Por primera vez, la popularidad del presidente cayó por debajo del 30%, mientras Brasil ya supera a Estados Unidos en muertes por día.
Brasil es el nuevo epicentro mundial de la pandemia tras superar en cantidad de casos diarios y muertes por millón de habitantes a Estados Unidos, según datos de la prestigiosa Universidad Johns Hopkins.
Esto se suma a las nuevas cepas surgidas en Río de Janeiro y Manaos, esta última con una carga viral diez veces más poderosa que el resto, que ya cuenta con circulación comunitaria en varios países, incluída la Argentina. Además, el sistema de salud de la mayoría de los estados está al borde o completamente colapsado y no parece haber respuesta del gobierno de Jair Bolsonaro.
Según pudo constatar LPO, 19 estados brasileños tiene más de 80 por ciento de las camas de terapia intensivas ocupadas, algunos de ellos superan el 90 por ciento como Río Grande do Norte, Ceará o Santa Catarina y gran parte del territorio nacional volverá a políticas de restricción estrictas.
La Fundación Oswaldo Cruz informó que las tasas de ocupación se clasifican en zona de alerta crítica (roja) cuando sean iguales o superiores al 80 %, en zona de alarma intermedia (amarilla) cuando sean iguales y superiores a 60 % e inferiores al 80 y fuera de la zona de alerta (verde), cuando sea inferior al 60 %.
19 estados brasileños tiene más de 80 por ciento de las camas de terapia intensivas ocupadas, algunos de ellos superan el 90 por ciento como Río Grande do Norte, Ceará o Santa Catarina y gran parte del territorio nacional volverá a políticas de restricción estrictas.
La imagen muestra una secuencia de 17 mapas desde julio del año pasado a ahora, de ocupación de cuidados intensivos en el Sistema Único de Salud (SUS). «Incluso en el período entre la segunda mitad de julio y el mes de agosto, cuando se registraron los mayores números de casos y defunciones en el país, no hubo un escenario como el actual, con la mayoría de los estados y Distrito Federal en la zona de alerta crítica», añadió el instituto especializado.
A su vez, hay estados que registran niveles de ocupación mas bajos pero en el análisis de las ciudades que conforman las zonas metropolitanas, el número crece por encima del 80 por ciento. Un ejemplo de eso es Río de Janeiro, en donde el alcalde Eduardo Paes decretó toque de queda entre la 17 y las 5 de la mañana.
Un dato importante aportado por una fuente del SUS a LPO es que en el balance general de la situación sanitaria y el porcentaje de las personas internadas no toman en cuenta a los hospitales militares. «Las tres ramas y las policías estatales son fuerzas auxiliares -como los Carabineros en Chile- y no entran en la cuenta. Tampoco hubo ningún movimiento en toda la pandemia para ofrecer esas camas. Parece un detalle que no es relevante pero expone el poder de las Fuerzas Armadas en este momento», contó.
El médico, ex ministro de Salud de Lula y Dilma y actual diputado Federal, Alexandre Padilha, habló con LPO y dijo que «Brasil se encuentra en el momento más grave y crítico de la pandemia. Por primera vez, todos los estados brasileños tiene mas del 80 por ciento de sus camas de terapia intensivas ocupadas por coronavirus, con filas con centenas de personas en cada uno de los estados esperando lugar».
Para el dirigente petista, los motivos por los que se produce esta crisis son dos. «Bolsonaro cortó recursos del Misterio de Salud el último año y elevó el cierre de mas de 9.000 camas de unidades de terapia intensiva que habían sido en abiertos en el último año». «Para agradar al mercado consideró que la pandemia terminó en diciembre de 2020 y eliminó recursos en salud, educación y el auxilio de emergencia. Ese ajuste en la salud hizo que pasaran de 13.000 unidades abiertas en 2020 a 3.000 en enero de 2021», añadió.
La segunda razón, resaltó Padilha, «es la nueva del virus, altamente contagiosa que infecta a más personas y eleva el riesgo de la gente más jóvenes, especialmente los menores de 50». «Hay una ocupación total del sistema de salud y varios estados tiene centenas de personas esperando. Sólo en San Pablo hay 282 personas que precisan estar dentro de una UTI y no la tienen, inclusive aquellos que tiene dinero para pagarla», enfatizó el diputado.
Para el médico brasileño son muy importante las medidas de cierre de las ciudades por lo menos por 15 días que el propio Bolsonaro salió a criticar en las últimas horas.
Un estadio de Santo Andre en las afueras de San Pablo, acondicionado para recibir pacientes críticos de Covid.
De todas formas, la crítica situación sanitaria del país no hizo mella en Jair Bolsonaro quien relativizó la gravedad de la situación y pidió dejar «las mariconeadas» el día en el país superó el número récord de 1910 muertes por coronavirus.
La evolución de la mortalidad es preocupante. De acuerdo a los datos recabados por LPO, los fallecidos en el país pasaron de 34.872 entre noviembre y diciembre a 59.577 entre enero y febrero, un aumento del 71 por ciento.
La suma empeora en el desagregado por estado. Los tres más afectados son Amazonas con un aumento del 662 por ciento (las muertes pasaron de 730 a 5.565), Roraima un 229 por ciento (de 95 a 313) y Pará 225 por ciento (441 a 1434). El listado lo continúan Rondonia y Mina Gerais.
En este contexto, Padilha aseguró que «Bolsonaro tiene una actitud genocida porque cree que la pandemia solo será controlada cuando el 100 por ciento de la población esté contagiada. Por eso, estimula acciones para promover el contagio». Una teoría de rebaño que entró en crisis precisamente en Brasil donde a pesar que más del 70% de la población había pasado por el Covid, la ciudad volvió a colapsar por las reinfecciones.
«Con eso alimenta un discurso de preservación de la economía y una narrativa negacionista para movilizar a su base política y llegar con chances a las elecciones del año que viene», cuestionó.
Hay dos preguntas que sobrevuelan la realidad brasileña. Por un lado, que tal fuerte puede ser el colapso sanitario y sus secuelas y, por otro, si esto traerá consecuencias políticas.
En este punto, el diputado del PT denunció: «Bolsonaro prepara un caos social y conflicto en el país a través de la liberación de la portación de armas para milicias y paramilitares. Apuesta a la fragilidad de las instituciones democráticas como hizo Trump». «Esta crisis sanitaria traerá consecuencias políticas porque hay muchas personas que votaron Bolsonaro en 2018 que no lo volverían a votar. Ha perdido apoyo popular y solo se concentra en el 30/35 por ciento de apoyo de su núcleo.», proyectó.
También consultó al politólogo y jefe del Departamento de Relaciones Internacionales de la Universidad de Río de Janeiro, Mauricio Santoro, quien consideró que «la popularidad del presidente alcanzó su punto máximo a finales del año pasado, justo por debajo del 40% y ha ido disminuyendo a lo largo de 2021, debido a la combinación del fin de las ayudas de emergencia, el agravamiento de la pandemia y la escasez de vacunas».
«Esta semana, por primera vez, la popularidad presidencial cayó por debajo del 30%. Probablemente se reducirá aún más. Trump logró mantener su apoyo siempre por encima del 40%, pero tenía dos cosas que Bolsonaro no tiene: un partido político sólido y bien organizado, y una economía funcionando bien (al menos hasta el inicio de la pandemia)», agregó.
Santoro sostuvo que «desde el inicio de la pandemia, el presidente ha perdido el apoyo de partes importantes del electorado, principalmente en la clase media y la élite. Ahora enfrenta una creciente desconfianza de los empresarios por sus esfuerzos por controlar los precios de los combustibles y por sus intervenciones en la gestión de Petrobras y el Banco do Brasil».
«Sin embargo, mantiene con un fuerte apoyo entre los evangélicos, los militares e hizo importantes acuerdos políticos en el Congreso con partidos tradicionales que le garantizan cierta protección contra el juicio político», culminó.
Bolsonaro construyó un marco de alianzas que parecen sólidas dada la gravedad de la situación sanitaria pero como suelen decir los analistas en Brasil, el futuro de un presidente lo define el humor popular, que es lo único capaz de activar un juicio político que pueda cambiar el sistema de relaciones. A esta altura, sabemos que la pandemia cambia todo en un abrir y cerrar de ojos.
LPO