a sus empleados. El Gobierno de Berlín también ha sugerido a los centros comerciales que organicen puntos de testeo en sus instalaciones para facilitar el cumplimiento de las normas.
El Mundo